domingo, 29 de octubre de 2017

Los silencios habitables



Hemos alquilado una hermosa casa y la estamos decorando a nuestro gusto. Poco a poco comienzo a sentir que es un hogar.

En él pasamos tantas horas... lo llenamos de risas, a veces pausadas, algunas veces a carcajadas. Nos ríe el alma en esos momentos, verdad? Hasta los vecinos nos oyen reír y el otro día me lo comentaron.
A las risas les acompañan siempre las palabras, todas las que nos decimos en las madrugadas. Esas palabras que hacen que al día siguiente sonría peses a estar durmiendo tan poco. Porque este nuevo hogar me arranca mil sonrisas. Yo, la de la risa fácil y la sonrisa difícil. La que perdió al nacer el gesto de la sonrisa, ahora pasa el día mirando cono ojos nuevos y brillantes.

Este, quizá, nuestro hogar, tiene la habitación en penumbra, para las horas en que te gusta descansar. Los ojos se habitúan a la oscuridad y aprendo a navegar con el sonido de tu voz, a buscarte entre tinieblas, a recorrerte sin temor a perder el rumbo, a surcar mareas.

Pero quizá de todas las estancias de esta casa alquilada, la que más aprecio, a la que le otorgo un valor especial, es esa estancia donde residen nuestros silencios.
Porque hay silencios entre dos que hieren, Silencios que duelen, que incomodan o dejan el aire tan cargado que hacen imposible la vida. 

Pero nuestros silencios son cómplices, se entienden y reposan. Dejan que pase el tiempo mientras nos contemplan, cada una a sus cosas. De vez en cuando levantamos la mirada, para asegurarnos de que la otra permanece al lado. En mi caso para poderte observar enternecida, para poder descubrir tu rostro concentrado, para seguir disfrutando del silencio.

Propiciamos los silencios habitables en las largas tardes. Mientras, la vida ahí fuera torna en fealdad y nosotras seguimos sonriendo para que no nos alcance. 


3 comentarios:

  1. Alasdemariposa: vamos,vamos,
    Qué alegría leerte estas emociones y alegrías.
    A vivirlas!!!
    Buenos días.

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    Respuestas
    1. Buenos días... Si... emoción y alegría, pero todo con perspectiva. Dejemos que las cosas se asienten y que esa "casa" que estamos construyendo tenga una consistencia real.

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