viernes, 31 de julio de 2015

Noviembre eras tú


Hay canciones que se alojan en ti. Canciones, películas, poemas, noches... y mujeres. Nada más descubrirlas se hacen un hueco, te erizan el alma y se encaraman a tus orillas convirtiéndose en marea.


Había luna llena cuando la conocí al sur de mis caminos. Al mediodía ya me había enamorado de su acento. Noviembre llegó con luz y calor, con volcanes y melodías, con susurros y amnesias contenidas. Noviembre me llenó de agua, de puntos suspensivos, de una hora demorada, abrazos y latidos.

Noviembre eras tú, intensa como aquella tarde en la penumbra de nuestra piel. Incienso, música, en mis pupilas Benedetti y de mis manos mil caricias. Noviembre lleno de aire fueron silencios, madrugadas y promesas al este de tu vida.

Y noviembre fue esa mujer que se retira.

Un sueño me seguía. Te esperé. Pasó la vida. Cuando volviste, el recuerdo de tu voz ya no dolía.

Noviembre, al norte de la lucha y siempre poesía.


Hay canciones que se alojan en ti... y mujeres que se alejan. Pero hay momentos en que las canciones desglosan los recuerdos. Y cuando escucho la guitarra y la voz rasgada aparece ese noviembre que esta noche ha venido a visitarme.

sábado, 25 de julio de 2015

Y tú de quién eres?


No sé si recordais que a mediados de mayo hice una entrevista de trabajo en la que lo pasé mal por las puñeteras bragas que llevaba. De resultas, me dije aquello de... "A las diosas pongo por testigas que nunca me volverán a apretar unas bragas!!"

Así que aproveché mi viaje a Nueva York para ir a un almacén que ya conocía y hacer acopio de unas bragas que me gustan y desde luego, no me aprietan. Como me traje un montón de bragas y calcetines, decidí que era el momento de limpiar el cajón de la ropa interior y hoy me he puesto a ello.

He recordado aquella época en que me dio por comprar calcetines de forma casi compulsiva... daba igual si la nevera estaba vacía pero necesitaba un par más de calcetines... si llega una guerra que no me quede descalza! No sé por qué fue aquello... Era tal mi afán por los "chinines" (como los llamaba de pequeña) que hasta le compraba pares a mis parejas o amigas. En fin, ya paso, eaeaea... pero de aquellos polvos, estos lodos y mi cajón está lleno de calcetines tobilleros. He aprovechado para tirar todos los que clarean o tienen pequeños agujeros. Ay!! si supiera coser...

Cuando me he puesto a seleccionar las bragas viejas que quería tirar, he encontrado algunas que no eran mías! Cuatro! cuatro bragas que no reconozco ni por tamaño, forma, ni color. Pero lo mejor de todo es que no tengo ni idea de quién son... Me he quedado mirándolas intentando averiguar a quién pertenecían y oye! es que ni idea... A ver, que mi casa no es un desfile de mujeres constante, ni mucho menos. Ultimamente tampoco recibo muchas visitas, pero es que no sé a quién se le ocurre irse dejando las bragas por ahí. Porque ninguna de las cuatro son de la misma persona. Y se me abren una serie de interrogantes...

- De quién son las susodichas bragas?
- Por qué las dueñas se las han dejado en mi casa?
- Se olvidaron de ellas en el fragor de la batalla o las dejaron a propósito como recuerdo?
- Traían de repuesto o se fueron con aquello al aire?
- Será que Lúa en su afán conquistador las apresaba y las ha ido escondiendo?

Lo cierto es que si estaban en el cajón de la ropa interior, es que previamente han pasado por la lavadora. Y no sé si agradecer a las susodichas que las dejaran en el cesto de la ropa sucia, o morirme de verguenza porque la mujer que limpia mi casa haya encontrado bragas sucias bajo la cama (o a saber dónde)

Recuerdo un ligue que tuve hace años que se empeñó en dejar un pijama para cuando venía a pasar la noche. Al cortar, no reclamó el pijama y se quedó allí meses hasta que me harté y lo mandé para Cuba con un atillo de ropa. Lógicamente las bragas han ido a la basura, así que si alguna de las que las dejó lo está leyendo... lo siento...

En fin, me temo que este misterio quedará sin resolver, pero no sabéis lo contenta que estoy con mis bragas nuevas!

jueves, 23 de julio de 2015

Aquella playa


No he vuelto a aquella playa desde entonces. Ni a escribir nombres en la arena. Y hace ya cinco años.

No, no he vuelto a aquella playa desde entonces. La arena aún guardaba la huella de su huella. La que depositó el verano anterior cuando fuimos juntas y que aún hay días que duele.



Después llegaría mi enfermedad, el año de baja, el curso de TR, las gatas... después llegarían otras pieles, con sus nombres, sus rizos, mil sonrisas y cien lágrimas, con dudas, lunas, canciones, temores y palabras.

Llegaste tú y no te supe ver. Sólo alcancé a adivinar tu presencia lejana y tu ausencia tan cercana. No te supe ver. Joder... simplemente yo no estaba.

Llegaron otras playas donde recalé, pero ya no he dejado mi huella. Ahora camino descalza, descubriendo la textura de la arena. Arrastrando los pies para evitar que formen letras.

En este tiempo he aprendido que cada una es dueña de lo que siente. Y atesora recuerdos de un pasado que sólo existe entre nieblas. Nos quedamos con lo que nos resuena.

Ahora mi memoria se viste de presentes. Y a veces miro a las mujeres que me rodean. Pienso si alguna es la que tenga que llegar. Si alguna habrá depositado ya su mirada sobre mí. O si ven más allá del afuera.

No, no he vuelto a escribir nombres en la arena. No quiero hacerlo. No creo que pudiera.


sábado, 11 de julio de 2015

Adiós W. Hola L!


Tanto, tanto tiempo que no sé ni por dónde empezar.

Me quedé en que había vuelto de Nueva York. Seguía con el ordenador estropeado hasta ayer que pude "arreglarlo". La solución ha pasado por cambiarme a Linux. Y aquí estoy, trasteando. Espero poder escribir más seguido a partir de ahora.

A finales de junio fue el cumpleaños de Lúa y Zoe... 4 y 12 años respectivamente... .Ya casi hace cuatro añitos que las tengo a las dos y me encantaría tener algún gatete más pero sé que Zoe se estresaría mucho y hoy por hoy me importa mucho más su bienestar que mis ganas gatunas. 

Peeeero el destino a veces decide por mí... y Tina, la asombrosa gata escapista apareció de nuevo. Se escapó de su casa y estuvo paseando por mi Bloque llorando como una desesperada durante tres días. Una madrugada desperté y la oí llorar en las escaleras así que salí y la recogí. La pobre estaba muerta de hambre. Tuve que encerrarla en la cocina para evitar que Zoe se peleara con ella. Cuando vino la impresentable de su dueña a recogerla al día siguiente me dijo que no le importaba que se escapase porque estaba en celo y quería que pasase por la experiencia de ser madre... Me quedé tan flipada que no supe qué responderle. Me imagino que no le habrá preguntado a la gata qué es lo que realmente quiere ella.

El finde del Orgullo me fui a la playa. El plan inicial era ir a la Mani pero ya os he dicho que el destino a veces decide por mí... y lo hace de un modo sabio... Necesitaba el mar. Necesito el mar de vez en cuando... y tuve la suerte de que me invitaran...





Sentir el agua que refresca tu piel. El aire, que se cuela entre los pliegues del cuerpo. El sol que se posa en tus pestañas. Y la apacible serenidad de saber que formas parte de un todo. Esa comunión con la mar, la tierra y el aire... 



Si, allí, contemplando los reflejos bailarines de la luz sobre el agua, reconecté conmigo. Son esos momentos en que me siento y me hago consciente de toda la belleza que hay, cuando consigo detener la vida un instante... el segundo que necesito para agradecer lo que me rodea y sentirme tan viva...

Gracias, por supuesto, a Rizos y a Ol por poner el marco ideal y los buenos momentos del fin de semana. 

Qué bueno contar con esas personas que suman, que sacan lo mejor de ti, que te acompañan en esos viajes del afuera al adentro. Y vuelta.



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