miércoles, 26 de octubre de 2011

La fiera amansada


Duermo plácidamente...por una noche no me he despertado a las 3 ni a las 5. Ummmm qué maravilla...De fondo oigo a las gatas deambular por la casa con su actividad nocturna. Me he acostumbrado ya a oirlas y no me perturban excesivamente.

¿Por dónde iba mi sueño? Ah si!! estaba con Chica y con mi hermano, en una casa de campo hablando sobre unas arañas que habíamos visto y los helicópteros que han venido a fumigar...

De repente oigo un alboroto y objetos que se caen golpeando contra el suelo. KlinCrashZupCatacroch!! El maullido afónico de Zoe y Lua con sus grititos agudos. Me levanto como una exhalación temiendo que alguna se haya hecho daño, pero al más puro estilo materno voy gritando por el camino...mecagoentóloquesemenea!! que no se puede dormir en esta casa o qué!

Me las encuentro en el pasillo...cada una con cara de...yo no fui!!, a mí que me registren...Sobre el suelo del salón esparcido el contenido de una balda de la estantería. Me dirijo a Lúa que con su mirada más inocente me contempla desde el sofá...Yo te mato y me quedo tan a gusto!!

Recojo y me pongo las zapatillas. Lúa corre espídica de un lado para otro. Tengo que estar atenta para no pisarla mientras voy a la cocina a por algo para desayunar.

Me siento en el sofá, abro el ordenador y comienzo a leer algún mail que me han enviado anoche. Después  el periódico. Estiro las piernas y Lúa se coloca entre mis rodillas. Sigo con los blogs. En uno de ellos el post es un vídeo con música relajante...

Y de pronto...aparece su carita detrás del ordenador tratando de averiguar de dónde sale esa música que le atrae...


Cuando desiste de averiguar el origen de la música da la vuelta a la pantalla y avanza desde el teclado hasta mi tripa. Trepa por mi pecho, busca la postura se hace un ovillito y comienza a ronronear. Se duerme escuchando la música relajante.

Cojo el mando de la tele convencida de que es el teléfono y marco un número de Madrid con prefijo y todo. Cuando se enciende la tele me doy cuenta de mi error.

Definitivamente necesito un relax. Localizo el bono del spa y miro los horarios...a las 4 me va bien.


lunes, 24 de octubre de 2011

La antesala de la lluvia


Qué fin de semana más intenso...Después de los últimos días llenos de insomnio y de emociones, me daba miedo que llegara el viernes. Tenía curso y allí recogemos todas las experiencias vividas en el último mes y las procesamos.

El curso iba a suponer el reencuentro con la activista coqueta después del cerrojazo que he pegado. Un mes si verla ni hablar con ella. Y lo curioso es que este mes lo he pasado tan ricamente en ese aspecto. Ummmm, está claro que en los últimos tiempos no la echaba de menos, la echaba de más...

Por otro lado, el tema que íbamos a tratar este mes prometía...fotobiografía. Sacar fotos de toda tu vida y analizar el contexto, los lenguajes corporales...qué pedazo de ejercicio. Es increible. Escribe en un folio un resumen de tu vida...ya, sin pensarlo previamente...a ver qué sale. Y luego pon las fotos encima de la mesa y mira a ver si concuerda lo que tú te has contado a ti misma de tu vida con lo que se ve en las fotos. Tal vez puedas contextualizar...descubrir que aquello a lo que le dabas tanta importancia no aparece en las imágenes, o simplemente corroboren, como es en mi caso, que aquello que me he contado siempre de mi vida es cierto, ocurrió, y a pesar de que no hablaba de ello, aparece reflejado a través de las fotos...

Pero lo mejor del fin de semana estaba por venir...Pena mexicana y su güera habían subido a Madrid y las tres estábamos invitadas a una fiesta. Me acerqué a la fiesta con poco cuerpo, la verdad...pero al momento de llegar me sentí genial. Pude conocer a la Sra. Castafiore que no nos regaló una aria pero corroboró lo maja que resulta a través de sus ocurrencias. Reencontrarme con Hester, Hormiga y La Niña, con Vericana y Arponauta (qué cariñosa que es!!), Lenteja con su alegre carácter y esa facilidad de palabra...y Bur, que me decía que la estaba sorprendiendo. Claro muchacha!! si es que lo que tú conociste en navidades era una sombra de la chris que soy!!

Lo pasé genial...había comida para un regimiento bollo hambriento. Yo creo que las anfitrionas temerosas de que Hormiga volviera a invitar a todo el vecindario y a parte de la fauna madrileña como ya ocurrió en las fiestas del orgullo...se propusieron no quedar mal y pasaron cocinando toda la semana!! Y qué forma de cuidarnos, pendientes las dos todo el rato de que no nos faltase nada de beber...

Yo no estuve al tanto del blanqueamiento del ano que comenta Hormiga, Estaba en el otro lado, descubriendo lo divertido que puede ser el Ichin de los ovarios. Quiero agradecer a Bur la paciencia que mostró ante la incredulidad de las allí presentes y el cachondeo con el que nos lo tomamos algunas...

La fiesta fue completa cuando llegaron del teatro Pena y su mujer. Qué rabia no poder compartir más tiempo con ellas ya que el domingo tuvieron que marcharse por la mañana.

En definitiva...una fiesta perfecta, con unas anfitrionas maravillosas y una compañía inmejorable. La reunión fue como una fina capa de agua que refrescó mi alma después de las emociones intensas de la semana. La antesala de esta lluvia con la que ha amanecido hoy Madrid.



PD: Lenteja me hizo un feedback preciso sobre el estilo de mi blog. Espero que con este post “cortito” y no tan intenso pueda mejorar su percepción :-)



jueves, 20 de octubre de 2011

Momentazo de otoño


Apuro los últimos días cálidos que quedan antes de que el frío se instale en las calles de Madrid y entre los límites de mi piel. He dado un corto paseo, dejando que el sol acariciara mi cuello. Caminando lentamente, contemplaba el cemento de las aceras, el alquitrán de las calles, el hormigón de algunos edificios. Hoy Madrid es gris y mi sombra afilada.

Los árboles comienzan a perder sus hojas y pronto yacerán desnudos a la intemperie. Los imagino y me estremezco porque soy yo la que me siento desnuda ahora mismo.

Hace un año que comencé ya el curso. Crecimiento erótico, que fue lo que más le llamó la atención a todas a las que se lo comentaba. Pocas reparaban en la otra parte...desarrollo personal. En este año he conocido a un montón de mujeres. Empezando por las del curso, un puñado de heteras con las que nunca me hubiera imaginado que iba a congeniar. No sólo hemos hecho piña (se nota que el dolor une) sino que me han ayudado a abrirme como nunca lo había hecho. Sin ellas me hubiera sido imposible conocer al resto de las mujeres que han ido llegando. Antes era demasiado cerrada.

Todas las que han ido apareciendo en mi vida me han aportado algo. La mayoría han llegado, han estado un tiempo cerca de mí y hemos terminado separándonos por motivos diferentes. Como si la vida les hubiera llevado hasta mí para que yo aprendiera algo nuevo y una vez cumplida su misión se marcharan. En algunos casos ellas se lo pierden y en unos pocos, nos lo perdemos las dos. Parte del proceso que inicié hace ya un año consiste en aceptar las ausencias cuando llegan, a dejar marchar a quien ya no quiere o no puede estar cerca de mí.

Hace unos días, a propósito de una comida familiar que tenía, alguien me emplazaba a comentar en el blog el “Momentazo del otoño” a imagen y semejanza de un post que publiqué en navidades. Pero es que el momentazo del otoño no ha tenido que ver con la familia (¿o quizá si?), sino con haberla conocido a ella. Una ella, que como otras a lo largo de este último año llegó por casualidad. Pero desde el principio algo la distinguió y fue la reacción que provocó en mí. Hicimos click...o al menos dentro de mí sonó ese ruido que te enlaza a algunas personas de manera inmediata. En nuestro caso ese click consistía en hablar durante horas, en reírnos con las mismas cosas, tener gustos idénticos, pensar muy parecido en temas básicos...sentía que ella era mi hermana gemela bollo, como un reflejo en ese espejo al que por fin había logrado asomarme.

Hoy se ha marchado. Ayer la vi preparando un pequeño equipaje y me quedé temblando esperando el momento en que me mirara a los ojos para decirme adiós. Por fin hoy se ha atrevido. Me ha sonreído y no han hecho falta las palabras...tan sólo su mirada dejando la mía anegada de lágrimas. Y mi alma envuelta en fragilidad.

Concierto para Oboe:



miércoles, 19 de octubre de 2011

Aventuras gatunas: De cómo Zoe y Lúa se encontraron



Hace ya unos 20 días que tengo a Lúa. Es maravilloso ver cómo ha crecido en este tiempo. No es mucho más grande pero si se ha alargado hasta el punto de que cuando se estira parece una gata salchicha!! Tiene una vitalidad tremenda y una agilidad increible. Además es muy lista. Pese a su escaso tamaño ha aprendido a ir trepando por los sitios para llegar donde sería imposible si tratara de hacerlo saltando.

Clava sus uñas en cualquier lugar y lo utiliza de anclaje para llegar donde se propone. La parte mala es que también me clava sus uñas a mí y voy con el cuerpo lleno de heriditas. Pero luego te mira con esos ojitos redondos y le perdonas absolutamente todo.

El periodo de adaptación con Zoe ha sido corto. Pensé que tendrían muchos más problemas en vista de cómo empezaron. Ay!! que no os lo he contado todavía!! Veréis...

Lúa llegó un domingo por la noche. Por precaución la metí en la cocina y cerré la puerta para que no se escapara por el pasillo. Zoe notó enseguida que había alguien más y andaba merodeando pro la zona.
El lunes, cuando llegué de trabajar me hice la comida y en un descuido Lúa salió al pasillo con más miedo que otra cosa. Y no era para menos, porque allí a menos de un metro estaba Zoe mirándola desde su altura.

Lo que pasó fue una recreación en toda regla de las escenas de las películas del oeste....

Frente a frente, se miraron a los ojos. Se oía el rumor del aire y las bolas de pelusa rodando por el pasillo. Yo, con mi vestido de tabernera típico de la época, me asomaba desde la puerta y las miraba entre expectante y horrorizada presintiendo lo que iba a ocurrir... Una melodía resonó en el silencio tenso. Tiroriroriiiiiii tarirooooo tiroriroriiiiiiiii tariroooooo

Allí estaban ambas...una desafiante, erguida sobre su lomo, con las pupilas dilatadas. Al otro lado la bolita de pelo suave e inmensos ojos azules, con ganas de jugar y sin entender por qué aquella congénere tenía cara de pocas amigas...A Lua el valor sólo le llegó para emitir un débil Mia!! ante el cual la sheriff Zoe le dejó bien claro que en Chris House ella impone la ley. El bufido fue tal que a Lúa y a mí se nos heló la sangre y corrimos a refugiarnos en la cocina.

Durante los días siguiente dejé que Lúa fuera saliendo y que ella solita se enfrentara a Zoe. Durenta algunos días no recibió más que bufidos como respuesta. Pero ella, la pitufa, sin caer en el desaliento seguía tratando de acercase a la grandullona. Corría detrás de ella y Zoe agobiada salía disparada por el pasillo tratando de darla esquinazo. Pero allí estaba Lúa, tratando de nuevo de acercarse.

A ratos Zoe me miraba con cara de...”no puedo con la vida, que tía más plasta”. Por la noche se disputaban quién estaría e la cama conmigo. Y aunque Zoe tiene preferencia por ser más mayor y llevar más tiempo, Lúa ha sabido encontrar su hueco.


Al cabo de pocos días de llegar las encontré una tarde, a mi vuelta del trabajo, tumbadas una enfrente de la otra. Lúa olisqueaba suavemente a Zoe y la grandullona se dejaba.En aquel momento supe que se habían hecho amigas.


Lua suele perseguir a Zoe por el pasillo y en el camino de vuelta es Zoe quien persigue a la pitufa. Pueden pasar así horas...incluidas las de la noche. A ratos, Zoe se tumba al lado de Lúa y le da lametoncitos. Así que en ese sentido ando ya despreocupada.

No así con la comida. La de Zoe, que es un tratamiento por problemas urinarios tengo que ponerla en alto porque a Lúa le encanta. Si consigue comerle algunos granos de pienso luego no para de mear. Tampoco tiene muy claro todavía qué es comestible y qué no. Se tira a morder el cable de mi portatil, el del cargador del móvil y en general cualquier cable que cuelgue. Por más que le explique que no se debe morder sigue con la manía, así que ya se ha llevado unos buenos chorros de agua.

Lúa no ronronea, no...más bien parece que taladre por el sonido tan fuerte que emite. Y cuando se pone a hacerlo a mí se me cierran los ojos por el efecto calmante que produce...

En fin! Que desde luego Zoe ha encontrado una entrenadora personal excelente. Y yo, una gatita mimosa que se me queda dormida recostada sobre mi pecho y que me ha sacado todo el instinto maternal que llevaba dentro.

Bienvenida a casa, Lúa.

lunes, 17 de octubre de 2011

Una segunda oportunidad


Hace un par de veranos me fui con unas amigas a la playa. Acababa de abrir el blog y recuerdo que estaba especialmente contenta por empezar a tomar contacto con la comunidad bollobloguera.

Durante esas vacaciones tuve varias discusiones con mis amigas. Algunas muy fuertes. Volví a Madrid muy triste por lo que había sucedido porque para mí nada tenía sentido. Por más vueltas que le daba, no conseguía entender qué había motivado realmente las discusiones, qué había hecho que se encendiera la mecha. Durante esas discusiones traté sin éxito de aclarar lo que estaba sucediendo pero volví a Madrid sin haber aclarado nada. Y lo peor, es que nunca llegó a aclararse. Eso ha motivado que la relación con estas amigas se haya visto afectada. Siento que ya no tenemos la misma confianza, ni el mismo respeto. Al menos a mí, me pesa mucho lo que pasó. Tal vez fue una tontería que se acabó convirtiendo en una inmensa bola de nieve.

Desde entonces, me he encontrado con algunos conflictos parecidos. Sin ir más lejos, este verano me ha sucedido con otra persona...algo que dices en el momento menos oportuno y que la otra persona malinterpreta o lo saca de su contexto, con el agravante además de no querer aclararlo. En este caso, el grado de cariño e intimidad que tenía con esta persona era mil veces menor al que tenía con mis amigas. Resultado...tú por tu lado, yo por el mío...guardamos las formas en los espacios comunes y en mi caso, procuro olvidar lo sucedido, pasar página...Eso si, con la sensación de tristeza de que algo que para mí era bonito terminó de un modo muy feo cuando no había esa necesidad.

Y hace unos días, me he visto envuelta en una situación digamos...extraña... con alguien nuevo para mí. Lo más lógico por mi parte hubiera sido dar media vuelta...pensar que quedarme cerca de esa mujer era arriesgarme a salir más dañada y que era imposible que de ahí saliera nada positivo. Pero el corazón me dijo...”quédate unos segundos más”. Y ocurrió. Comenzamos a hablar de lo que había sucedido. Fueron 2 horas de conversación, con mucho respeto y honestidad por ambas partes, en la que cada una supo asumir su parte de responsabilidad. No se trataba de quién tenía razón, o de quién era la culpa...simplemente se trataba de dos mujeres tratando de resolver. Y lo hicimos. Creo que eso nos ha servido para que nuestra amistad recién iniciada se haya fortalecido. El saber que cuentas con el respeto de la otra persona y con la intención de resolver los problemas que puedan surgir hace que las relaciones sean mucho más sanas.



¿Por qué nos cuesta tanto en general resolver conflictos? ¿Somos incapaces de dejar a un lado nuestro ego? ¿O tenemos tanto miedo a que nos hagan daño que utilizamos la estrategia del ataque como mejor defensa?

En el taller en Valencia de hace unas semanas corté una ramita de un olivo. Necesitaba ese símbolo para poder ponerme en paz de forma interior con la activista coqueta. Sé que entre nosotras va a ser imposible tener un diálogo en mucho tiempo y al menos yo necesito no sentirme en guerra.

Quizá ese cambio de actitud ha sido lo que me ha impulsado a darle una segunda oportunidad a una mujer de la que me recomendaban que saliera corriendo. El hecho de que ella tuviera la iniciativa, quisiera aclarar lo ocurrido y pidiera disculpas por lo sucedido me dice mucho de la clase de persona que es. Bueno, en realidad eso me ha llevado realmente a darnos a las dos una segunda oportunidad. Porque cuando sucede algo así, siempre es sobre un “nosotras”, no solamente sobre un “tú” o "yo".

Persiste en mí ese halo de tristeza por las relaciones que han acabado con discusiones o malos entendidos pero me reconforta y alegra mucho saber que todavía quedan personas que se preocupan por solucionar los conflictos a través del diálogo. Bienvenidas las palabras.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Mi isla interior


Comienzo vacaciones y en vez de dormir, que es lo que corresponde, aquí estoy presa de la preocupación que hace que se dispare mi insomnio. No es que me coman los nervios, para nada, pero cuando me despierto con algo en la cabeza estoy tan despejada que me cuesta horas volver a dormir.

Zoe está pocha. Ayer sobre las 9 de la noche me di cuenta de que estaba afónica. Zoe, la de los Miaaaaaa infinitos, la que ultimamente sólo decía Weeeen no tiene voz. Será que le he contagiado mi resfriado y la ronquera que he tenido estos últimos días? No sé. Ek caso es que aprovecha a ponerse mala cuando el veterinario ya ha cerrado. Y hoy festivo. Genial!. Supongo que tengo que pasar por este momento para descubrir si ella es lo suficientemente fuerte. Pero me mata verla con el rabo caidito. A última hora tenía fiebre. Ahora la he estado tocando y parece que está mejor. Incluso se ha subido al lavabo para que la abriera el grifo. Eso es buena señal.

¿Os he dicho que estoy de vacaciones? YUPI!! Qué buena sensación...Habrá quien piense que para qué quiero vacaciones si me he pasado practicamente el último año sin trabajar. Sip!! pero es que es muy diferente estar de baja a estar de vacaciones.

Lo que no os había contado es que el supuesto plan para estas vacaciones era irme a París. Fue un regalo de cumpleaños para disfrutarlo en estas fechas. Pero estuve pensando que en realidad sería un viaje a ninguna parte. Así que yo me hice otro regalo por mi cumpleaños. La posibilidad de decir por fin que no. Quizá os parezca una chorrada, pero ha sido el mejor regalo que me he hecho en mucho tiempo...

Con las ganas que tengo de ver la famosa pirámide...¡otra vez será!


El regalo me lo hicieron...me lo hizo, qué carajo!! con toda la buena fé del mundo pero yo sabía que a mí me haría mucho daño. Y eso me dio el valor para poner fin a algo que se estaba alargando demasiado. Dije no. Y me pidió hablar, negociar, quedar bien. Y de nuevo dije no.

Así que aquí estoy poniendo distancia. Tomándome mi tiempo. Colocando cada cosa en su sitio. El sitio que le correspondía desde hace muuuuuucho...pero es que yo antes no estaba preparada para hacer la mudanza, para trasladar las emociones al lugar que le correspondían. Hasta que no hice el ejercicio del laberinto en Valencia, no pude encontrar el camino de salida de mi propio laberinto. 

Y como siempre...cuando consigues cerrar una puerta, se abren ante ti numerosas ventanas por las que asomarte a un mundo nuevo. Un mundo donde te refresca una brisa marina estupenda. Un viento alísio que me hizo respirar hondo y sentirme muy viva!!

Vacaciones...un momento genial para ocuparme de mí misma. Creo que me voy a acercar al Lago de la Casa de Campo a ver los cursos de piragûismo. Me quedé enganchada cuando estuve en las Hoces del Duratón. Me encantaría poder practicar allí en el lago. Dado el lamentable estado de mis piernas que no me dejan correr lo que me quisiera, al menos ejercitar la parte superior de mi tronco.

Pasearé, disfrutaré de los últimos días que nos quedan de buen tiempo por aquí. Lecturas atrasadas. Disfrutar de Zoe y Lúa. Algún cine...habrá concierto de Tiza? Lo que cae seguro es una sesión de spa en un hotel de la Gran Vía. Ese si que fue un regalo de cumpleaños al que le di un SI enorme!! Y el domingo es el cumpleaños de Sis. Mi hermana se va haciendo mayor. Pero es una excusa genial para subir a la sierra y disfrutar de la naturaleza!!

Me apetecen estos días de descanso. Me siento bien, relajada, tranquila y quiero aprovecharlos para estar conmigo, mimándome mucho. ¿A que es un buen plan? París que me espere sentada.

sábado, 8 de octubre de 2011

Cuando ya no es mío...sino vuestro


 Debido a que Farala cerró su blog se vio truncado mi sueño de aparecer con mi vestido de comunión. Llegué demasiado tarde al concurso “Era pequeña y estaba indefensa”. Y para ser sincera, viendo la foto creo que no lo podría haber ganado porque aparezco toda sonriente. Eso si...a anécdota comunionera no me gana nadie!! Ahí va!

Resulta que para mi comunión no sólo tuve que aguantar el vestido de nido de abeja y el lacito rosa, sino también unos calcetines y unas bragas de perlé. Como ya desde pequeña me gustaba ser original, unas semanas antes de hacer la comunión me destrocé el tobillo jugando en el colegio. El traumatólogo me escayoló la pierna hasta la rodilla y le dijo a mis padres que tenía que estar escayolada tres meses y sin apoyar el pie en el suelo pues corría el riesgo de quedarme coja (dio igual...siempre he cojeado del mismo pie!!)
Así que hice la comunión con la pierna apoyada en un taburete -como el que describía Farala en su post más escatológico- y con un picor tremendo en mi zona genital debido al puñetero perlé.

Fue terminar la comunión y les anuncié a mis padres que me iba a quitar las bragas. Intentaron convencerme de que no lo hiciera, pero presa de una irritación tremenda en mis “bajos fondos” me puse el crucifijo por montera y dije que no iba a aguantar con eso ni cinco minutos más. Menos mal que la iglesia estaba cerca de casa. Allá que se fue mi padre corriendo a buscar unas braguitas (mi culo todavía mantenía un tamaño respetable) y me metió en el coche para que me las cambiara. Más relajada de picores pude ir a comer con mi hermano, mis abuelas y mis padres.



Todo esto viene porque al ver la foto de la comunión he pensado que mis padres querrían que su hija continuara siendo la “dulce niña del lazo rosa”. Pero para cualquiera que me conozca aunque sea de lejos, sabe que mi imagen dista mucho de esa y desde hace años. Les gustaría que no me cortara el pelo, que no diera la imagen de lesbiana y no se dan cuenta de que dependiendo de quién me mire seré una pedazo de bollo, un niño guapo que incluso liga con gays en chueca o una chica dulce, tierna y cariñosa como me han dicho hace un rato. Y es que aunque sea SU hija, soy Chris y tengo identidad propia además de todas las que me quieran otorgar las personas con las que me relaciono.

Esto que veo tan claro en la relación con mis padres, me cuesta más asumirlo de cara a mí misma. Escribo y una vez que lanzo a la blogosfera mis letras, estoy a merced de cada persona que lo lea para que entienda lo que le parezca. Siempre escribo con un motivo o propósito concreto pero casi nunca será interpretado según lo que yo quería trasmitir.

Esta tarde, una mujer estupenda me ha dicho que le parecía que yo escribía con mucho humor algunos relatos erótico festivos y que “le ponían”. Esto último, así de crudo...que mis relatos eróticos le ponían. Y yo si que me he puesto. Me he puesto como un basilisco. Me ha dado un coraje tremendo pensar que algo que yo escribo en plan de cachondeo, pero inocente, puede llegar a erotizar a alguna lectora.
Quizá es que he sentido cómo perdía el control por completo sobre lo que escribo...y la frustración de no conseguir mi objetivo de simplemente lograr una sonrisa cómplice en algún lugar del mundo. Después del mosqueo y de haberle dejado claro a esta mujer que yo no pretendo hacer un certamen de la sonrisa vertical con cada post lo he pensado mejor, de forma más calmada...

Una vez que escribo algo, queda en las manos y los ojos de quien lo lee. Ahí pierdo mi poder sobre lo escrito. Cobra vida propia y adquiere personalidad en las retinas de cada una de vosotras. Habrá a quien le sugiera mucho o quien piense que me dedico a contar chorradas. Habrá quien me considere la mujer más aburrida del mundo y la que esperará impaciente cada post mío (mira que lo dudo). Si alguna vez logro publicar de forma más amplia tendré que aprender a vivir con la incertidumbre de si habré logrado expresar lo que quería. O aceptar que cuando escribo determinadas cosas...hay mujeres a las que "les pone". Del mismo modo que cada libro le sugiere algo diferente a cada lector que lo adquiere... mi post ya no es mío. Desde el momento en que le doy al botón de enviar deja de pertenecerme y pasa a ser algo vuestro.

Pido disculpas desde aquí a la mujer que ha tenido la paciencia de aguantar mi chaparrón hoy y quiero agradecerle todos los momentos de buen rollo, de sonrisas y de ternura que me han sugerido sus letras.
Por cierto!! estoy esperando ansiosa la respuesta a la pregunta sobre Rosana!!

Este post ya no es mío...hoy es tuyo por derecho propio. Te lo has ganado.



miércoles, 5 de octubre de 2011

Mucho antes que la Duquesa...


María era una mujer fuerte y muy alta para su época. Con un metro ochenta destacaba cada vez que salía a comprar por la calle Hermosilla. Las mujeres la miraban con admiración sin alcanzar a imaginar la dureza de su experiencia vital.

Como tantas mujeres nacidas a principios de siglo, apenas había tenido educación. Eso si, el hecho de haber nacido en León le había conferido un espíritu de lucha encomiable. Ese espíritu fue el que le ayudó a salir adelante cuando dejó su pueblo natal y se trasladó a Madrid. Allí trabajó de costurera y fue al lado del taller donde conoció a Jesús. El amor surgió fuerte entre los dos jóvenes. Cada tarde Jesús le esperaba a la salida del taller y le acompañaba hasta su casa. Le contaba sus clases de medicina y su afán por lograr ser un buen médico. Hacían planes sobre los hijos que tendrían y dónde vivirían. Pero una mañana de verano Jesús la llamó al taller para explicarle que su padre había fallecido y que tenía que viajar ese mismo día a su pueblo para hacerse cargo de su madre y sus hermanos pequeños.

María esperó en vano su vuelta durante meses. Cuando se hizo a la idea de que Jesús no podría volver conoció a Andrés, un hombre apasionado por la política. Era su tema preferido cuando no estaba trabajando en la fábrica. A María le gustaban sus facciones morenas y que era casi tan alto como ella. Pese a no compartir del todo sus ideas le entusiasmaba la pasión que ponía Andrés en todo lo que hacía. La guerra les sorprendió recién casados pero Andrés no dudó en marchar al frente a pesar de que María estaba esperando ya un hijo. Cuando llegó la carta anunciando que él había muerto fusilado en la cárcel, María acababa de celebrar el segundo cumpleaños de Andresito.

Para lograr sacar adelante al niño en la dura posguerra María aceptaba todos los trabajos que le iban llegando. Su fuerza de voluntad que a veces rozaba la terquedad le hacía avanzar poco a poco. Con los años consiguió un empleo inmejorable. Le contrataron como secretaria en un periódico. Allí conoció a Don Miguel, un hombre mayor que ella, de semblante serio pero extremadamente amable. María no tardó en darse cuenta de que Don Miguel le prestaba una atención inusual y poco a poco fue aprendiendo a querer a aquel hombre bajito de madre francesa y gran educación. Cuando Don Miguel le propuso matrimonio María sopesó que era una madre viuda, cercana a los 35 años y que no contaría con muchas más oportunidades de tener una vida estable. Aceptó pronto y al año siguiente nació Miguelito.

No hacía falta ser muy lista para ver que a Andresito no le hizo ninguna gracia la boda de su madre. Acostumbrado a ser el “hombre de la casa” pese a sus escasos 9 años de vida, ahora llegaba un señor serio y un niño cabezón. Miguelito se convirtió en el blanco de sus travesuras, incapaz como era Andrés de aceptar su papel de hermano mayor.

María vivó unos años dorados. Don Miguel era un reputado fotógrafo y se codeaba con lo mejor de la sociedad madrileña de los años 50. Los paseos militares o las recepciones en el palacio de El Pardo a las que tenían que asistir obligados se llevaban mejor cuando llegaban los domingos y acudían a los merenderos que estaban situados junto al Manzanares. Allí Miguelito jugaba con unas gemelas y su hermana mayor ignorando que algún día harían el papel de tacañonas en el 1,2,3.

Los buenos tiempos acabaron cuando en 1960 Don Miguel falleció de cáncer. María de nuevo se quedaba sola, esta vez con un adolescente al que sacar adelante. Comenzó a trabajar en el servicio de Meteorología y eso le ayudó a superar la muerte de su segundo marido. Nuca le había gustado el término viuda por lo que solía quedar con sus amigas o sus compañeras de trabajo para ir a merendar o ver alguna película en el cine.

Miguelito fue creciendo mientras Andrés se casaba y formaba su propia familia. María ejercía de abuela con el entusiasmo de la despreocupación. Por primera vez en su vida los niños pequeños no eran un asunto de supervivencia para ella.

Miguel, ya crecido encontró también una mujer con la que se casó y tuvo dos hijos. Al igual que con el resto de los nietos, María les prestaba atención un día a la semana. Ahora que tenía tiempo para si misma y una cierta estabilidad económica era el momento de divertirse todo lo que no habia podido hacerlo en su juventud.

Con lo que no contaba María es con encontrarse una tarde paseando por el Retiro con Jesús, su primer amor...su gran amor. El tiempo había pasado para los dos pero se reconocieron al momento. Jesús tuvo que abandonar sus estudios de medicina y se había convertido en un humilde practicante. Cuando supo del primer matrimonio de María se casó con otra mujer. Había tenido tres hijos pero dos habían fallecido muy jóvenes por enfermedades. A Jesús le pesaba el no haber podido ayudar a sus propios hijos.

El amor surgió de nuevo. Esta vez de un modo sereno, con la calma que dan los años y el dolor sufrido en la vida. María decidió que quería pasar el tiempo que aún les quedaba con él. Sabía que le costaría un disgusto en la familia pero no quería dejar escapar la oportunidad de ser feliz. Por fin no importaba la altura, ni la posición social, ni las profesiones, ni el bando político...Cuando se lo dijo a Andrés se oyeron los gritos en todo el bloque. Aquel muchacho chapado a la antigua no entendía que su madre, viuda dos veces, con algo más de 60 años a sus espaldas quisiera pasar por la iglesia de nuevo. Serían la comidilla de todo el barrio.

¿Qué clase de mujer se enamora con esa edad? ¿Y para qué quiere dormir con un hombre? A Andrés le atormentaban esas dudas y corrió a la iglesia para intentar encontrar las respuestas a través de la oración. Durante horas rogó a Dios que le hiciera desistir a su madre de aquella locura.

Él fue el que la llevó del brazo el día de la boda y quién le entregó a Jesús en el altar. Migiel desde la primera fila de los bancos sonreía.




domingo, 2 de octubre de 2011

Laberintos


Tenía previsto contaros cómo se produjo el primer encuentro entre Zoe y Lua pero me he dado cuenta de que antes de eso, debo explicar cómo llegó Lua a mi vida.

Me fui el fin de semana a Valencia, para el nuevo taller del curso que hago. Llevamos un año con él y me parece mentira lo rápido que se me ha pasado. He conseguido congeniar bastante con el grupo de mujeres que lo formamos. Y aunque soy la única lesbiana (declarada) del grupo no me siento diferente ni aislada. Incluso alguna me ha cogido especial cariño y me llama “mi bollito” en plan cariñoso.

Este taller ha sido especialmente intenso. Yo viajaba muy sensible por esos capítulos inacabados que comentaba en mi anterior post. Y especialmente por el cerrojazo que le he dado definitivamente a uno de esos capítulos.

Quizá nada sucede porque si. Llega un momento en que las casualidades que te presenta la vida son tantas que está claro que no puede ser simple azar. El taller de este mes trataba sobre los Laberintos de la vida...esas crisis que enfrentamos todas al perder a un ser querido, con duelos o ausencias o incluso con problemas que arrastramos desde hace tiempo.

En determinados momentos iniciamos laberintos en la vida. Como su representación física, son caminos complicados, llenos de curvas, vaivenes, inseguridades...donde no ves el final, donde te sientes perdida y llena de confusión, con la única certeza de que debes llegar al centro para encontrar el camino de salida y de que cualquier atajo que tomes te hará perderte aún más.

Para comenzar el taller, nos perdimos en el camino de ida. Un trayecto que se recorre en 4 horas nos tuvo más de 7 horas deambulando por la geografía española. Aquello sólo fue el inicio. Salimos a la naturaleza para ver diferentes representaciones laberínticas y experimentar las sensaciones que provocan.

El segundo día del taller ocurrió algo sorprendente. Tuvimos que hacer un ejercicio consistente en crear entre todas un laberinto físico. Un laberinto a escala humana por el que transitaríamos reflexionando sobre los laberintos en los que se haya inmersa cada cual. En ese momento me avisaron de casa. A mi padrino le había dado un infarto y le habían tenido que operar de urgencia. Me puse tan nerviosa que no podía ayudar a la elaboración del laberinto así que bajé al jardín a relajarme. Allí vi a las gatitas de la huerta con una nueva adquisición. Una gatita siamesa muy pequeña, de apenas 3 meses de vida, acurrucada junto a su madre. Me puse a hablar con el dueño de la huerta y me comentó que la gatita venía de la casa de Mario Testino y que era un problema para él que ya tenía 2 mastines y las otras 2 gatas. No quería que esta se quedara preñada en cuanto creciera. En principio iba a ser para el sobrino de Mario pero se había marchado a estudiar a otro país y le dieron la gata a él como regalo. Uno de esos regalos envenenados que a veces nos hacen.

La cogí en brazos. En realidad la podía sujetar con una sola mano. Me miró con unos ojos azules inmensos y redondos y comenzó a ronronear. Parecía más bien una taladradora. Me la pusé en el pecho y fue cerrando los ojitos. Me enamoré allí mismo. Sentía como los ciclos se complementan. Como a las muertes se les unen las vidas, ese milagro continuo que no percibimos...

Cuando fui capaz de dejar de nuevo a la gatita con su madre adoptiva y subí a la sala, ya habían terminado el laberinto. Me quedé contemplándolo en silencio. Era hermoso, muy hermoso. Lo rodeé pegada a la pared porque no quería ni tocarlo. Después me enteré que habían contado que en muchas sociedades, los laberintos son elementos sagrados que no debes atravesar si no es tuyo.

Laberinto en la Catedral de Chartres


Cuando llegó mi turno recorrí mi laberinto en silencio. Fui recordando el primer laberinto que surgió en mi vida, cuando aún no tenía ni 4 años. El más largo, el que más me ha costado atravesar y con el que ya he encontrado la zona de salida poniéndome en paz con quien me metió en él. Recordé a mi padrino, peleando por mantenerse vivo pero sin asumir que eso implica renunciar a lo que nos mata.
Y de forma especial, pensé en ese laberinto en el que me encuentro deambulando desde hace 3 años. Por fin he llegado al centro, el lugar donde encuentras el conocimiento que necesitabas para poder salir de él. He emprendido ahora el camino de salida. No puedo engañarme, es tan complicado como el que me ha llevado hasta el centro, pero vuelvo más sabia, más fuerte, más yo.

En el viaje a través de los laberintos encuentras aliados y monstruos. Los aliados son los que te ayudan de verdad. Y los monstruos, aquellos que te ponen trabas para lograr salir del laberinto. A veces, nuestros mejores amigos se convierten en monstruos dentro del laberinto por el que estamos circulando. Pero casi siempre, los monstruos lo que hacen es reflejar nuestros propios miedos e inseguridades. Es decir, nosotras somos nuestras mejores aliadas y nuestros peores monstruos. Y a pesar de sentirnos acompañadas, nadie puede hacer ese camino por nosotras.

Tengo la suerte de haber encontrado una aliada en este camino de vuelta. La pequeña Lua, que ha llenado mi vida de alegría. Si...me llevé a la gatita a casa. Sentí que ella necesitaba mis cuidados y yo necesitaba de su inocencia, su confianza, su cariño... Un dar y recibir tan lindo como sus enormes ojos. Además, es la mejor entrenadora personal que le podía conseguir a Zoe. Con ella ha hecho más ejercicio en una semana que conmigo desde que la tengo.

 










El fin de semana fue intenso y muy hermoso. Hubo lágrimas y miles de sonrisas. Y mujeres geniales que me acompañaron en el laberinto que estoy recorriendo y que me acompañan en el discurrir de la vida. Así, merece la pena vivirla a fondo. Aún cuando duela o cuando el camino esté lleno de dudas y temores.


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