martes, 24 de abril de 2012

Trágame Tierra

Corría el año 84...La España postNaranjito ya era en color y yo disfrutaba de los campamentos con el grupo scout al que pertenecía. Dados mis problemas para socializar, lo tímida e introvertida que era, 3 años antes mis padres habían pensado en meterme en los scout para que me aprendiera a relacionar con personas de mi edad.

En Semana Santa hicimos un campamento volante. Se trataba de hacer una ruta durante varios días y parar para acampar por la noche. Un autocar llevaría nuestras mochilas y tiendas de campaña y nos esperaría cada atardecer en un punto acordado. El resto del tiempo lo pasaríamos caminando por la ruta.

Aquel año, el de mis 13, hicimos la Ruta del Cares que transcurre por el Parque Nacional de los Picos de Europa. Iniciamos el viaje en Fuente De y lo terminaríamos en Cabrales. Durante los 4 días que duró el campamento tuvieron lugar tantas anécdotas que a pesar de los años transcurridos me llenan la cabeza cuando me retrotraigo a aquellos días. Nos perdimos en la nieve el primer día, me tuvieron que pasar un río de agua helada en brazos debido al mal calzado que llevaba, tuvimos que atravesar un puente que habría acojonao al mismísimo Indiana Jones...

Pero sin duda, lo que mayor impacto me causó fue lo que sucedió al finalizar el tercer día. Llegábamos a Caín después de todo el día andando. Estábamos agotados y muertos de frío. Aún así, los últimos kilómetros los había hecho con un dolor de tripa horroroso. Sentía la urgente necesidad de ir al baño pero por los desfiladeros no había muchos lugares en los que refugiarse y poder responder a la llamada de la naturaleza.

Cuando llegamos a Caín vi el cielo abierto y sobre todo vi la explanada en la que íbamos a acampar a las afueras del pueblo. Cogí la piqueta y el rollo de papel higiénico y le dije a mi amiga Encarna que yo no aguantaba más y que iba a buscar un sitio donde "plantar un pino". Por aquello de que las chicas siempre vamos al baño de dos en dos me acompañó.

Allí iba yo con mi super dolor de tripa, encogida por el retortijón y las prisas. Divisé un promontorio y le comenté a Encarna que detrás de él no nos vería nadie del campamento. Me dijo que creía que detrás estaba el río. Salí corriendo y cuando llegué a la elevación di un salto girándome para quedar de espaldas al río.
Rapidamente me bajé los pantalones y comencé a "hacer lo mío". Aquello era un no parar!!

- Chris
- Dime Encarna...atiné a pronunciar mientras seguía concentrada en mi labor
- Chris

Miré hacia arriba a Encarna que estaba roja como un tomate. Con la mirada señalaba detrás mío. Me quedé paralizada imaginando que habría algún animal. Pero al momento comencé a oir voces...

- Qué culo más hermoso!!
- ¿Pero tú qué comes?

Quise morir porque era incapaz de parar y salir corriendo. Miré hacia arriba de nuevo, pidiéndole a Encarna una mínima explicación.

- Hay dos señores sentados en la otra orilla del río y te están viendo de pleno.

Por río se refería a un estrecho canal de agua que había con las orillas llenas de guijarros. Los paisanos estaban situados a escasos 5 metros de mí por lo que debían estar observando todos los detalles con diversión. Terminé y sin atreverme a dar la vuelta y mirar, oculté aquello como pude con piedras. Detrás mío oía voces bajas y risas abiertas de los paisanos que no tenían nada mejor que hacer a esa hora que sentarse junto al río.

Le pedí ayuda a Encarna para subir de nuevo al promontorio y emprendimos juntas el camino de vuelta al campamento. Le pedí que no le contara a nadie lo que acababa de suceder y entre risas accedió.


domingo, 22 de abril de 2012

Como las viejas canciones















La primavera ha arrebatado a mi ciudad el gris del invierno. El verde viste a los árboles y las flores asoman ya no tan tímidas. Vuelvo a casa caminando por sus calles mientars dejo que mis cansados ojos se posen sobre un cielo de azul intenso e infinito.

Mientras camino pienso en las últimas semanas. La temperatura fresca me despeja la mente y algunos recuerdos acuden para bañar mi rostro con ese amago de sonrisa que a veces intento esbozar.

En mi imaginación aparece un rostro ya familiar, su voz, sus gestos...y pienso no en los más típicos, esos que apresé el primer día que la vi, sino en esos otros que le voy descubriendo poco a poco...el más reciente...cuando eleva el hombro. Son esos pequeños gestos que observo entre tierna y divertida los que me han permitido darme cuenta que voy recuperando antiguas sensaciones.

Si, como esas viejas canciones, que cantas después de mucho tiempo y descubres que no has olvidado la letra. Así, mientras la miro, mientras la escucho, mientras la voy conociendo poco a poco...voy descubriendo que has partes de mí que resuenan. Mi piel reacciona, se ruboriza...mi vello se pone de punta en los momentos en los que su ternura le gana el pulso a su dolor y en algún rincón perdido de mi alma suena su nombre en susurros.

Como esas canciones, que escuchas después de tanto tiempo y sientes deseos de entonar...así descubro de nuevo sentimientos que yacían olvidados a medio camino entre la desidia y la desesperanza.Y mientras el sol juega a bailar filtrándose entre las hojas y las flores que aparecen como cada año en mi ciudad, yo inicio un nuevo camino lleno de una incertidumbre cálida que puebla ahora mis días.

Las 4 y 10

viernes, 20 de abril de 2012

Este (puto) momento


{este momento} - un ritual de Viernes. Una sola foto - sin palabras - la captura de un momento de la semana. Un simple momento especial, extraordinario. Un momento recordar. (Inspirado por Soulemama y secundado por Farala)






Deja un comentario o un enlace a tu blog...o las dos cosas...o ninguna...lo que prefieras.

lunes, 16 de abril de 2012

Huellas


Es hermoso saber que el bosque me añora y que una gota de océano lleva mi nombre.

En los últimos días, una amiga me ha dedicado palabras muy lindas y más allá de la emoción que me han provocado, hay una parte, si queréis más objetiva, que me ha hecho reflexionar. Creo que es inherente a la condición humana la necesidad de trascender, saber que aunque ahora estamos, un día no estaremos pero quedará una parte de nosotros.

Dejar huella.

Estos días se agolpan en mi memoria las huellas que han ido dejando dos o tres personas en los últimos cuatro años. Exploro esa senda llena de marcas indelebles. Recorro mil veces los caminos que tracé junto a esas mujeres a lo largo de los días o tan sólo en cuestión de horas...

En el curso de este fin de semana hablamos sobre la experiencia del amor, del desamor, los encuentros eróticos...Recuperé las imágenes de otras dos pieles, pude sentir a través de mi memoria de nuevo su tacto, su textura, su olor...todas las sensaciones que me provocaron...

Es curioso, uno de esos cuerpos fui amándolo poco a poco. Esa mujer me lleva acompañando desde hace más de tres años. Al principio me gustaba pero con el paso de los meses esa atracción física fue transformándose en un amor apasionado primero, lleno de ternura después. Aprendí a trazar mapas de sensualidad entre sus pliegues, deslicé ondas de poesía en cada leve roce y conquisté todos los centímetros de su cuerpo al paso de mis dedos.

Ayer, ella comentó a otras amigas con una complicidad tierna y divertida nuestro primer beso y al fin me di cuenta de que aunque ya no somos pareja, guarda los recuerdos de muchos momentos compartidos. Guarda un precioso recuerdo de tantos días y noches de pasión. Por fin descubro que una parte de mí queda en su memoria, que mi imagen vaga en los rincones de sus recuerdos. No sé si aún la amo. Sé que la quiero y que el hecho de que guarde ese recuerdo de mí me llena y me hace feliz.

No sé exactamente qué recuerdo guarda de mí la otra mujer de la que os hablo. Apenas pasamos juntas unos días. Pero fue como vivir una primavera concentrada en los momentos de caricias. Si, quizá es la mejor manera de definirlo...la primavera concentrada en cada una de nuestras caricias.

Soy más bien tímida para tocar a las personas con las que no tengo mucha confianza pero nada más vernos me surgió la necesidad de abrazarla y a partir de ahí sentí la comodidad suficiente como para cogerla de la mano, frotarle la espalda cuando sentía que tenía frío e incluso abrigarla con mi cuerpo.

Con ella descubrí que el sexo no se ciñe sólo al puro acto, que la sexualidad comienza por una mirada, continúa con una caricia y que el simple sonido de una voz puede proporcionar tanto placer como otro tipo de sonidos. Nuestro momento fue el de los sentidos puestos al servicio de los sentimientos. No la echo de menos como a la mujer con la que compartí tanto tiempo pero mentiría si no reconociese el impacto que supuso para mí esos pocos días que coincidimos.


Huellas...


viernes, 13 de abril de 2012

Este momento




Foto inspirada por Etcétera


miércoles, 11 de abril de 2012

Moonclouded

Tengo el blog un poco abandonado. Llevo días sin pisar blogger y sin leer nada de lo vuesto.  Esto no puede ser...entre una semana tonta que tuve, de esas que no estás para nadie...y que en los últimos días no he parado...

Hace unos meses me regalaron un cuaderno pequeñito con un boli y me dijeron...apunta cada día 3 cosas positivas que te sucedan. El propósito de la idea tan simple era que cambiara mi percepción algo negativa de las cosas. Como todos esos propósitos de año nuevo, cayó en saco roto, pero lo cierto es que me he hecho más consciente de las buenas cosas. Y debo decir que los últimos días la vida me está haciendo regalos preciosos.

En semena santa ha venido una muchacha de Tarragona a visitar a una panda de locas madrileñas. Eso ha supuesto pasar muchas horas en la calle, de acá para allá paseando por Madrid y Toledo y descansando bajo el sol de El Retiro.

De todas las vacaciones me quedo con un momento...El Momento, para mí, que por desgracia no pude fotografiar...

Cuando volvíamos en coche desde Toledo el sábado, fue elevándose por el horizonte a mi derecha una luna preciosa, inmensa y amarilla. Una luna llena acariciada suavemente por algunas nubes cercanas. Mientras la luna se elevaba dejando atrás las nubes que la protegían, nosotras en el coche escuchábamos viejas canciones de Pedro Guerra.  Me quedé mirando la luna mientras oía cantar a Pedro...como flor en los balcones, como helecho de los patios, despertar de las canciones....como harina, como pan, algo bueno que no pides y se da...cielo limpio cielo azul, como todo si estás tú... Mi piel se erizó sintiendo cómo me anegaba el sonido del agua de las olas de la canción...Despertó en mí una emoción increíble...la belleza de lo que veía, la belleza de lo que oía y el recuerdo del paseo por el claustro, de las risas y los buenos momentos...


El domingo, el cielo madrileño quiso regalarnos un sol maravilloso y me fui de picnic al Retiro. Entre canciones de Rosana o Antonio Vega, alguien a quien aprecio tuvo la enorme humildad y nobleza de decirme que se había equivocado prejuzgándome.  Allí, tumbada sobre una toalla, contemplando el cielo azul pensé en lo a gusto que me sentía, en la paz que se instala en mi corazón y en quien me provoca sentimientos y sonrisas...tal vez la primavera se ha instalado en mí...

Chris ejerciendo de Manolo con la visita


Y hoy ha sido un día lleno de sorpresas agradables. Esta mañana leo un comentario de una amiga que dice que tengo el arte de hacer amar las nubes. Siempre he pensado que la forma en la que siento el mundo es un poco ajena al modo de sentir de los demás. Pero saber que trasmito lo que siento y logro contagiar mi amor por las pequeñas cosas me hace feliz!!

Para terminar el día me confirman que puedo disfrutar del puente d eMayo. ¿Se hará realidad lo que tenemos planeado? Sigo rezando a San Pito Pato y Santa Minina para que pueda llegar hasta la costa y navegar en algún velero. Cómo echo de menos el mar...!!!



martes, 3 de abril de 2012

Aniversario




Hoy hace 10 años que compré mi casa. Mi pequeño Rincón del Arco Iris...Al principio fue un proyecto de vida. La compré justo enfrente de un parque para que cuando Alex (la de la "excalera") se viniera a vivir conmigo pudiera sacar a pasear a su perra al lado de casa.

Recuerdo el día que vimos esta casa. Nada más entrar nos quedamos prendadas de ella. Nos imaginábamos viviendo aquí. La mudanza se retrasó algunos meses. Me vine y durante los primeros años sería justo decir que pernoctaba aquí pero no llegaba a vivir la casa.

Tuvo que romperse mi historia con Alex, pasar por una obra infernal que me tuvo fuera 10 meses para comenzar a habitar mi casa.

Por sus estancias han pasado muchas mujeres. Amigas, amantes, novias...Sus paredes guardan las huellas de las risas de GuaSa y RoYo, los ladridos de Guaya, los maravillosos encuentros de Bolloblogueras y toda la ternura de la activista coqueta.

El mobiliario apenas ha cambiado, sólo cuando ha sido estrictamente necesario. Sin embargo yo he crecido en este tiempo, he evolucionado y ahora siento que es el hogar que comparto con Zoe y Lúa...aunque ellas no paguen el IBI y lo tasa de basuras!!

He vivido momentos dulces y momentos muy amargos. Los últimos dos años han sido de una soledad terrible pero logré romperla con las visitas que fueron llegando hasta el Ala Norte. Me gusta compartir mi espacio con mujeres que aprecio y que saben valorar lo que les doy.

Hoy es un día algo triste. Quizá es que echo la mirada atrás y percibo los proyectos que no he podido realizar, en especial ese proyecto con la activista coqueta que aún hay días que escuece. En la nevera, como testiga muda del paso del tiempo, yace una botella de Martini, que me regalaron Sis y mi cuñado cuando compré la casa. Está a la mitad. Hace tiempo que no bebo de ella pero me gusta mantenerla para recordar que un día compré una casa. Que lentamente fue transformándose en mi hogar. Y que en ella he vivido con intensidad estos últimos 10 años, con la certeza de que en mi rincón siempre termina por salir el arco iris.







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