Me ha costado mucha parte del curso que
acabo de finalizar comprender algo que no cesaban de repetirnos...
Cada una es dueña de sus sentimientos y sus sensaciones. En el plano
físico y en el plano emocional...
Cuando hacíamos ejercicios prácticos
y teníamos que tocar a otra persona, a esa persona podía sugerirle
mil sensaciones diferentes sin que la intención fuera más allá de
un roce.
Del mismo modo, cuando decíamos algo,
podíamos tocar fibras sensibles, heridas que tenemos todas...y la
reacción de las personas que nos escuchaban tenían que ver más con
las vivencias de esa persona que con la intención real de tus
palabras.Lo cual no quita, desde luego para actuar siempre con buena fe...En definitva, que eres responsable de lo que haces y lo que dices, pero no puedes controlar en absoluto la reacción de tu interlocutor.
Debo tenerlo muy presente estos días
para seguir racionalizando determinadas cosas...
Y hoy...hoy he vuelto a ti, mi querida
Huck...hoy te necesitaba...me hubiera encantado que estuvieras como
aquella tarde de lluvia, sentada cómodamente en el suelo, tocando la
guitarra y cantando a Silvio...Ojalá hubieras estado aquí...Ojalá...
Aquella tarde tamizada por el vino de
la comida...tú cantabas, pero a otra mujer. Mientras, yo apresaba
las notas, hacía mía tu voz y en mi cuerpo se acumulaban todas esas
sensaciones...la carne de gallina al escuchar la dulzura de un
lamento, la necesidad de frotar tu ceño fruncido para ayudarte a
dejar a un lado el dolor, la impotencia de saber que por mucho que
queramos, no podemos forzar los sentimientos de nadie...
Tú eras dueña de tu mirada y entonces mirabas en una dirección muy concreta. Pero me regalaste
todos esos momentos de música, de poesía, de amor a la tierra, que
compartimos aquellos días. Y me ayudaste a comprender que la intensidad
con la que lo viví estaba desligada de la generosidad con la que me lo
entregaste.
Por eso, entre otras cosas, dejaste una
huella tan profunda en mí. Porque sin tú quererlo ni saberlo, me
diste algo que se convirtió en lo más importante que he aprendido
en muchos meses. Y aunque ahora no hablamos mucho, sigues presente.
Te pienso a menudo.
Si, hoy te he traído...porque
necesitaba escucharte de nuevo. Hubiera sido muy fuerte llamarte por
teléfono y pedirte así, sobre la marcha que me cantaras, verdad?
He buceado en el ordenador y he
descubierto que no sólo grabé tu voz sino también tu imagen de
aquella tarde. Así que te he dado al play y has comenzado a
entregarme de nuevo la canción. Has vuelto a quedarte pillada en ese
mismo verso de siempre y como aquella vez, a mí se me han escapado
las lágrimas.
Hoy te necesitaba mi querida Huck
porque aunque ella no lo sabe, me ha provocado algún sentimiento y
mil sensaciones, que no han sido intencionadas, que son todas mías y
que debo atravesar para seguir adelante como quiero.
Ojalá se le acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta...