miércoles, 25 de mayo de 2011

Zoelandia

Empiezo a darme cuenta de que ya no vivo tranquilamente en el Rincón del Arco Iris, sino en un lugar de apariencia similar pero cuyo nombre es Zoelandia.

Zoelandia es la casa donde Zoe vive a sus anchas. Es un pasillo largo donde puedes encontrarte además de su arenero objetos extraños. Una pinza de la ropa, cualquiera de sus pelotitas e incluso un tampax. Si....qué pasa? un tampax...es una costumbre que trajo adquirida...

Zoe es la que me decide en mitad de la noche, cuando me levanto al baño, que lo mejor que podemos hacer es jugar al escondite. De repente se la oye galopar por el pasillo, pasar como una exalación por la puerta del baño en dirección a la cocina. Y entonces sabes que ha empezado el juego y que mejor que te hagas la tonta y vayas para allá preguntándote en voz alta dónde estará. Cuando la encuentras sale corriendo en la otra dirección y va a situarse al lado de una estantería del salón. Ahí es cuando le digo lo de...es muy tarde, buenas noches.

No he probado a irme directamente a la cama desde el baño. Me da cosa que a la mañana siguiente me la encuentre todavía “escondida” en la cocina y con cara de Joooooooo que tenías que buscarme!!

Y es que tengo una gata quejica, o como digo yo, maullona. Por no sé qué motivo no dice Miau. Se queda en Mia. Eso si, dependiendo de la queja que tenga o lo que quiera expresar el Miaaaaaaaaaaa puede alargarse casi hasta el infinito.
A veces parece contestarme. Si ella va andando y yo la llamo...Zoe!! ella se gira y me dice Mieeeeee. La a, la transforma en un sonido muy parecido a la e. Es como si dijera...queeeeeee (léase con tono de ¡tia plasta!).

Hoy le he colocado la malla en el balcón para que pueda salir. Hasta ahora no la dejaba porque ha vivido siempre en el interior de un chalet, en una zona muy tranquila. La pobre se asusta del tráfico y el ruido del centro de Madrid. Una vez colocada la malla, le he abierto el balcón de par en par con el objetivo de que saliera a ponerse al solecito, pero la pobre estaba acobardada y apenas pisaba el balcón volvía corriendo dentro. Espero que siga así de tímida y que no se le ocurra saltar al balcón de algún vecino o a la calle!!

Y ya puesta en plan manitas me he animado a cambiar el grifo del lavabo, que tenía pendiente desde....que tenía pendiente, vaya!.

Se me ha ocurrido pedirle ayuda a Zoe en todas estas labores pero ella estaba muy atareada haciendo esto....

Lugar desde el que ejecuta su famoso "Salto de la Tigresa!



En resumidas cuentas...tengo una gata quejica, maullona, algo cobardica, a la que le gustan objetos no aptos para animales, que le da por jugar justo cuando me voy a meter en la cama o de madrugada, que me despierta cuando tiene hambre...y a la que adoro!!


jueves, 19 de mayo de 2011

El Gran Salto: el Desenlace

Al día siguiente fui a trabajar y durante la comida mis compañeras me vieron con mala cara. Les contrastaba con la carita feliz que había mostrado los últimos días así que decidí comentarles lo sucedido. Os podéis imaginar las carcajadas y las bromas que tuve que escuchar.
Me dijeron que el marido de una compañera era carpintero y podría arreglarlo..Cuando traté de hablar con esa compañera me encontré con que estaba de vacaciones.

Aquel fue el inicio de un laborioso periplo. Puse un anuncio en la base de datos de anuncios de mi empresa solicitando de forma urgente un carpintero. Me dieron dos teléfonos pero al igual que en el caso anterior se encontraban de vacaciones. Me recorrí las páginas amarillas. Durante el día 2 y 3 de agosto hice al menos 30 llamadas sin obtener resultado.

Me parecía increíble lo difícil que era conseguir un determinado profesional en un mes de agosto. Es tradicional que en ese mes, media España esté de vacaciones. Y se ve que en esa media España están incluidos todos los carpinteros de Madrid.

Finalmente, a través de un seguro de hogar que me asigna mi empresa cada año pude contactar con un carpintero el día 4. Me dijo que iría al día siguiente, viernes, a mi casa.

Cuando abrí la puerta me encontré con Gepeto, un señor mayor con pelo y bigote blanco. Le llevé a la habitación de mis padres para que viera el destrozo con la esperanza de que aquello tuviera arreglo. 

El buen hombre estuvo echando un vistazo a las patas y me dijo que podía encolarlas incluso la que tenía el corte longitudinal. De forma ingenua y con cara de preocupación le pregunté...pero se notará mucho? Dudo que Gepeto intuyera los detalles de lo ocurrido pero estoy segura de que imaginó que no era mi habitación y que yo temía las consecuencias de aquel “accidente”.

Llamé a mi empresa diciendo que me retrasaría debido a un problema en casa. Las compañeras que sabían lo ocurrido y que habían vivido durante la semana mi creciente angustia me cubrieron para evitar que tuviera inconvenientes en el curro.

Gepeto iba sacando herramientas de su enorme caja...limaba aquí, pegaba allá, con la parsimonia de quien no tienen nada más que hacer que ver pasar las virutas por su vida. Yo le observaba admirada mientras él trabajaba. Me preguntó si tenía alguna enciclopedia. Le dije que si pensando si tendría que consultar algún dato sobre la madera del armazón de la cama. Me pidió que le trajera varios volúmenes y tonta de mí le pregunté...de alguna letra en concreto? Recuerdo que se me quedó mirando con cara de no entender nada. Le traje dos volúmenes de la enciclopedia Larousse, a kilo el tomo. Me pidió más. Cuando volví con los dos siguientes comprendí el uso que quería darles. Estaba utilizándolos a modo de gato hidraúlico para elevar la cama.

Pego las patas y me dijo que tendría que dejar la cama elevada al menos 48 horas para que el pegamento se adheriera bien. Por supuesto, no utilizar la cama en ese periodo. Le dio con un poco de aceite de oliva y la verdad es que la madera quedaba tan ideal como siempre.

Con respecto a la hendidura del suelo me dijo que no podía hacer nada. Me sugirió que comprase un barniz oscuro y pintara la muesca para que no se notara la diferencia de color.

Me hizo una factura cutre en un folio asegurando que se le habían acabado los formularios que le daban los del seguro. A mí me daba igual, sólo quería que aquello se solucionase. Pagué la factura con IVA incluido, le di mil gracias a Gepeto y me fui aquel viernes a trabajar mucho más aliviada por haber podido solucionar al menos el estropicio más evidente..

Como medida de precaución, llamé a mi hermano. Sabía que si mis padres notaban algo le preguntarían a él. Hay que negar la mayor!! pensé. Así que le dije que mientras hablaba por teléfono me había sentado en el borde de la cama (mi hermano sabía que yo tenía esa costumbre) y que habían saltado las patas, pero que ya estaba solucionado. Prefería que mis padres pensaran que se había tratado de un accidente por descuido mío, a que pensaran que era la repercusión de una noche loca de pasión...

El sábado muy de mañana, todavía no eran ni las 8, me llamaron mis padres. Había fallecido la madre de una amiga nuestra y se bajaban a Madrid corriendo. Se me pusieron los pelos como escarpias al pensar que no habían transcurrido ni 24 horas desde que la enciclopedia estaba sosteniendo la cama. Apuré hasta el último momento para retirar los tomos y recé a Santa Pita Pata para que aguantara.

¿Alguna novedad en estas dos semanas que llevamos fuera? No papá...todo como siempre.



Me pasé toda la noche sin pegar ojo. Me sentía doblemente culpable y egoísta. Tenía que pensar en mi amiga, hecha polvo por su madre fallecida, pero lo que de verdad me preocupaba era que las patas no saltaran otra vez con cualquier movimiento de mis padres en la cama.

Meses después me comentaron que iban a cambiar el armazón porque el que tenían estaba muy estropeado. Fíjate, me dijeron...en el último año se han soltado varias veces las patas y las hemos colocado como hemos podido, pero cualquier noche de estas nos quedamos en el suelo... Respiré aliviada.

Y por supuesto, no le he permitido a ningún ligue mío que vuelva a saltar encima de la cama.




lunes, 16 de mayo de 2011

El Gran Salto (2ª parte)

Nota de la bloguera: El post anterior simplemente pretendía servir como marco contextual para la segunda parte del post.


Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana llamada ParentsJaus (useasé, la casa de mis padres) vivía yo mi postadolescencia y primera juventud...

A principios del verano, mis padres habían hecho su obre más ambiciosa. Cambiaron la moqueta que cubría 2/3 de la casa por un precioso y brillantísimo parquet de color cerezo. Durante el tiempo que había durado esa obra directamente nos marchamos de la casa a un piso que nos dejó una amiga.

Por aquel entonces yo trabajaba por la tarde. Eso hizo posible que me escaqueara bastante de las horas que pasaron tras la obra poniendo todo en su sitio de nuevo y limpiando el polvo acumulado sobre los más de 1.500 libros que tienen entre las dos librerías.

La vuelta al hogar coincidió prácticamente con la marcha de vacaciones de mis padres. Una semana antes yo había comenzado a salir con Alex (la de la excalera). Era a finales de julio y tanto Alex como yo esperábamos pacientes que el 1 de agosto sus padres se marcharan de vacaciones para poder pasar las noches juntas. Yo estaba sola en casa (como Mackaulay Culkin pero sin ser tan repelente) mientras que en casa de Alex quedaban varios hermanos que ignoraban la incipiente bollería de su adorada hermana.

Llegó el 1 de agosto y salimos de trabajar directas a mi casa. Había dejado la mesa puesta y la habitación de mis padres llenas de velas. Tras una fugaz cena (para qué mentir, teníamos hambre de otra cosa) encendí las velas y nos fuimos a la cama. Esa iba a ser nuestra primera noche de dormir juntas y por el momento no queríamos dormir.

Alex...ocurrente y divertida hacía del sexo algo totalmente ajeno a la monotonía y aquella noche, aprovechando la ocasión, decidió que era el momento perfecto para hacer un salto de tigresa. Así que se levantó, cogió algo de impulso y saltó sobre la cama. No fue lo único que saltó...
A la vez que aterrizaba a mi lado, saltaron y salieron volando las patas de los pies de la cama. Sin ninguna sujeción en esa parte, el armazón antiguo de la cama, el colchón y nosotras dos, caímos a plomo sobre el hermosísimo y NUEVO parquet de la habitación.  

Durante unos instantes que me parecieron eternos nos quedamos paralizadas y en silencio. Yo esperaba oír a los vecinos de abajo que sin duda debieron despertarse asustados por el estruendo de centenares de kilos golpeando sobre sus cabezas. Alex estaba blanca. A la luz tenue de las velas parecía un fantasma acongojado.

Con cuidado me levanté para comprobar lo ocurrido. A ambos lados de la habitación yacían las patas rotas, una de ellas con un corte longitudinal. En el lugar donde había caído la cama encontré una hendidura en el parquet. No era muy ancha pero si profunda. La madera del parket perdía su color cerezo y resaltaba con un color vainilla...Pensé que mis padres me matarían. No sólo había quebrantado la norma implícita de no utilizar la cama de tus padres para tener sexo, no sólo había roto el armazón tan antiguo sino que había estropeado su preciosísimo parquet nuevo.
Fue entonces cuando descubrí una rara cualidad en mí. En vez de atacarme de los nervios me relajé y le dije a Alex...”el daño ya está hecho, vamos a disfrutarlo al menos”. Quizá es que el espíritu de Scarlett O'Hara se había apoderado de mí y pensé...mañana será otro día!!



Si queréis saber qué sucedió con la cama y sobre todo conmigo, cuando mis padres se tuvieron que volver al cabo de 6 días por un fallecimiento repentino, os emplazo al desenlace de esta historia.



Antes de terminar...quiero tener un recuerdo especial para dos blogueras. Una que ha abierto por primera vez la puerta de su armario y ha asomado timidamente la cabecita. Y para otra bloguera que, a pesar de ser de izquierdas ha decidido que lo mejor es privatizar su empresa para evitar tener que hacer un ERE o peor, cerrar la empresa. Seguro que hoy ellas valoran más que nunca la libertad de expresión...

viernes, 13 de mayo de 2011

El Gran Salto (1ª parte)

Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana llamada ParentsJaus (useasé, la casa de mis padres) vivía yo mi postadolescencia y primera juventud.

Salía con la gente del barrio entre la que se había extendido el extraño rumor de que yo era bollera. No entiendo de dónde habían podido sacarlo, puesto que vivía encerraica en el armario.

Cuando comencé a tener mis primeras relaciones decidí abandonar a aquel puñado de hipócritas y salidos homófobos que realmente no me aportaban nada positivo. Desde entonces, no fui cantando alabanzas acerca del lesbianismo por el barrio pero tampoco me cortaba a la hora de ir con alguna chica de la mano.

Así transcurría mi apacible vida. Durante la tarde iba a trabajar y por las mañanas estaba en el Museo. El Museo es como llamaban mis amigos a la casa de mis padres. No porque hubiera obras de arte sino porque no se podía tocar nada y todo tenía que estar impoluto.

Para que os hagáis una idea, es un bloque construido en los primeros años 70, pero nada queda del piso original. Desde el año 84 mis padres han ido reformando la casa. De hecho no ha habido año en que no hayan hecho alguna obra. Existen los adictos a las drogas, al alcohol, a las compras incluso al trabajo. Mis padres, presentan la rara patología de ser adictos a las obras, con el inconveniente añadido de que siempre generaban tensiones y broncas monumentales.

Conociendo esta adicción os podéis imaginar lo perfecto que tiene que estar todo siempre en esa casa. Sin polvo acumulado, con cada cosa en su sitio...Mi progenitora es capaz de saber si has movido un marco un sólo centímetro en cualquier dirección.

Dentro de todas estas obras que hicieron, lo que nunca tocaron fue mi segunda habitación. Cuando fuimos a vivir allí mi hermano tenía 4 años y yo 3. A mí me pusieron en una habitación típica de niña, con un edredón de flores rosas (me sale un sarpullido al recordarlo) y unos muebles años 70 que me horrorizaban.

La habitación de mi hermano era mucho más pequeña. Le hicieron un mueble a medida que ocupaba toda la pared. De ese mueble salía en horizontal, una cama de 80 centímetros de ancho y 170 de largo. Cuando la cama estaba sacada, apenas quedaba espacio entre ella y la mesa para levantarte por la noche.



Al llegar a la adolescencia, mi hermano creció y los pies se le salían de la cama. La solución que encontraron mis padres fue cambiarnos de habitación. Claro, él no se iba a quedar con el edredón de flores. Le hicieron un cuarto nuevo, con una cama mucho más grande y mullida que aquel viejo colchón hundido sobre el horrible somier atornillado al frontal de la cama.

En mi caso...heredé los muebles de mi hermano. Al ser una habitación tan reducida tendrían que hacer otro mueble a medida y como yo cabía en aquella cama pensaron que no valía la pena.

Os podéis imaginar que en cuanto ellos se iban un fin de semana o de vacaciones y yo tenía ligue cambiaba mi cama de 80 de ancho por su cama de matrimonio. Inocente de mí, pensaba que no se daban cuenta de que la utilizaba.

Lo curioso es que nunca sospecharon de mi hermano, sino que le preguntaban directamente si yo había llevado a casa a alguna “amiga”. Vivan los eufemismos!!!

Continuará...

miércoles, 11 de mayo de 2011

Marea Rosa

Pensaba que la verdadera “marea rosa” se producía cada año, a principios del verano, cuando se celebra la manifestación del Orgullo. Pero el domingo tuve que cambiar mi opinión al contemplar como un manto rosa se extendía ante mi vista.



20.000 mujeres nos reunimos en el parque de El Retiro para correr, andar, rodar o patinar los seis kilómetros y medio del recorrido de la Carrera de la Mujer.

Para mí fue un reto y una experiencia increible. Hace cuatro años iba a correrla por primera vez. Había quedado con Sis y su cuñada en correr juntas. Desde el mes de noviembre anterior me estaba preparando. Salía a correr 3 días por semana. Además de conseguir perder los 4 o 4 kilos que me sobraban, estaba consiguiendo ser constante en algo por primera vez en mucho tiempo.

Pero a finales de marzo de ese año me atropelló un coche y me dejó la pierna derecha bastante maltrecha. La consecuencia de aquel atropello es que no puedo volver a correr, algo que hasta entonces me había resultado vital.

Estos últimos años he visto con tristeza como se celebraban- A pesar de los ánimos de Sis y su cuñada no quise volver a apuntarme. Me sigue resultando difícil asumir que no puedo correr.

Pero este año vi el cielo abierto cuando Farala comentó que ella la iba a andar. Por fin tenía la oportunidad de participar sin sentirme sola o mal. Y allá que fuimos!!



Tras recoger el dorsal e integrarnos en la marabunta que se agolpaba en la línea de salida comenzamos la andadura.





Kali y Elenita Faralaez decidieron adelantarse y nosotras fuimos a nuestro ritmo. Pronto se nos sumó La Niña (de Hormiga) y así, a nuestro paso y disfrutando de la buena mañana superamos la línea de meta en 1 hora y 22 minutos. 

Por supuesto, después nos tuvimos que dirigir a una terrazita para el consiguiente avituallamiento. La mayoría pedimos pincho de tortilla. Ummmm, qué raro....un grupo de tortilleras pidiendo tortilla...

Y después de una experiencia que me ha reconciliado en parte con mi pierna, emprendimos rumbo cada una a nuestra casa. En mi caso, para pasar la tarde del domingo tirada en el sofá. La recompensa al pedazo de madrugón que me había dado.

Ah!! y es cierto que el deporte engancha. Ya me he propuesto para el año que viene bajar mi tiempo a 1 hora y 20 minutos jajajajajaja!!

domingo, 1 de mayo de 2011

Por qué escribo


Lo malo de despertarse en mitad de la noche es que se me ocurren post magníficos. Tras volverme a dormir y soñar, despierto con las ideas descolocadas, perdiendo la magia de la prosa escrita en sueñus interruptus. ¿Por qué nadie ha inventado una máquina que transforme los pensamientos en texto antes de que estos se disuelvan en las brumas de la duermevela?

El post que escribí esta madrugada versaba sobre los motivos por los que escribo. Creo que el objetivo de todas las personas que nos damos a las letras escritas es expresarnos y que por supuesto nos lean.

Eso es, escribo para conseguir expresar lo que torpemente dice mi voz y para que ese mensaje, esos pensamientos o sentimientos sean recibidos. Una parte importante de este proceso de comunicación es recibir contestaciones. Eso de momento no sucede en el grado deseado.
Cuando he hablado de este tema con otras blogueras me dicen que tenga paciencia, que se necesita tiempo para que la gente vaya conociéndote y te hagan comentarios.

Bueno, he de admitir que no me beneficia mi inconstancia a la hora de publicar post. Según comentaban Farala y Hormiga, los días que más leéis son los lunes y miércoles. Es algo que no tenía detectado. Y desde luego, publico cuando la inspiración me asalta sin tener en cuenta la posible audiencia.

No obstante hay cosas curiosas con respecto a mi blog. Por ejemplo, a través de las estadísticas, veo que hay alguien en California, concretamente en Mountain View, que me sigue fielmente. El mismo día que publico un nuevo post me lee. Sin embargo, creo que nunca me ha puesto ningún comentario. Ignoro si es hombre o mujer. Supongo que es algo que nos pasa a todas. Hay personas que nos leen y nunca nos comentan. Pero en el caso de esta persona de Mountain View me pica la curiosidad. Será algún español residente allí? Oye!! si es así y un día de estos sales en el programa de Españoles por el Mundo espero que menciones mi blog. Eso si que atraería a las masas jajaja!!

Recuerdo un día que miré las estadísticas. En cuestión de menos de 24 horas mi número de visitantes se había incrementado en más de 800. Me quedé maravillada y al mismo tiempo algo triste. Estaba esperando alcanzar la cifra de las 10.000 visitas para publicar un post de celebración y debido a este súbito incremento había sobrepasado las 10.200.

Me extrañó el estallido de popularidad. Una tiene su ego pero no considera que escriba tan bien, ni que tenga una vida tan interesante como para que de repente tenga una legión de seguidores...Al cabo de pocas horas descubrí lo que ocurría. Hacía un tiempo había escrito un post en el que mencionaba el nombre de una actriz, ganadora de un Goya, novia de un actor ganador de varios Goyas. Ese fin de semana se habían celebrado elecciones a la Academia de Cine y esa actriz había resultado elegida vicepresidenta. Como consecuencia, los internautas habían gugleado su nombre y habían aterrizado en mi blog. Mi gozo en un pozo. No eran cienes y cienes de bolloblogueras las que habían leído mis post.

Y luego está, claro, esa teoría de que a través del blog se liga mogollón. Chateando un día con una conocida bloguera me lo soltó y yo me reí. Contesté con mucha incredulidad un Si????? Y con el sarcasmo que la caracteriza ella contestó con un No?????? Había detectado que me habían tirado los tejos en algún comentario. Peeeeeero, o yo soy muy obtusa o ese ha sido mi único “éxito” romántico-erótico-festivo. Ná de ná. Será porque he puesto fotos mías? Ays!! mi autoestima por los suelos.



Quizá es mi perfil...quiero decir que publico post ñoños, tiernos...y claro, el imaginario popular me debe tener por un osito de peluche en vez de una leona capaz de arrancar de un zarpazo el sujetador más prieto. 






Si!! esa debe ser la clave!! Así que en mi próximo post escribiré sobre el célebre episodio del Verdadero Salto de la Tigresa!! Ese capítulo que mencioné días atrás y que por no sé qué misteriosa razón provocó la curiosidad de la comunidad bollobloguera...

Y después qué? En fin, tengo que rendirme a la evidencia. No soy la más popular, ni la más graciosa, ni la que mejor escribe. Tan sólo soy yo. Y debo respetar que la gente que me lee quiera o no quiera hacerme comentarios. Pero que sepáis que sois todos bienvenidos!!


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