viernes, 28 de febrero de 2014

On my own



Seguimos con algunas ¿casualidades?... Me levanto ayer y descubor que se ha fundido una de las dos bombillas del pasillo, dejando la mitad del recorrido a oscuras. La lámpara del salón agoniza. Ya me advirtieron que han dejado de fabricar las bombillas que necesita.  Estoy por dejar la cosa así en vista del coste de la electricidad, pero no es cuestión de atropellar a las gatas por mitad de la casa. El caso es que me he quedado casi a oscuras en casa.

Pienso en los últimos libros que he leído y releído... la autobiografía de Helen Keller, las memorias de una niña sioux que escolarizaron los blancos en su adolescencia, Jeanette Winterson con una cita que me deja temblando...

"Pero muchas veces no podía hablar. El lenguaje me había abandonado. Estaba en un lugar anterior a adquirir el lenguaje. El lugar abandonado"

Y ahora... leo sobre Karen, una niña autista, que no es capaz de pronunciar más que gruñidos cuando la encuentra su tía...

Todas las protagonistas tienen problemas para comunicarse... si...

Hablaba ayer con Alondra acerca de las lealtades, de los bandos, de las luchas ajenas que nos tocan... y con esa sabiduría que le confiere la experiencia me aconsejaba no mojarme en temas que no son realmente míos. Se ve que estoy chapada a la antigua y siento la necesidad de posicionarme cuando veo injusticias. En ocasiones hay que saber mantener una postura más neutra si el conflicto no me toca de lleno. Desde luego es un buen método para no gastar energías en lo ajeno.

En el fondo, Alondra me animaba como siempre a dar con mi propia voz, a ocuparme del adentro y no del afuera. Me gusta tanto el tiempo que comparto con ella... Puedo ser... simplemente ser a su lado, porque ella no juzga, no compara, no etiqueta, realmente no lo hace... ni se deja llevar por lo ajeno. Busca siempre las semejanzas que tiene conmigo para partir de ese punto. Estoy pensando en volver a meditar con ella. Necesito reconectarme porque siento que mi cuerpo, mi cabeza y mi deseo están totalmente alejados.

Resuena ahora algo que me dijo esta semana otra mujer sabia que dio justo en el clavo... "cada una con sus soledades"...



martes, 25 de febrero de 2014

¿Diálogo?

 
Hace tiempo que aprendí que tanto los diálogos como los silencios se mantienen entre dos.

Estos días están llenos de palabras a medio construir, de significantes nuevos, de viejas razones. Sobre todo están llenos de distancias algunas autoimpuestas, otras sobrevenidas, pero todas deploradas. 

Pienso en la letra de esa canción que nunca debí escribir, en los errores que cometemos y sus consecuencias, en el castigo que te infringen los terceros. En los gestos que hablan por las personas, En los significados. En mis sentimientos, a veces partidos, a veces rotos, a veces enteros.

Me enfado. Y como siempre que me ocurre, me entran ganas de salir corriendo en dirección contraria. Ahora me doy cuenta de que tengo un serio problema a la hora de expresar mi enfado y mi reacción natural es irme.

Ganas de tu guitarra, de tu voz, de tus metáforas, de tus chistes, Ganas de tomar una copa de vino en vuestra compañía. Ganas de sencillez y paz.

Ganas de sol y mar. De atardeceres desnudos. De sonrisas. No sólo las mías.

domingo, 23 de febrero de 2014

¿Casualidades?



Echo la vista atrás y descubro que febrero está lleno de casualidades... Hace tres años quedé con varias mujeres para comentar la historia del lesbianismo español. Entre esas mujeres estaban algunas reconocidas feministas y activistas LGTB.

Guardo un buen recuerdo de aquella tarde. Fue una reunión agradable que tuvo lugar en el Entredós, cuando allí aún no servían coca cola. Una de las activistas y yo quedamos horrorizadas al saber que por convicción se negaban a servir esa marca de refrescos, pero que si tenían otras bebidas de la misma compañía.

Justo un año después, quedé con esa misma activista en una cita que no se llegó a producir porque me dio plantón. Escribí un telegrama a Cupida agraviada por lo sucedido y pidiendo una cita en condiciones. Me respondió una muchacha diciendo que si supiera ligar se animaría a contestar mi telegrama. Fue una bonita manera de decir "no, gracias" a una pregunta que todavía no le había formulado.

Una semana más tarde, al fin se produjo la cita con la activista en cuestión. Una cita que quedará para los anales de la historia como la más desastrosa que he tenido nunca. Terminé cabreada como una mona sorda.

Un 23 de febrero de hace dos años me tatué un triskel en mi tobillo mientras le contaba a la mujer que me hizo el tatuaje, el desastre de aquella cita que ocurrió días antes. La risa y el llevar el tobillo embadurnado de crema anestésica hizo que no doliera apenas. Quedé tan contenta con mi tatuaje que desde entonces pienso que algún día me haré otro.

Hace un año, volvía a tener alguna cita... curiosamente con la muchacha que decía que no sabía ligar.  Esas citas comenzaron en el Entredós. Después se desarrollarían no muy lejos de allí, entre cervezas, palabras y croquetas. En esta ocasión si que me atreví a preguntar... a mi manera, por escrito... y con la mayor delicadeza que pudo dijo de nuevo... "no, gracias".  A diferencia del año anterior, no hubo cabreo, sólo tristeza.

Quizá Cupida quiso resarcirme y unos días después (hace 365 para ser exactos) la muchacha se lo pensó mejor y dijo... "venga, vale".  Cuando ha salido de mi casa hoy, llevaba una sonrisa preciosa en su rostro. Y me ha dejado otra a mí que aún perdura.





sábado, 22 de febrero de 2014

El wassap y un señor de Murcia


Como ya sabréis, el whatsapp está caído y medio planeta desesperado, al borde del suicidio colectivo, incapaz de comunicarse de otra manera.

No me quiero creer el ombligo del mundo pero es que es mucha casuadlidad, no? Veréis... tengo un grupo de whatsapp con unas amigas, algo muy frecuente. Nos pasamos el día diciendo chorradas varias, contando nuestras preocupaciones, alegrías y desesperos varios.

El caso es que hoy, una del grupo, Mamen, nos cuenta que quería comentar algo con otra... Paloma, así que le ha puesto un privado. Y que le ha contestado un señor diciendo que lleva muchas semanas recibiendo nuestros mensajes.

Por este medio, el señor (de Murcia) se ha enterado de que Concha ha estado en Borneo visitando a su hija, que Sara está de reuniones feministas en Madrid, que Chelo nos quiere mucho a todas los días impares y que yo ando con los puñeteros vértigos...  Temas todos de rabiosa actualidad y que suponemos le apasionan.

El caso es que con esta Paloma hemos wasapeado hace 10 días y ahora nos resulta imposible de localizar. Sólo tenemos el número del móvil  Imaginamos que el señor, harto de nuestras pequeñas grandes historias ha decidido tirar del cable y ha desconectado a toa España y parte del extranjero.

viernes, 21 de febrero de 2014

Y que florezcan los almendros


Llevo toda la semana encerraica. Si, mi vértigo del sábado noche (cual John Travolta en la pista de baile) se instaló comodamente y aquí me tiene con la pata quebrá. Que digo yo, que no se estaría alargando tanto si no hubiese sido tan lela de confundir la medicación y tomármela al revés.  :-(

No os quiero contar la cara de gilipollas que se me quedó cuando ayer el médico me empieza a hablar de la sulpirida, la betahistina y al ver mi cara de panoli con la caja de pastillas en la mano me dice... esta es la que te tenías que haber tomado los 3 primeros días. Y sólo faltaban dos pastillas del blister!!

Ay! si es que ahora entiendo a los ancianitos, pobrecillos, que en la farmacia se lían a darles genéricos y ellos ya no saben si la de la tensión es la azul o esa es la de los días de fiesta.

En fin, dejando eso a un lado, la existencia transcurre monótona entre mareo y mareo. Estos días me aburro viendo el curling en casa. Si es que no puedo ni leer! Miro por la ventana y veo cómo los pajarillos se acercan al nido que hay en el árbol situado delante del balcón. El invierno me pesa demasiado. Entre el agua y el aire mi ánimo se va quedando a la altura de las hojas caídas. Cada año me ocurre lo mismo.

Comienzo el otoño con ganas de fresco y para cuando llega febrero, que aún falta para que El Corte Inglés anuncie la primavera yo ya estoy más que necesitada de sol y buena temperatura. Si es que soy como las tortugas... que aparece un rayito y estiro el cuello.

Así que espero con ansias esos días de este mes en que cambia algo el tiempo y yo siento que el mundo renace. El anuncio de lo que está por llegar. Eso días en que el invierno firma la tregua y reconoce que, otro año más, pierde y deberá cesar. Si, echo mucho de menos los días en que todo vuelve a teñirse de colores. Y que florezcan los almendros.

domingo, 16 de febrero de 2014

El mejor regalo


Hace un par de semanas que Zami y yo nos pusimos a hablar de San Valentín. Como ya me imaginaba ella está totalmente en contra de la dichosa fecha y la celebración tan "tonta" que se hace de ese día. Tras comentar nuestras experiencias y lo que cada una quería, me hizo prometerla que no habría nada de regalitos moñas ni cuquicelebraciones.

Pero el otro día llegué a Sol y vi que comenzaba allí una cola impresionante de gente que subía por la calle del Carmen. Iba en dirección a la Fnac y pensé que lo mismo había algún concierto. Para mi tranquilidad la cola se metía en el CorteInglés que hay enfrente de la Fnac y me enteré de que el motivo era que estaba Laura Pausini firmando un disco de sus 20 años de carrera.

Al llegar a casa llamé a Zami y le dije toda contenta que no me había podido contener y que había hecho la cola para que me firmara (dedicándole a ella) el disco la Pausini. Me he pasado toda la semana amenazándola con que le iba a dar el disco y lo escucharíamos juntas. Por momentos veía que se le ponían los pelos como escarpias! De hecho creo que hubo algún momento en que hasta llegó a dudar de que me lo estuviera inventando.

Obviamente era una coña y no ha habido ninguna celebración. Pero cuando anoche me desperté de repente con un vértigo de la leche que hasta me caí de la cama, se quedó a mi lado despierta el resto de la noche para cuidar de mí. Me sujetó para que no me volviera a caer, me acarició para tranquilizarme y a cada rato me tocaba para comprobar que estaba bien. Fue Valientina.

¿Hay mejor regalo?

martes, 11 de febrero de 2014

Quiero ser feliz


Y al fin me corté el pelo!!! Si, después de casi tres meses... ya lucía una hermosa rata encima de la cabeza... una de esas matas de pelo que me crecen a lo afro por un lado y laciolamidoporunavaca por el otro. Realmente tenía un aspecto que dependiendo del día oscilaba entre interesante y fea de narices.

Así que aproveché la primera sesión del año de tupper pelu para pelarme a base de bien. Que qué es una tupper pelu? Pues una reunión en casa de alguna amiga donde acuden un montón de tías y una peluquera y por un módico precio te deja arreglá. Mientras esperas tu turno estás de animada cháchara con las compañeras y he de decir que las conversaciones suelen ser muuuuucho más entretenidas que en la peluquería convencional.

Total, que ya voy contenta sin pelo. Hasta sonrío más. Porque a mí el pelo me pesa mogollón y me agobia demasiado. Parece que como siempre lo llevo corto tengo poco y no es cierto. Además me nace y crece hacia delante, de manera que en cuanto el flequillo se desmanda, me encuentro con un telón delante de mi ojo vago que no me ayuda en nada a ir por la vida sin matarme.

Y otra cosa que me ocurre es que cuando me dejo crecer el pelo me noto que me pongo de mal humor. Me siento muy incómoda. No soy yo. No puedo explicarlo de otro modo. Es que simplemente no soy yo. Es como con los disfraces... que los odio... no me gusta parecer alguien que no soy yo.

En el taller de escritoras contemporáneas que hago nos toca leer el libro de Winterson... "Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?" --- ojo spoiler --- que es la pregunta que le hace la madre de la autora a esta, cuando descubre que es lesbiana. Nos consultaba la profe si alguna vez nos habían hecho esta pregunta. Nunca había pensado en ello pero reflexioné y caí en la cuenta de la cantidad de veces que me lo han preguntado a mí. No con esta frase en concreto. Hay muchos modos de formular una pregunta. Cada vez que hago algo que me aleja de la femineidad, que me corto el pelo, que me visto con ropa masculina, que dejo claro que no soy hetero, que no respondo al imaginario y al constructo heteronormativo, aparece alguien que me hace esa pregunta.

Puede tener forma de opinión, de comentario de rechazo, puede ser la cantidad de veces que me han juzgado por mi apariencia.... mis padres, mi familia, mis noamigos, mis compañeros de trabajo... o incluso la semana pasada en el Centro de Salud... cuando al salir del baño una señora me cogió del brazo y me zarandeó mientras me decía... has entrado en el baño de las señoras... Evidentemente, contesté. Y se me quedó mirando de arriba a abajo mientras sus ojos formulaban la  maldita pregunta... ¿por que ser feliz cuando puedes ser normal? ... por qué?

No lo sé. Y en realidad no me importa. Sólo me importa ser yo. Y quiero ser feliz.

sábado, 8 de febrero de 2014

Cambios en el Kilómetro Zero


Tengo nuevos vecinos! El señor que vivía antes al lado mío y que se dedicaba a tocarme las narices todos los días los bongos a todas horas, llevaba bastantes meses en que apenas aparecía por aquí. Para el verano se mudó con gran deleite mío mientras le veía sacar todos los instrumentos de percusión que tenía. Y a primeros de año empezaron a venir los nuevos inquilinos. Se trata de una pareja joven. Me los encontré el día que hacían la mudanza y aproveché para presentarme.
Ya, ya sé que tenía que haberles preparado una tarta, como se hace en Estados Unidos pero no pudo ser.

Siguen un poco la estela de artistas que no sé por qué se concentran en el kilómetro zero que es mi comunidad. En este caso ella es diseñadora de vestuario o algo así. Pero me basta con que no toquen instrumentos musicales. La verdad es que estoy encantada. No hacen apenas ruido, no ponen música, no parece que tengan tele.... Y tienen dos gatos!!! El otro día cuando llegué a casa me encontré con que habían dejado una bolsita colgada del pomo de la puerta. Tenía varios ratoncitos de juguete para Zoe y Lúa y los acompañaba esta nota.



Para no variar, Lúa se puso a jugar encantada con los ratoncitos y Zoe aprovechó la ocasión para expresar sus necesidades y anhelos...



Lúa me tiene preocupada. Llevo tiempo diciendo que está en plena adolescencia, y como tal, pasa mucho tiempo viendo la tele (en vez de leer que es lo que tenía que estar haciendo!). Creo que ya os comenté cómo se quedó embobada viendo Ice Age y los daltos que daba intentando atrapar la bellota de la peli.

El otro día andaba viendo un documental sobre la selva y salía una inocente rana que en un momento determinado saltaba de la hoja donde estaba. Lúa, que la contemplaba fijamente hizo gala de sus reflejos y le pegó tal manotazo a la tele que de verdad parecía que habría dejado a la rana tipo calcamonía. Pero no, la rana continuó en el documental y Lúa mirando sin entender cómo había fallado su zas maestro.

Pese a estas gatunadas creo que no podría vivir sin ellas. La pequeñaja muerta de frío se cuela por las noches en mi cama y se pega a mí, mientras Zoe ronronea junto a mi hombro. Cuando llego a casa me las encuentro detrás de la puerta . Si me ducho me esperan subidas al lavabo o al water. Si me siento en el sofá y estiro las piernas, Lúa se tumba encima de ellas y Zoe se queda a un lado después de amasar las mantas... Si... somos familia. Y somos felices juntas. Eso no cambia en mi pequeño Rincón del Arco Iris..

lunes, 3 de febrero de 2014

¿Conexión?


Ayer me pegué una hartada a llorar. De esas veces que por mucho que lo intentes no puedes y hasta no quieres parar. Como cuando se abren las compuertas de una presa.

Volvía a casa por la noche y mientras andaba por la calle me di cuenta de que no me dolían los pies en absoluto. Creo que es la segunda vez desde el mes de mayo en que no me duelen los pies.

Y se me ocurrió pensar que quizá tenía que ver la llorera con que se me hubiera quitado el dolor. Que las lágrimas se llevaron la tensión de mis fascias o algo así.

Supongo que en los últimos meses he estado pisando muy fuerte, intentando dejar huella. Pero estos días tengo la sensación de que algunas personas cercanas y que aprecio mucho ven mis huellas deformadas por las pisadas de otras. Curioso... cómo la intensidad se diluye en la sombra y las huellas se borran en un instante..


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