domingo, 18 de septiembre de 2011

Capítulos inacabados


Aquí estoy, desde las 8 y media de la mañana, delante del post en blanco, tratando de contar algo que llevo semanas rumiando.

Alguna vez os he comentado que mi proceso de escritura consiste en interiorizar mucho una idea, una sensación, un sentimiento...Durante días eso se queda dando vueltas por mi cabeza y mi cuerpo hasta que cuando está listo remonta por mis brazos hasta llegar a mis dedos y aparece en forma de letras.

Lo malo de este proceso es que a veces lo rumio tanto que termina saliendo de forma explosiva. Y algo así me ha sucedido esta semana. Llevaba muchos días con algo dándome vueltas, incapaz de definirlo. Lo único que sabía es que me producía mucho malestar, estaba intranquila. Así que me dediqué a escuchar a mi cuerpo y a tratar de profundizar más, hasta llegar al lugar donde se hallaba esa idea que me provocaba desazón.

Estoy muy agradecida por los meses que he estado de baja porque me ha permitido pasar mucho tiempo conmigo, aprender a cuidarme,a escuchar las señales de mi cuerpo, a no maltratarlo tanto como hacía antes,a tener paciencia...Debo llevar la L de prácticas (la otra también) puesta a la espalda porque según me dijo Pena Mexicana ayer se nota que soy muy autoexigente. Y eso que cuando ella me ha conocido me había relajado ya mucho jeje.

El caso es que me he dado cuenta de que a lo largo de este año he iniciado o puesto en marcha muchas cosas que no he podido terminar. Igual que mi conocida dispersión, que me hace tener algo así como 7 libros y un texto del dramaturgo Carlos Velis pendientes de leer...

Esa desazón pude al fin definirla...mi vida está llena de capítulos inacabados. Y este último año los he ido coleccionando como quien dice.  

Son historias que siento que están sin cerrar y que se han ido acumulando. Flecos que cuelgan de mi Alma y que a fuerza de sumarlos forman una bola que me está pesando mucho...demasiado. He comenzado cosas que me he visto incapaz de terminar, pero quizá lo que más pesa con diferencia, son esas historias personales que no están cerradas.

Cuando digo que no están cerradas me refiero a que siento que quedan colgadas, que falta algo, una conversación, un gesto, unas palabras que permitan colocar las emociones donde deben estar. Sé que en determinados casos esa falta de cierre es por mí, porque no encuentro el valor o el momento para hacerlo. Tengo una conversación pendiente con mi hermano desde hace ya muchos años y nunca sé cómo abordarla. Probablemente él ni se de cuenta de ello pero a mí me pesa demasiado en nuestra relación.

Tampoco pude finalmente hablar con mi primo. Encontró el trabajo que quería en Galicia y marchó a vivir allí para poder estar cerca de su chico. Después de vario intentos infructuosos me ofreció quedar el día antes de marcharse, pero me parecía que era forzar mucho la cituación y ultimamente no estoy por la labor de querer forzar nada.

Lo peor de este tiempo son esas historias que no se han podido cerrar o se han cerrado en falso porque la otra persona no ha querido o no ha sabido hacerlo. En esos casos me doy de cabezazos contra la pared presa de una absoluta impotencia y frustración. Siento que quedan colgadas muchas cosas que impiden que pueda seguir teniendo una relación buena con personas que siempre he pensado que merecen la pena.

Pero no me queda más remedio que aceptar que cuando algo es entre dos (del tipo que sea) existe el riesgo de que la otra persona haga las cosas a su manera y te deje con ese pesar. En mi afán por no forzar, no se hasta qué punto esforzarme por normalizar situaciones, pasar página, a pesar de que siempre me quedará colgando ese fleco y aprender a vivir con el sentimiento de profunda tristeza que me provoca para algún día conseguir superarlo.

Mi intención es ir cerrando en la medida de lo posible esos capítulos que me pesan tanto. Habrá algunos que me cuesten muchas lágrimas y otros que me produzcan las más tiernas sonrisas. Me pongo a ello. Porque ahora sé que no puedo dar ni un paso más sin antes terminar de escribir esos renglones. Porque he conseguido terminar de leer un libro por primera vez en el último año y eso me sugiere que es el momento de acabar algunos capítulos... y seguir escribiendo mi historia.



Mimos gatunos

Después de mis primeros dos días trabajando me he pegado una panzada a dormir como nunca. Me he levantado a la una del mediodía. Mi cuerpo, y sobre todo mi mente, necesitaban ese descanso. Se supone que estaba esperando a incorporarme a trabajar cuando me encontrara bien y tuviera fuerzas. Al final lo he hecho en una de las peores semanas que recuerdo.

Quería escribiros de otro tema pero ya es muy tarde y estoy cansada. Así que os cuento de mi gordi. Que ya no es tan gordi!! La he llevado al veterinario y ha adelgazado 210 gramos. A ver si consigo que haga más ejercicio por el Ala Norte del Rincón del Arco Iris y adelgaza un poco más. Así cuando venga alguna visita no dirá nada más verla...hala!! está gorda! como dijo alguna este verano jajajajajaja!!!

La parte mala es que tiene un poco de ansiedad de separación. Si me voy no come hasta que no vuelvo. Ya, ya sé que como diría mi madre...no se va a morir de hambre porque tiene reservas de sobra. Pero eso no quita para que ella lo pase mal.

El otro día vino a verla P, su antigua dueña. Creo que Zoe se acordaba de ella y que sigue enfadada por haberla "abandonado". P sacó el juguete favorito de Zoe, los tampax pero ella no quiso jugar. En cuanto se marchó Paloma se puso a tirarlos de la mesa.Me da la sensación de que piensa que yo voy a hacer lo mismo. Marcharme y pasar meses fuera. O tal vez no, simplemente acusa el tiempo que ha pasado sin dueña y sin que en la otra casa le pudieran prestar atención.

Me quedé preocupada cuando el veterinario me dijo lo de la ansiedad. Hoy, una amiga por teléfono me ha dicho que tengo demasiado en cuenta las necesidades de Zoe. Tal vez sea verdad pero quiero que esté a gusto. Y por fin, esta noche ha sucedido algo muy bonito.

Cuando llego a casa Zoe suele hacer la croqueta para recibirme. Yo suelto las cosas y me tumbo un momento a su lado para hacerla mimos. Al momento ella se levanta y se va. Pero esta noche, estaba yo tirada en el suelo, pensando en mis cosas cuando ella ha llegado y se ha tumbado al lado mío. Al cabo de un ratín ha estirado la pata y me ha tocado el dedo. La he acercado la mano y me ha dado uno de sus mordisquitos de cariño acompañado de algunos lametones.


Me he quedado impresionada. En el tiempo que llevamos juntas me habrá dado en total como 10 lametoncitos. Además, el hecho de que haya sido ella la que ha estirado su patita para tocarme...no puedo describir la ternura y la alegría que he sentido.

Se ve que mi gordi tiene un corazón tierno, aunque le cueste casi tanto como a mí mostrarlo...

domingo, 11 de septiembre de 2011

Vaya casa la mía!


Estoy viendo un programa que me encanta de la tele. Se llama Vaya Casas y se dedican a mostrarte casoplones de toda la geografía española.

Me privan las casas modernas, amplias y minimalistas, con toques de diseño. Algunas de las que enseñan cuestan millones de euros y la inmensa mayoría cuentan con piscina. Mi casa, el Rincón del Arco Iris no tiene piscina porque soy una ecologista convencida. Pero como no tiene nada que desmerecer a las que aparecen, voy a llamar al programa para que vengan a hacer un reportaje.

Mientras vienen a grabar os voy contando yo... Para empezar debo decir que vivo en un edificio de rancio abolengo, en el centro de Madrid. Es un hermoso semi-duplex con vistas a la catedral madrileña y rodeada de zonas verdes.

Mi casa está dividida en el Ala Norte y el Ala Sur. Como se me hacía muy grande, alquilé el Ala Sur y vivo en compañía de Zoe en el Ala Norte. Para nosotras, hay espacio de sobra.
El edificio se encuentra protegido por formar parte del Patrimonio de Madrid. Por ese motivo, la puerta de la calle, las escaleras del edificio y los balcones no se pueden tocar. Deben permanecer con ese encanto clásico del Madrid de los Austrias.

Al igual que las casas que muestran en la tele, tenemos materiales nobles como el cemento, el hormigón, el aluminio...de primerísisisima calidad.

La cocina con kilómetros de encimera de mármol italiano es ideal, o sea, para cuando quiero cocinar. Me encanta recibir visitas y me gusta agasajar a quien viene con mis mejores recetas.

Debido a mi condición de decoradora de interiores estupendos y apacibles, me encargué de proyectar la decoración con vistas a que fuera muy cálida y agradable. Toda la casa está pintada con un estugotelé de color atardecersobrelaisladeLesbos muy de moda en círculos bollísticos. El color, además de imprimir cierta vitalidad tiene la propiedad de cambiar de gama al incidir el sol sobre él, lo que hace que las estancias parezcan diferentes dependiendo de la hora del día.

El salón, amplio sin duda, tiene un mobiliario hecho de haya tibetana exportada exprofeso para mi casa, desde los bosques de Ikea.wood. En las paredes, se pueden observar las huellas del pasado que no he querido eliminar del todo. Dejo al aire, elementos primitivos de la vivienda como un floripondio veneciano.

El sofá, de piel de chiva, amplio y cómodo se convierte por arte de magia en un estupendo rolling futón verbenero. No todos los sofás tienen la capacidad de hacerte rodar por la noche para darte un masaje al tiempo que duermes.

El sistema de sonido dolby surraún, la mega pantalla de 81 pulgadas y ¾, el hilo musical de percusión africana...todo está encaminado a que vivas un mundo de sensaciones visuales y auditivas.

La suite, con una cama de 2x2, useasé, que cabemos hasta 4, goza de almohadas con plumón de cannard, sábanas de fino algodón taiwanés y en invierno un calentito edredón nórdico relleno de plumas de patitopatoso Cuento con un hermoso vestidor separado de la suite por unas puertas correderas blancas ideal para metaforear sobre entrar o salir del armario. Mi Zoe no para de entrar y yo, no paro de salir.
De las paredes de la habitación cuelgan hermosos cuadros firmados por Andi Guarjol que contrastan con las monas y bucólicas imágenes de Monet.

Avanzando por el pasillo, mientras contemplamos las obras fotográficas de Annie Lesbos-vich, llegamos al spabathroom. Una bañera de hidromasaje, con ducha de agua termal (la que sale del termo, vamos) y un tocador repleto de amenities cosméticas . Es de los pocos baños que cuenta además con una amplia biblioteca donde puedes encontrar desde volúmenes de Tintín, pasando por el ineludible catálogo de Ikea hasta revistas de cine donde consultar la cartelera del mes.

El suelo radiante...de lo que brilla cuando lo limpio...suele estar alfombrado con pelos de Zoe que hacen que la pisada sea cómoda y calentita en épocas frías.

Una segunda altura recorre todo el pasillo y puede ser utilizado como coqueto loft por las visitas inesperadas mientras el Ala Sur está ocupada.

Pues ya está!! Ea! Mi semiduplex con vistas, en una de las mejores zonas de Madrid, rodeada de parques y con acceso directo a multitud de actos culturales como los conciertos de rock cristiano de las JMJ o la celebración del Mundial de la selección española. Un lujazo, mari!



viernes, 9 de septiembre de 2011

El silencio del agua


El fin de semana estuve en los baños árabes de Madrid. La visita me la regalaron mi hermano y mi cuñada por mi cumpleaños. Fuimos mi cuñada y yo.

Nosotras no podemos ser más diferentes pero me cae bien. Es una buena persona, una de esas a las que no le ves maldad por ningún lado y creo que eso me basta. De vez en cuando quedamos las dos para ver alguna exposición, comer, dar una vuelta por el Rastro...ella es muy femenina y se le escapa todo lo que tiene que ver con el lesbianismo.

Hace un par de semanas, salíamos de comer de un sitio de Lavapies y le digo...hala!! esa es prima mía...mientras le señalaba con los ojos a una muchacha calcada a mí, apoyada en la pared. El vistazo que me echó de arriba a abajo me lo terminó de confirmar. “¿Cómo lo sabes?” me preguntó mi cuñada...en fin, bendita inocencia...

Pues eso, que fuimos a los baños árabes. Me apetecía mucho ya que hacía tiempo que no iba. Estuve disfrutando del lugar, del ambiente tan relajado, de la luz de las velas que iluminaban la estancia y sobre todo del agua. Me encanta sumergirme en los aljibes.

Bajo las escaleras que dan acceso a cada uno de ellos y dejo que el agua comience a rodearme. Habitualmente me dirijo a los chorros que hay para que la presión del agua afloje la tensión de mis músculos. Noto la fuerza del agua en mi cuello y lentamente me muevo hasta que el chorro se situa a la altura de mis trapecios. Oscilo a izquierda y derecha hasta notar como voy aflojando la tensión.

Después es cuando comienza el verdadero rito. Me quedo flotando en el agua, con la cabeza medio sumergida. Me situó debajo de los tragaluces y cierro los ojos . Sujeta a los bordes del aljibe dejo que mi cuerpo flote mientras únicamente escucho el fluir de la sangre dentro de mí. En ese momento detengo el tiempo y me evado de una realidad llena de ausencias. La luz, el agua y yo. No peso y apenas soy más que el silencio del agua.



A mi memoria llegan flashes de tactos recientes de pieles ajenas. Las sonrisas y las miradas sin nombre se alternan en un ir y venir desordenado permitiendo un caos de sensaciones agradables. El agua acaricia mi piel y me sumerjo, buceando en busca de otros espacios de paz. Bajo el agua, me desprendo de toda mi historia y quedo desnuda de pesares. La realidad pasa a ser tan sólo la temperatura del agua y las burbujas de oxígeno que expulso. Me aferro a las ondas que provocan mis lentos movimientos. Las rozo para comprender que recogen mi infantil inocencia y la reparten por todo el aljibe para que pueda encontrarla en cualquier rincón.


A la luz de las velas, protegida por la penumbra del lugar y yaciendo junto a muros centenarios recupero poco a poco mi conciencia de ser, la vaga idea de lo que me mueve a seguir respirando un día más. 

Cuando una voz me devuelve a la realidad, salgo del agua caliente despacio, al mismo paso que entré. Las gotas resbalan y descienden por mi piel pero queda una pátina de su silencio ligado ya a mí. Ese silencio del agua que me permite intuir que justo antes de nacer fui feliz.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Los daños colaterales


Mis padres han vuelto de vacaciones. Nada reseñable en cuanto a ellos. Tan sólo que se han librado por los pelos de la huelga general en Italia. Por unas horas no les ha pillado allí. Y menos mal porque les habrían dejado tirados en el aeropuerto 24 horas.

En cuanto a mí...ya conté en el anterior post que se me había estropeado el lavaplatos. Llamé al servicio técnico oficial. Lista que es una. Más bien masoca. Si, mejor decir que soy masoca. Porque la hostia que me metieron sólo por venir fue increíble!!

Según me dijo el técnico, se ha roto la bomba que hace que circula el agua. La reparación, según el presupuesto que me hizo, 335 euros de nada. Y de esa cantidad, si no aceptaba el presupuesto...que no lo hice, por supuesto...me tocaba pagar 42 euros si o si.

Esa gente cuando salen de las casas se debe partir el culo a nuestra costa. Porque os podéis imaginar la cara de haba que se me quedó cuando me enteré que cobran la mano de obra a 74 euros la hora!! Me estoy planteando si hacer algún curso de fontanería para sacarme un sueldo extra trabajando algunas tardes. Entre lo que me ahorraría de reparaciones en casa y lo que ganaría haciendo chapuzas...

Pero no es lo único que se ha fastidiado estando mis padres de vacaciones. Por suerte no me he roto nada, pero ando con una infección de oído que me ha dejado sorda del lado derecho. ¿Será que no quiero oír hablar a Rajoy?

Ayer acudí al médico porque quería que me diera de alta para empezar a trabajar de nuevo pero viendo el estado de mi oído, me extendió otro parte de baja. Me ha mandado unas gotas antibióticas y me ha dicho que vuelva el lunes.

Ya hay quien dice que es una somatización más de las mías pero no lo creo. Aunque parezca mentira tengo ganas de incorporarme de nuevo al trabajo, de volver a tener la rutina diaria...eso si, con la perspectiva que de aquí a final de año voy a tener 28 días laborables de vacaciones. Así se hace más llevadero, ¿verdad?

domingo, 4 de septiembre de 2011

Errores y aciertos


En mi infinita torpeza, me cuesta mucho diferenciar algunos aciertos de algunos errores. Podría recurrir a la definición de un diccionario. Pero creo que el verdadero manual es el de la Vida, el que otorga significado a cada cosa, más allá del puro convencionalismo lingüístico. Tal vez por eso soy incapaz de aprender de algunas experiencias.
Porque...¿quién me puede decir lo que es un error o un acierto? Tendemos a catalogarlos habitualmente por el resultado inmediato. Pero soy de las que piensa que la vida no está compuesta de una serie de sucesos fortuitos sino que son una sucesión de hechos concatenados. Dicho de un modo más simple. Lo que hago ahora tendrá una consecuencia en el futuro, propiciará, o no, algo que sucederá o no en el futuro.

No pude acabar mi Licenciatura de Periodismo. Y todo el mundo se harto de decirme que estaba cometiendo un error enorme por no intentar terminarla de alguna manera. Quizá porque no pude acabar la carrera hoy en día no trabajo en un medio de comunicación. Y quizá, precisamente por eso, pude con el paso del tiempo distanciarme de personas muy cercanas que me estaban haciendo daño. Personas con las que habría compartido el lugar de trabajo.

Llevo unos días tratando de examinar lo que he hecho y lo que he dejado de hacer en estos dos últimos meses. Ha habido algunos momentos en que he sido feliz y otros que me han hecho llorar. Pero a estas alturas de mi vida, no me atrevo a juzgar unos como rotundos éxitos y otros como auténticos errores. Considero que sólo son errores aquellas cosas que hago con la conciencia de que me van a perjudicar, de que me voy a causar daño haciéndolas. Luego, el resultado puede ser variable y como nunca sé de qué manera va a marcar el resto de los acontecimientos...pues casi nunca me detengo a pensar si estoy metiendo la pata.

Todo este rollo para contaros que no sé si últimamente he cometido errores con cosas que he hecho con buena fe y que han resultado un desastre. Que no sé si algo en lo que me estoy empeñando en las últimas semanas es correcto porque me atraerá cosas positivas o no... Y ese empeño hay días en que decae y se transforma en una tristeza larga que me deja sin fuerzas para apartarla de mi pensamiento.





Si, me reconozco humana. Y es más...me confieso débil. Porque en algún rincón en que no te encuentro, aún me duele tanta ausencia de ti.

jueves, 1 de septiembre de 2011

La suma de los momentos

Qué verano más extraño. Si echo la mirada atrás creo que ha sido mi mejor verano de los últimos años. No es que haya ocurrido ningún suceso que considere asombrosamente especial pero lo afirmo sin ninguna duda. Ha sido mi mejor verano.


Tal vez se deba a que soy una coleccionista de momentos. No creo que exista la felicidad como estado absoluto pero si creo que se puede ser feliz en algunos instantes. Y yo los persigo. Más que perseguirlos en realidad dejo que lleguen y cuando lo hacen, los vivo con intensidad. Sé reconocer aquello que me hace feliz y procuro exprimirlo al máximo. Después lo atesoro en mí, lo anclo a mi Alma para que la sensación de felicidad perdure todo lo que sea posible. Y cuando ese momento acaba, lo dejo marchar por su camino esperando que llegue el siguiente.

Hay gente a la que le resulta extraño, o simplemente no pueden entender que disfrute tanto con algunas cosas, incluso las que son muy sencillas. Pero como llevo unos días chungos, voy a recordarme a mí misma los momentos de los 3 últimos meses. Esos, que sumados logran que haya sido mi mejor verano.

Voy a dejar que me acaricie el sol en la Huerta de La Bomba y a bañarme desnuda en la piscina junto a mis compañeras de curso, caminaré de nuevo por la Gran Vía en una tarde colorida agitando banderas arco iris, disfrutaré con la presencia en mi casa de Candela, Pena Mexicana, su gûera y Farala. Dejaré que la madrugada transcurra plácida entre conversaciones sin fin...abrazaré a Zoe,a Laika y le agradeceré a Toba que se quede a mi lado algunas noches. Bailaré al ritmo de las canciones del verano haciendo dúos improvisados con Pena o la Gûera, remaré por un río silencioso mientras admiro los reflejos del sol en el agua y contemplaré las nubes en un atardecer del cielo de Granada.

Colgaré de mi noche las estrellas y una vez más la luna llena en tu ausencia. Seguiré haciendo mi vida, una vida en la que ya no estás tú... pero que está llena de mí.  

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