lunes, 17 de octubre de 2011

Una segunda oportunidad


Hace un par de veranos me fui con unas amigas a la playa. Acababa de abrir el blog y recuerdo que estaba especialmente contenta por empezar a tomar contacto con la comunidad bollobloguera.

Durante esas vacaciones tuve varias discusiones con mis amigas. Algunas muy fuertes. Volví a Madrid muy triste por lo que había sucedido porque para mí nada tenía sentido. Por más vueltas que le daba, no conseguía entender qué había motivado realmente las discusiones, qué había hecho que se encendiera la mecha. Durante esas discusiones traté sin éxito de aclarar lo que estaba sucediendo pero volví a Madrid sin haber aclarado nada. Y lo peor, es que nunca llegó a aclararse. Eso ha motivado que la relación con estas amigas se haya visto afectada. Siento que ya no tenemos la misma confianza, ni el mismo respeto. Al menos a mí, me pesa mucho lo que pasó. Tal vez fue una tontería que se acabó convirtiendo en una inmensa bola de nieve.

Desde entonces, me he encontrado con algunos conflictos parecidos. Sin ir más lejos, este verano me ha sucedido con otra persona...algo que dices en el momento menos oportuno y que la otra persona malinterpreta o lo saca de su contexto, con el agravante además de no querer aclararlo. En este caso, el grado de cariño e intimidad que tenía con esta persona era mil veces menor al que tenía con mis amigas. Resultado...tú por tu lado, yo por el mío...guardamos las formas en los espacios comunes y en mi caso, procuro olvidar lo sucedido, pasar página...Eso si, con la sensación de tristeza de que algo que para mí era bonito terminó de un modo muy feo cuando no había esa necesidad.

Y hace unos días, me he visto envuelta en una situación digamos...extraña... con alguien nuevo para mí. Lo más lógico por mi parte hubiera sido dar media vuelta...pensar que quedarme cerca de esa mujer era arriesgarme a salir más dañada y que era imposible que de ahí saliera nada positivo. Pero el corazón me dijo...”quédate unos segundos más”. Y ocurrió. Comenzamos a hablar de lo que había sucedido. Fueron 2 horas de conversación, con mucho respeto y honestidad por ambas partes, en la que cada una supo asumir su parte de responsabilidad. No se trataba de quién tenía razón, o de quién era la culpa...simplemente se trataba de dos mujeres tratando de resolver. Y lo hicimos. Creo que eso nos ha servido para que nuestra amistad recién iniciada se haya fortalecido. El saber que cuentas con el respeto de la otra persona y con la intención de resolver los problemas que puedan surgir hace que las relaciones sean mucho más sanas.



¿Por qué nos cuesta tanto en general resolver conflictos? ¿Somos incapaces de dejar a un lado nuestro ego? ¿O tenemos tanto miedo a que nos hagan daño que utilizamos la estrategia del ataque como mejor defensa?

En el taller en Valencia de hace unas semanas corté una ramita de un olivo. Necesitaba ese símbolo para poder ponerme en paz de forma interior con la activista coqueta. Sé que entre nosotras va a ser imposible tener un diálogo en mucho tiempo y al menos yo necesito no sentirme en guerra.

Quizá ese cambio de actitud ha sido lo que me ha impulsado a darle una segunda oportunidad a una mujer de la que me recomendaban que saliera corriendo. El hecho de que ella tuviera la iniciativa, quisiera aclarar lo ocurrido y pidiera disculpas por lo sucedido me dice mucho de la clase de persona que es. Bueno, en realidad eso me ha llevado realmente a darnos a las dos una segunda oportunidad. Porque cuando sucede algo así, siempre es sobre un “nosotras”, no solamente sobre un “tú” o "yo".

Persiste en mí ese halo de tristeza por las relaciones que han acabado con discusiones o malos entendidos pero me reconforta y alegra mucho saber que todavía quedan personas que se preocupan por solucionar los conflictos a través del diálogo. Bienvenidas las palabras.

8 comentarios:

  1. Es que vivimos con grandes medios para comunicarnos pero pocas intenciones de hacerlo.

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  2. Y... No todos podemos relacionarnos con todos de la misma forma.
    Las empatías, las antipatías son espontáneas y las simpatías elaboradas.
    Cada cual tenemos nuestro lugar.

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  3. Me doy el gusto de comentar por alusiones, y decirte que tu URL, "Los puentes de Chris", es más oportuna que nunca. ¡Gracias por haberlos tendido!

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  4. María, creo que tienes razón. No nos comunicamos, simplemente hablamos y oímos lo que dicen los demás, pero escuchamos poco.

    Repo...está claro lo que dices pero es curioso que gente con la que has compartido tanto, como las amigas del primer ejemplo dejen escapar la posibilidad de solucionar las cosas porque es más cómodo no hablar... Que personas con menos relación lo hagan por ese lugar que comentas, vale...pero que lo haga quien ocupa un lugar privilegiado...dice mucho de cada cual

    Mayte, yo pensé que te dabas el gusto de comentar porque te molaba mi blog, porque tu lo vales, porque hoy es hoy (caja roja de nestlé) pero ya que lo haces por alusiones...te diré que cuando puse la URL al blog lo hice precisamente por ese motivo. Quería tender puentes. En el tiempo que llevo con el blog abierto ha habido gente que se ha asomado al otro lado del puente a otear lo que se veía, ha habido mujeres con las que he quedado en mitad del puente para charlar y algunas otras cosas y pocas, muy pocas mujeres se han atrevido a cruzarlo y llegar hasta mí. Supongo que cada una hace sus elecciones...en tu caso, te vi merodeando y salí a buscarte, plenamente consciente de que corría el riesgo de encontrarte.
    Un abrazo...hoy flojito!

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  5. Cada visión es absolutamente particular y verdadera...

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  6. yo..no soy así. un conflicto sin resolver es una herida abierta que nunca sabes cuando puede atacar de nuevo, así que siempre he procurado dejar resueltos los conflictos que me han envuelto. llevo toda la vida resolviendo los propios y los ajenos porque es verdad que en general a la gente le cuesta mucho expresarse y decir lo que siente y lo que piensa...por mantener las apariencias, por miedo, por pereza. pero dejarlo pasar no funciona, nunca funciona, así que me alegro de que te hayas decidido por este camino.
    hala, ya me callo, menudo rollo te he metido jajaja
    besos!

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  7. A mí me cuesta resolver los conflictos pero intento hacerlo porque no me gustar quedarme con esas cosas dentro. A la larga hacen más daño.

    Lo malo es cuando la otra parte se cierra en banda y se niega en redondo a intentar resolverlo.

    Un besote!!

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  8. Hay conflictos que no se pueden resolver sobre la marcha y necesitan un tiempo de digestión. Se producen muchas pequeñas heridas sobre las que no se habla y sí se les da importancia, que llenan vasos que se desbordan cuando menos lo esperas y por lo que aparentemente no es grave.
    Tal vez la clave en las relaciones esta en no esperar demasiado de la otra persona.

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