El fin de semana estuve en los baños
árabes de Madrid. La visita me la regalaron mi hermano y mi cuñada
por mi cumpleaños. Fuimos mi cuñada y yo.
Nosotras no podemos ser más diferentes
pero me cae bien. Es una buena persona, una de esas a las que no le
ves maldad por ningún lado y creo que eso me basta. De vez en
cuando quedamos las dos para ver alguna exposición, comer, dar una
vuelta por el Rastro...ella es muy femenina y se le escapa todo lo
que tiene que ver con el lesbianismo.
Hace un par de semanas, salíamos de
comer de un sitio de Lavapies y le digo...hala!! esa es prima
mía...mientras le señalaba con los ojos a una muchacha calcada a
mí, apoyada en la pared. El vistazo que me echó de arriba a abajo
me lo terminó de confirmar. “¿Cómo lo sabes?” me preguntó mi
cuñada...en fin, bendita inocencia...
Pues eso, que fuimos a los baños
árabes. Me apetecía mucho ya que hacía tiempo que no iba. Estuve
disfrutando del lugar, del ambiente tan relajado, de la luz de las
velas que iluminaban la estancia y sobre todo del agua. Me encanta
sumergirme en los aljibes.
Bajo las escaleras que dan acceso a
cada uno de ellos y dejo que el agua comience a rodearme.
Habitualmente me dirijo a los chorros que hay para que la presión
del agua afloje la tensión de mis músculos. Noto la fuerza del agua
en mi cuello y lentamente me muevo hasta que el chorro se situa a la
altura de mis trapecios. Oscilo a izquierda y derecha hasta notar
como voy aflojando la tensión.
Después es cuando comienza el
verdadero rito. Me quedo flotando en el agua, con la cabeza medio
sumergida. Me situó debajo de los tragaluces y cierro los ojos .
Sujeta a los bordes del aljibe dejo que mi cuerpo flote mientras
únicamente escucho el fluir de la sangre dentro de mí. En ese
momento detengo el tiempo y me evado de una realidad llena de
ausencias. La luz, el agua y yo. No peso y apenas soy más que el
silencio del agua.
A mi memoria llegan flashes de tactos
recientes de pieles ajenas. Las sonrisas y las miradas sin nombre se
alternan en un ir y venir desordenado permitiendo un caos de
sensaciones agradables. El agua acaricia mi piel y me sumerjo,
buceando en busca de otros espacios de paz. Bajo el agua, me
desprendo de toda mi historia y quedo desnuda de pesares. La realidad
pasa a ser tan sólo la temperatura del agua y las burbujas de
oxígeno que expulso. Me aferro a las ondas que provocan mis lentos
movimientos. Las rozo para comprender que recogen mi infantil
inocencia y la reparten por todo el aljibe para que pueda encontrarla
en cualquier rincón.
A la luz de las velas, protegida por la
penumbra del lugar y yaciendo junto a muros centenarios recupero poco
a poco mi conciencia de ser, la vaga idea de lo que me mueve a seguir
respirando un día más.
Cuando una voz me devuelve a la
realidad, salgo del agua caliente despacio, al mismo paso que entré.
Las gotas resbalan y descienden por mi piel pero queda una pátina de
su silencio ligado ya a mí. Ese silencio del agua que me permite
intuir que justo antes de nacer fui feliz.
Huy, la de años que no voy a unos baños, algo más modernos, claro, pero es que en mi ciudad nunca hubo baños árabes.
ResponderEliminarSuena muy relajante...pero a mi me pone un poquito nerviosa el agua caliente... prefiero el frío del mar del norte.
ResponderEliminarMe encanta el agua, me relaja tanto...Es más, creo que me da un poco de vida.
ResponderEliminarme siento tan cansada ahora mismo, que daría una por estar allí...
ResponderEliminartodo llegará :)
jajajajajajajaja pero cómo lo sabes??, dice jajajajaja tú tampoco le debes parecer bollo, entonces jaja.
ResponderEliminarUhmmmmmmm Chris, por favor, lo que daría por un bañito de esos...
besos!
Juli Gan, a mí nunca me había gustado el rollo ese de los spas hasta que en un momento de estrés lo probé y me enganché!
ResponderEliminarRepo...quién diría que re pone nerviosa el agua caliente...con lo que te gusta el té...
Nefer, a mí me devuelve la paz perdida. Es una maravilla!
Ya sabes Pena que cuando quieras o querais...
Pero Morgana...tú crees que a mí se me nota??? jajajajajaja
Tienes dos opciones...te vienes pa' Madrid de una vez y lo disfrutamos o haces como yo en casa cuando no puedo ir a los baños árabes...me conformo con mi bañera, la lleno de agua caliente, unas sales estupendas y lleno el baño de velas. El buen rato no me lo quita nadie!
Un abrazo!!