Los post olvidados

Cuando ya no tenga...

Cuando ya no tenga ganas de abrazarte cada noche, de aferrarme a tu cintura ni acariciar tu pecho... cuando ya no tenga ganas de pronunciar tu nombre, ni de mencionarte con tus motes, cuando ya no despierte llorando por haber soñado que me decías que deseas a otra persona, cuando ya no vea tu pelo alborotado en las nubes, cuando mi tristeza no quede reflejada en tus pupilas. Cuando ya no tenga fuerzas para seguir llorando o cuando la sonrisa le gane la partida al llanto... cuando ya no duela, cuando ya no duelas, cuando ya no tenga ganas de acariciar toda tu piel por el simple placer de sentirte... cuando ya no seas para mí la gran mujer de pequeños mundos, mi risa y mi rutina, mi honesta ecologista, mi reposo, cuando ya no tenga miedo de verte y lanzarme a tu abrazo... entonces quizá todo habrá pasado.






Sobre los silencios....


Dices que el silencio no existe. Y es cierto
En ocasiones las palabras no viajan desde el cerebro hasta las manos, ni comienzan en la boca su trayecto hasta los oídos, sino que nacen del Alma y llegan hasta los ojos. A veces las palabras se escapan tras las miradas y se esconden tramposas en los silencios.
Mi cuerpo habla en tardes de lluvia y los secretos que cuenta resbalan con las gotas por la cuesta abajo de mi calle. El sonido del agua golpeando mi balcón es la banda sonora de mi alma gritando. El eco de mi voz retumba en el vacío del silencio.
Susurros, quejidos, voces, gritos, aullidos... Sonidos que transformo en cada momento de acuerdo con mi estado de ánimo.
Pero aún cuando callo te sigo hablando. Mis silencios son palabras dichas de otro modo. Una voz que apenas conoces más que la real. Mi mundo expresándose a través de mis ojos, de mi Alma, de mis manos escribiendo. Reclamando conocer otras voces que apenas conozco. Pujando por salvar esa distancia que a veces se forma entre nosotras. Peleando contra tu "da igual", contra tu desidia. Diciendo tanto, con cada "weno"...
No hay más silencio que lo que no quiere ser dicho. Pero yo continúo hablando...




Porción de cielo


Hablaba el otro día con una poeta, Noni Benegas, acerca de las cosas que escribes y que por algún motivo guardas y no publicas. Comentábamos cómo al cabo del tiempo, las descubres, y te decides a publicarlas. Tal vez en ese momento piensas que no están tan mal como creíste en su día, o han cobrado actualidad, como si cuando las escribiste lo hubieras hecho para un momento que vivirías en el futuro...Para mí son los post olvidados.

Tengo infinidad de papeles con frases, pensamientos, palabras sin sentido...que de repente surgen en mi mente y escribo en lo que tengo más a mano. Voy almacenando en mi casa libretas, cuadernos, librillos en blanco...pero siempre termino escribiendo en un sobre, en una servilleta...me surgen las ideas cuando veo algo por la calle, cuando oigo alguien que dice algo que me resuena...no sé, de repente algo hace click y comienza ese proceso en el que busco con ansia un lugar donde plasmar lo que en ese momento aparece como un torrente en mi cabeza.

Las palabras, las reflexiones, los sentimientos se despeñan y antes de perder las palabras precisas que están surgiendo busco anotarlas para intentar más tarde trabajar con ellas. Suelo fracasar en lo de trabajar con ellas. A menudo yacen tal cual en esos papeles que después caen en el olvido. Hasta que un día los descubro y pienso, como decía Noni, que no está tan mal y que quizá merezca la pena publicarlo...


Hay una porción del cielo de Madrid que guarda tus gestos. Hay una parcela del cielo de Madrid, que me habla cada día de ti.

He descubierto que existe un lugar invisible que ahora habito. Un lugar en el que no soy...o soy a ratos...o puedo llegar a ser...la peor versión de mí misma...

Te traigo a este lugar. Podría decirse que te secuestro. Te retengo en contra de mi propia voluntad. Y extraño...extrañamos ese precioso lugar del que veníamos, lleno de actos espontáneos. Como si ahora todo fuera impostado. Y me entristece porque estos días eres cielo y nube. Eres una hermosa pluma sonriente. Y eres Chaouén y Tracy Chapman. Eres prosa abrupta y puro tartamudeo en mí. Eres cada beso y abrazo que me das y mi mirada dirigida siempre a los lugares donde no moran tus ojos.

Cómo podría destruir este invisible lugar al que nos vemos abocadas. Significaría tal vez enmudecer, perderte, perderme, intentar flotar mientras tú al fin sales volando.

Cómo despedirme de ti, mujer de pequeños mundos, cuando aún estoy tratando de acercarme. Cómo despedirme de la ternura y salvar el vuelo de tu abrazo...

1 comentario:

  1. Belleza absoluta, querida Chris. Gracias por rescantar de la oscuridad del encierro estos "post olvidados"

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