domingo, 27 de noviembre de 2011

Invéntame un final feliz...


Me puede la realidad este domingo. No es que viva ajena a ella, para nada...pero es que siento que me supera. No sé, hay días en que te haces más consciente de aquello que no sucede, de lo que querías y no puede ser...de situaciones contra las que te rebelas...y cuesta a veces no enfadarse con la vida, aceptar lo que ha llegado porque así tenía que ser...

Respira, Chris, respira...me digo...ves? Hoy necesitabas tú uno de esos masajes que a veces das...va a ser cuestión de colocar un anuncio pidiendo voluntarias. Qué terrible...¿te imaginas que no contesta nadie? Ummm, está claro que hoy ando pesimista.

Las dos últimas semanas han sido extrañas, con mucho cansancio físico. Hay días que me he marchado a la cama a las 10 de la noche. Tremendo. Y aún así, he estado llegando tarde al trabajo. Además, el otro día en el metro me agarré un cabreo monumental. Me fastidia mucho la gente que va en plan ave de rapiña a por los sitios...Os cuento...

La otra mañana una barbie cuarentona enfundada en una minifalda morada, con cazadora morada, los ojos pintados de malva y subida a unos tacones imposibles (adivinar el color) me arrolló cuando el hombre que estaba sentado delante mío en el metro se levantó. Me quedé estupefacta ante la energía de la rubiadebote a la hora de apartarme y sentarse ella. Oye, que una tiene su volumen y no es fácil quitarla de en medio... 

Al cabo de un rato quedó libre el asiento de enfrente y me senté. Entre nosotras quedaba la barra central. Al llegar a la parada final en la que ambas nos bajábamos, se levantó y tropezó con las piernas del hombre que dormitaba a su lado. Se precipitó hacia delante y para no terminar de caer se agarró a la barra. Con el frenazo del metro y la inercia, llegó a dar una vuelta completa en la barra mientras se caía de los supertaconazos que llevaba. Fue como un cutrebaile de barra, de muñeca venida a menos. Al final quedó sentada de culo a mis pies y yo sin inmutarme, ni ayudarla...no quise pude evitar el típico pensamiento chorra de "al final todas caen rendidas a mis pies" (chula que es una!!) 

Ayer en el supermercado, una señora mayor delante mía resbaló con el suelo fregado. Atiné a cogerla antes de que cayera. No le di mayor importancia y tras cerciorarme de que estaba bien me fui hacia la cola de la caja. Una empleada se preocupó por si le había pasado algo y la anciana contestó mientras me señalaba... “No, estoy bien...menos mal que me ha sujetado ese señor.” Y yo que pensaba que no se me notaba tanto la barba...ays!! ya ni siquiera soy chaval...he pasado a señor...

En fin...creéis en los milagros? Lancé preguntas al Universo y esta semana debería recibir al menos una contestación. Me he movido, he pedido...cosa rara en mí...no acostumbro a pedir y ahora estoy esperando. En realidad no fue al Universo, fue a dos personas concretas, pero creo que es necesario que se mueva todo el Universo para que las respuestas sean positivas...Cruzaré los dedos...




lunes, 21 de noviembre de 2011

¿De cabeza al convento?


Post 20N... Madrid amanece gris y con lluvia. Me puede la melancolía en este día triste. En mi mente, todavía flota lo que pasó anoche.


Quizá nada hubiera sucedido si no hubiese notado que tenías frío. Pero advertí ese ligero temblor de tus labios y la postura algo encogida. Desde que te vi por vez primera surgió en mí un fuerte deseo de protección. Mi cabeza aún no lo sabía pero mi cuerpo clamaba por abrazarte, como si reconociera esa piel que habitaba bajo tu jersey.
Alargué el brazo y comencé a frotarte suavemente la espalda. Tu vaivén me hizo comprender que te gustaba y te atraje hacia mi, pasando mi brazo por encima de tu hombro. Te acurrucaste y en aquel preciso momento supe que en mi cuerpo había espacio para ti. Que entre mi costado y mi brazo ha quedado ya libre un espacio que te corresponde.


Las velas y el olor a incienso pusieron el toque íntimo, sólo faltaba algo de música que buscaste sin demora. Teníamos el momento perfecto. Ese momento que te correspondía a ti y el que me correspondía a mí..¿podríamos transformarlo en un momento nuestro?
Te tumbaste en la cama, atravesada y boca arriba, situada junto a mi cabeza... comencé a frotar mis manos. No quería que tuvieras sensación de frío. Acerqué las palmas a tu cara a modo de presentación y tras notar mi energía esbozaste una leve sonrisa de asentimiento.
Comencé por tu frente trazando círculos pequeños con mis dedos. Tu pelo me llamaba. Ese pelo corto, fino, suave, tan diferente al mío, duro y fuerte. Controlé mis ganas de alborotarlo y simplemente masajeé tu cuero cabelludo para que notaras la fricción de mis dedos.


Tus cejas, pestañas, el borde de tus duras orejas...todo era un camino nuevo por el que comencé a transitar disfrutando de la sensación, atenta a los mensajes que tu piel trasmitía a mis dedos. Intenté abrir la zona nasal para que respìraras mejor. No sé si será un resfriado o la pequeña alergia que me cuentas que tienes pero necesitaba que siguieras respirando. Esa exhalación de aire serían las únicas palabras que pudieras pronunciar en la siguiente hora.


Tus hombros fuertes y redondeados invitaban a demorarse en ellos. Por primera vez me eché un poco de aceite en las manos y los masajeé suavemente. Me gustaba tu firme y pecoso deltoides. Lo contemplé por un segundo, el tiempo que necesitaba, acostumbrada como estoy a admirar esa parte de la anatomía femenina, para decidir que era uno de los que mejor había encontrado.
Mis manos se fueron deslizando sin prisa por tu pecho. Al igual que en el caso de la nariz, mis manos trazaban líneas hacia fuera tratando de abrir la musculatura y que eso te permitiera respirar mejor. Note tu respiración algo entrecortada y froté con suavidad, con mi palma entre tus pechos. Quería obligarte a bajar la respiración hacia la zona del vientre. De poco sirvió explicarte que si respirabas con el vientre sentirías más. Noté que bloqueabas el aire a la altura del pecho.


Por fin llegó el momento de acariciar tus altas dunas. Mi mano avanzó, no sin miedo con la mayor suavidad que pudo. Utilicé las yemas de los dedos y en su punto más alto las cambié por el lateral de la mano donde para mí respetuosamente habría menos sensibilidad. Tu respiración se agitó y por unos momentos se hizo más rápida.
Tras unos minutos en que recorrí mil veces tu pecho y tu vientre te pedí que te dieras la vuelta, Antes de que lo hicieras quise recorrer de nuevo tus costados donde era evidente que sentía un placer especial...demorarme en ellos y en su suavidad.. Finalizaba en la línea de los ovarios cuyos caminos terminan en la zona genital. Por un momento pensé en bajar hasta allí pero me salvó el pudor de acabarnos de conocer...


Una vez en tu espalda, mis manos encontraros un campo de trigo dispuesto a ser acariciado una y otra vez. Pasé mis manos como si rozara levemente las espigas de tu cuerpo de primavera. Los homóplatos, la musculatura paravertebral, y finalmente la cresta ilíaca...me sé los nombres de memoria pero quise alejarlos de mi conciencia para sentir que tocaba tu piel, así que dejé que mis dedos recorrieran cada centímetro explorando las diferentes elevaciones allí donde había zonas más prominentes o donde el músculo presentaba tensión.


Cerré mis ojos y recomencé por los hombros...estrechos pero fuertes, redondos y suaves. Mis manos se deslizaban fácilmente debido al aceite que me había echado. Mis pulgares resbalaron hacia abajo resiguiendo la línea de tu columna. Me gustaba atrapar los nudos y ejercer presión con los dedos o las palmas tratando de calmarlos. Pegada a la columna dejaba que mis palmas trazaran surcos en horizontal que invariablemente terminaban con mis dedos rozando tus pechos. Cuando decidí bajar me demoré, de nuevo sin prisas, por tus costados sintiendo cómo tu respiración se agitaba. Qué dulzura fue recorrer tus brazos.


A estas alturas me movía por toda la cama persiguiendo tu silueta. Mis yemas no querían dejar ningún espacio sin visitar y tu cuerpo comenzaba lentamente a responder ante la llamada de mis dedos temblorosos.
Tras la eternidad que dediqué a tu espalda decidiste que mi suavidad te hacía falta de nuevo por delante. Bajaste la manta lo suficiente como para invitarme a recorrer tu pecho y abdomen de nuevo. El olor a incienso me transportaba a un mundo cálido de caricias, la luz de las velas proporcionaba la temperatura adecuada y la música, esas notas que llegaban a mis oídos me regalaban mil sensaciones todas asociadas a tu piel. Recorrí de nuevo tu abdomen. Trazaba círculos en torno a tu ombligo para desplegar mis dedos por el sendero que hacen tus óvulos. Sentía tu cuerpo de mujer diciendo mi nombre con cada suspiro que exhalabas.


Me olvidé de quien era cuando mis dedos treparon por tus pechos y se entretuvieron en dibujar sus contornos, en rozar los vasos sanguíneos que aparecían bajo la débil piel y que se demoraron una milésima de segundo más de lo prudente al tropezar con los pezones.
Para ese momento tu respiración era agitada y tu vientre provocaba a mis labios. Incapaz de controlarme más, tras una última caricia al ombligo cesé todo movimiento. Me levanté y te dejé a solas con tus manos. Yo me di una ducha bien fría.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Fotografías sobre un marco nuevo


Mi periplo hospitalario aún continúa. He tenido que ir al neurólogo. Ya no cabe duda, estoy mal de la cabeza. Sé que acabo de confirmar vuestras peores sospechas. Tranquilas...también las mías...

Pero harta de tanto trajín, médico va, pastilla viene...decidí hace unas semanas regalarme algo para celebrar el aniversario. ¿Qué aniversario? Pues el mío propio. Hace un año que comencé con mi crisis de ansiedad y al paso que voy dejaré en ná la económica!


Pues eso, que aproveché el fin de semana del aniversario y una invitación sureña recibida para lanzarme a la aventura. Normalmente preparo los viajes con mimo y cuidado. Elijo bien el destino, me busco información y mapas y cuando llego casi casi ya lo conozco.  

Ahora bien...esta vez fue completamente diferente. Me dejé llevar por mi intuición y me subí en un avión con mi oboe como único equipaje, rumbo a una isla. Si, una isla de esas que aparecen en los folletos turísticos. Ese destino que promete y garantiza sol y juerga. Pero algo debió suceder durante el sueño que eché en el avión. Estoy segura de que un capitán Garfio moderno secuestró el avión y me llevó a una isla perdida en mitad del océano. Desaparecida de los mapas para que nadie acceda a ella. Si, estoy convencida de que cambiaron mi lugar de destino y me llevaron al lugar más especial de la tierra.

Un lugar mágico, alejado del sol, lleno de nubes, brumas y nieblas. Pero lejos de ser frío, lo habitaban dulces personas. En especial la que me acogió y la que se encargó de llenar mis oídos de música preciosa.

Cómo puedo explicar lo largo que se me ha hecho este viaje... Fueron cuatro días que parecieron meses por todas las vivencias...Quizá es que en vez de recorrer 4.000 kilómetros me fui mucho más lejos. Por momentos pensaba que había llegado al límite del mundo.


Surcamos caminos donde parecía que acababa el planeta que conocemos. Recorrí senderos propios de la Tierra Media, abrí los ojos buscando hobbits y estreché una mano para guiarla ciega por el mundo de los sentidos.  


Más allá de las nubes no cabía definición alguna conocida. Las palabras dejaban atrás sus posibles significados Simplemente fueron días de abrir el alma en canal y dejar que se empapara...con la lluvia horizontal, con las notas de su guitarra, con la mezcla de acentos, con los silencios compartidos, con la belleza de las ballenas, con la textura de los árboles que abrazamos, con el color de su voz, con el gusto del agua salada, del mejor salmón que comí en mi vida, con el sabor del vino afrutado...con la marea verde de su mirada, con el espíritu de Junior prendido en mis pupilas, con cada abrazo en que nos encontrábamos...





He vuelto enamorada de un príncipe amarillo, he llegado con la las nubes que pude atrapar en mi maleta y Silvio en mis oídos. Ojalá...Ojalá nos encontremos de nuevo en algún breve espacio...my huckleberry friend...



sábado, 5 de noviembre de 2011

Turismo Hospitalario


Hasta ahora pensaba que el turismo hospitalario era el que trataba de practicar con las peregrinas que acogía en el Ala Norte del Rincón del Arco Iris. Pero hoy he conocido una nueva acepción que no me ha gustado nada. Nop!!

En fin, imaginaros la escena...Andaba yo esta mañana mareadilla...lo que se dice con la cabeza más pallá que pacá. Nada extraño porque llevo toda la semana con mareos y parestesias de las mías, de las que me dejan las piernas flojas y los pies sin sensibilidad. Vamos, que estaba yo para correr maratones!!
Me encontraba toda afanada escribiéndole un correo a Pena Mexicana, comentándole algo que me pasó ayer, cuando la he dejado literalmente a medias con una frase del estilo...lo siento tía no puedo seguir...he tenido la deferencia de darle al botón de enviar y me he escapado corriendo al baño a agarrarme a la taza del water como en mis mejores tiempos.

Después de echar hasta la primera papilla he vuelto a mi puesto de trabajo y he llamado a mi padre para que me viniera a buscar, A partir de ahí he ido reconstruyendo lo sucedido con los retazos que me han ido contando unos y otros...Al parecer se ha apoderado de mí el espíritu de Tarzán y entre violentos temblores sólo decía...agua nuca, agua nuca...mis compis no sabían si era una especie de mantra hacia la lluvia que cae hoy en Madrid o un spot del canal de Isabel II.
Menos mal que una avispada ha agarrado su botella de litro y se ha decidido a bautizarme. Mi nuevo nombre...”chris la meneitos” a juzgar por los temblores que me recorrían.

La siguiente fase ha sido sacarme de la sala donde trabajo. Una, que es muy suya... pretendía hacerlo con algo de dignidad, como cuando de adolescentes y en plena borrachera decíamos eso de “estoy bien, dejarme que puedo sola”. Con ayuda y todo, según me dicen mi salida ha sido similar a esta estampa...


Y qué bien acompañada iba...con dos mozos escoltándome...más bien sujetándome porque me caía. Lástima que uno mida metro noventa y el otro apenas supere el metro sesenta...se me veía un poco descompensada.

Aunque no paraba de repetir...agua, agua...han decidido que con un bautismo era más que suficiente para la moral que se estila en mi empresa y me han bajado al parque interior para que me diera el fresco. Eso si...fresco relativo porque me han tumbado en un banco de madera y se han dedicado a taparme con abrigos cual pordiosera. A mí me sonaba al chiste del ING...tu banco y cada día el de más gente...Por más que decía calor...calor...no entendían que mi cuerpo por encima de 18 grados reacciona como si se estuviera cociendo y por encima de 25 como si le trincharan en el mismo infierno...

Y ahora...intenta explicarle en plan Tarzán a alguien que está hablando con el 112 lo que te ocurre para que responda a las preguntas del médico...

Qué síntomas tienes? Mareo yo. Calor. Nausea. Vomitado. Agua nuca
Edad? 39
Como se llama la enfermedad? Desmielinización
Des qué? Desmielinización
Y eso que es? laksdj
Dice el médico que si es Esclerosis? Pasapalabra

Qué rapidez la de la sanidad madrileña que en menos de 10 minutos estaba allí la ambulancia...y media empresa paseando por mi lado para ver el espectáculo...ays qué vergüenza!! Sería posible que me tragara la tierra? No...me perdería lo mejor.

A ver, vamos a medirte el ritmo cardíaco...no aparece nada, probemos en otro dedo...tampoco...chiquilla tú estás muerta!! Mejor te llevamos al hospital porque estás sincopada y que te hagan una analítica y te pongan suero...

Y entonces me han subido a una silla con ruedas y han intentado llevarme por un camino de losetas separadas por trozos de cesped. La silla se ha atorado y casi he dado con mis piños en el suelo. Ná!! a cargar con la moza!! Han cogido la silla entre los dos y han cargado conmigo hasta la ambulancia. En ese momento, sin querer mirar atrás pensando en la cantidad de compañeros que me estaban viendo desde las terrazas de cada piso , me he dado cuenta de lo que es salir por la puerta grande!!

El viaje en la ambulancia y lo que ha ocurrido en el hospital da para otro post...




jueves, 3 de noviembre de 2011

Reencuentro


Salgo del metro y me encamino hacia casa por esa extensa recta. De cúpula, las ramas y hojas otoñales de los árboles que flanquean ambos lados de la acera. Más a mi izquierda, la verja que separa lo mundano de lo Real.

Camino despacio, absorbiendo los olores de este Madrid otoñal. El aire freso se cuela por los hilos de mi camiseta y llega hasta mi piel. Noto en ella el rumor de las hojas que caen, el silbido de ese mismo aire al bailar entre las ramas, la suavidad de la tarde nublada. 

Miro hacia atrás dentro de mí y advierto cómo mis últimos deseos se han ido cumpliendo. Mientras, me cruzo con extranjeros. Por un día, todas las personas con las que me cruzo son turistas que pasean buscando el recóndito rincón de los pavos reales. Mi pensamiento se dirige hacia el sur...

Acompañada de la luz tenue de este noviembre, recuerdo que fue hace un año cuando me encerré en casa. Tal vez para olvidarlo...o quizá para no olvidarlo nunca... porque sé que me lo debo, me he regalado un mes pleno. Primero de turista... Comenzaré por viajar hacia el sol sobrevolando parte del océano. Mis ojos reflejan la sonrisa de una niña que sale de excursión por vez primera. Y es que no todos los días una va a visitar a las ballenas!

Me ha prometido que atravesaré las nubes y aunque no llegue a la cima de este pequeño mundo, casi casi podré tocar el cielo. Pasearé por bosques y abrazaré los árboles para después tenderme junto a mi madre tierra. Dejaré que escuche los latidos de mi corazón a cambio de regalarme su tacto y su olor.

A la vuelta de tan mágico viaje repleto de palabras y silencios, me embarcaré en una aventura casi igual de maravillosa de la mano del mago Zark. Estoy deseando que me enseñe su mundo tan lleno de vuelos, colores y emociones.

Y en un viaje que comencé en el laberinto de septiembre, para aceptar que el perdón no admite reproches, que el perdón con condiciones no es perdón... visitaré de cerca, muy de cerca, el purgatorio. Si todo sale como está previsto, esta visita al limbo me permitirá salir del gran laberinto de mi vida y concluir una etapa del camino.

Mientras, disfrutaré de los puentes que he tendido en las últimas semanas. Uno, ese puente aéreo que me acerca a mi hermana gemela bollo, a un futuro incierto y prometedor al mismo tiempo. Otro, es el que me conecta con mi pasado más feliz. He descubierto que la antigua familia de Zoe y yo compartimos grupo scout y vivencias. 


Eso me ha permitido reencontrarme con la niña feliz que sonríe mientras trepa por las rocas, la que siente el sol que la acaricia, la que camina descalza por los bosques silenciosos y corre al encuentro de la vida.

No, no quiero pedir más. Soy feliz.  
  
Related Posts with Thumbnails