domingo, 2 de octubre de 2011

Laberintos


Tenía previsto contaros cómo se produjo el primer encuentro entre Zoe y Lua pero me he dado cuenta de que antes de eso, debo explicar cómo llegó Lua a mi vida.

Me fui el fin de semana a Valencia, para el nuevo taller del curso que hago. Llevamos un año con él y me parece mentira lo rápido que se me ha pasado. He conseguido congeniar bastante con el grupo de mujeres que lo formamos. Y aunque soy la única lesbiana (declarada) del grupo no me siento diferente ni aislada. Incluso alguna me ha cogido especial cariño y me llama “mi bollito” en plan cariñoso.

Este taller ha sido especialmente intenso. Yo viajaba muy sensible por esos capítulos inacabados que comentaba en mi anterior post. Y especialmente por el cerrojazo que le he dado definitivamente a uno de esos capítulos.

Quizá nada sucede porque si. Llega un momento en que las casualidades que te presenta la vida son tantas que está claro que no puede ser simple azar. El taller de este mes trataba sobre los Laberintos de la vida...esas crisis que enfrentamos todas al perder a un ser querido, con duelos o ausencias o incluso con problemas que arrastramos desde hace tiempo.

En determinados momentos iniciamos laberintos en la vida. Como su representación física, son caminos complicados, llenos de curvas, vaivenes, inseguridades...donde no ves el final, donde te sientes perdida y llena de confusión, con la única certeza de que debes llegar al centro para encontrar el camino de salida y de que cualquier atajo que tomes te hará perderte aún más.

Para comenzar el taller, nos perdimos en el camino de ida. Un trayecto que se recorre en 4 horas nos tuvo más de 7 horas deambulando por la geografía española. Aquello sólo fue el inicio. Salimos a la naturaleza para ver diferentes representaciones laberínticas y experimentar las sensaciones que provocan.

El segundo día del taller ocurrió algo sorprendente. Tuvimos que hacer un ejercicio consistente en crear entre todas un laberinto físico. Un laberinto a escala humana por el que transitaríamos reflexionando sobre los laberintos en los que se haya inmersa cada cual. En ese momento me avisaron de casa. A mi padrino le había dado un infarto y le habían tenido que operar de urgencia. Me puse tan nerviosa que no podía ayudar a la elaboración del laberinto así que bajé al jardín a relajarme. Allí vi a las gatitas de la huerta con una nueva adquisición. Una gatita siamesa muy pequeña, de apenas 3 meses de vida, acurrucada junto a su madre. Me puse a hablar con el dueño de la huerta y me comentó que la gatita venía de la casa de Mario Testino y que era un problema para él que ya tenía 2 mastines y las otras 2 gatas. No quería que esta se quedara preñada en cuanto creciera. En principio iba a ser para el sobrino de Mario pero se había marchado a estudiar a otro país y le dieron la gata a él como regalo. Uno de esos regalos envenenados que a veces nos hacen.

La cogí en brazos. En realidad la podía sujetar con una sola mano. Me miró con unos ojos azules inmensos y redondos y comenzó a ronronear. Parecía más bien una taladradora. Me la pusé en el pecho y fue cerrando los ojitos. Me enamoré allí mismo. Sentía como los ciclos se complementan. Como a las muertes se les unen las vidas, ese milagro continuo que no percibimos...

Cuando fui capaz de dejar de nuevo a la gatita con su madre adoptiva y subí a la sala, ya habían terminado el laberinto. Me quedé contemplándolo en silencio. Era hermoso, muy hermoso. Lo rodeé pegada a la pared porque no quería ni tocarlo. Después me enteré que habían contado que en muchas sociedades, los laberintos son elementos sagrados que no debes atravesar si no es tuyo.

Laberinto en la Catedral de Chartres


Cuando llegó mi turno recorrí mi laberinto en silencio. Fui recordando el primer laberinto que surgió en mi vida, cuando aún no tenía ni 4 años. El más largo, el que más me ha costado atravesar y con el que ya he encontrado la zona de salida poniéndome en paz con quien me metió en él. Recordé a mi padrino, peleando por mantenerse vivo pero sin asumir que eso implica renunciar a lo que nos mata.
Y de forma especial, pensé en ese laberinto en el que me encuentro deambulando desde hace 3 años. Por fin he llegado al centro, el lugar donde encuentras el conocimiento que necesitabas para poder salir de él. He emprendido ahora el camino de salida. No puedo engañarme, es tan complicado como el que me ha llevado hasta el centro, pero vuelvo más sabia, más fuerte, más yo.

En el viaje a través de los laberintos encuentras aliados y monstruos. Los aliados son los que te ayudan de verdad. Y los monstruos, aquellos que te ponen trabas para lograr salir del laberinto. A veces, nuestros mejores amigos se convierten en monstruos dentro del laberinto por el que estamos circulando. Pero casi siempre, los monstruos lo que hacen es reflejar nuestros propios miedos e inseguridades. Es decir, nosotras somos nuestras mejores aliadas y nuestros peores monstruos. Y a pesar de sentirnos acompañadas, nadie puede hacer ese camino por nosotras.

Tengo la suerte de haber encontrado una aliada en este camino de vuelta. La pequeña Lua, que ha llenado mi vida de alegría. Si...me llevé a la gatita a casa. Sentí que ella necesitaba mis cuidados y yo necesitaba de su inocencia, su confianza, su cariño... Un dar y recibir tan lindo como sus enormes ojos. Además, es la mejor entrenadora personal que le podía conseguir a Zoe. Con ella ha hecho más ejercicio en una semana que conmigo desde que la tengo.

 










El fin de semana fue intenso y muy hermoso. Hubo lágrimas y miles de sonrisas. Y mujeres geniales que me acompañaron en el laberinto que estoy recorriendo y que me acompañan en el discurrir de la vida. Así, merece la pena vivirla a fondo. Aún cuando duela o cuando el camino esté lleno de dudas y temores.


13 comentarios:

  1. Este post me ha recordado a los libros de "Elige tu propia aventura".

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  2. Lua ha tenido mucho suerte, y espero que disfrutes mucho de las dos y ojalá que tu padrino esté bien.
    Un beso.

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  3. Al leerte te he sentido reconciliada con algo tuyo y con mucha fuerza, Chris. También he percibido serenidad y profundidad. Y me alegro mucho de leerte así. Es un gozo escucharte que "la vida merece la pena vivirla a fondo. Aún cuando duelo o cuando el camino esté lleno de dudas y temores".

    Un abrazo, preciosa.

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  4. Has tenido mucha suerte de encontrarte con Lua,tiene una cara lindisima y de bichillo.Me encantan los gatos
    besos

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  5. Hace mucho tiempo que he comprobado, en mis propias carnes, que nada ocurre porque sí, y que las casualidades no existen. No fue casualidad que tuvieras que abandonar el taller, ni que te encontraras a Lua que, dicho sea de paso, es una preciosidad.

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  6. De laberintos no sé, pero a Zoe le vendrá de miedo Lua y viceversa... ¡Cuánto vas a aprenderrrr!

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  7. me ha encantado tu post, chris. realmente se te escucha desde ese centro que has reencontrado y es un placer. feliz (oh, sí, a pesar de las dudas, los temores, los dolores grandes y pequeños) camino.
    y tu Lúa es muy guapa. al parecer te esperaba ;)
    besos

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  8. me ha gustado tu post y me he sentido identificada con el tema de los laberintos.

    besos!!

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  9. Mira que yo soy de perros
    pero tiene una carita!!!!!.
    Alguien me dijo una vez, que todas las personas que llegan a nuestra vida, aparecen por una razón...Puede que sea verdad.
    Enhorabuena.

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  10. todos recorremos nuestros propios laberintos y como dices cada uno debe recorrer el suyo. Yo lo hago y encuentro muchos miedos (monstruos)pero hay que vivir


    ayy me gusta mucho Lua me recuerda a Rabete mi gatito siames (andaba con la cola toda para arriba y solo se veía cola por eso le llamé rabete)
    besazos

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  11. María...es que lo divertido de esos libros (si son los que creo) es que tú eras el que elegía lo que quería que hiciese el protagonista. Nos transformaba en protagonistas de la aventura. Y eso es lo que somos en la vida no?

    Maritina...Lua ha tenido suerte, Zoe también...pero la más afortunada soy yo, créeme. Mi padrino tuvo otro infarto a los tres días del que os cuento. Y van tres...

    Morgana...efectivamente...creo que he podido terminar de reconciliarme con lo que más me ha pesado todos estos años. Y la vida, acompañada de mujeres siempre resulta más interesante, no crees? ;-) Otro abrazo enorme para ti!!

    Pilo!! imagina que yo era más bien perruna hasta que conocí a los gatos de Candela. Son los que me embrujaron. Y mejor no te cuento las pillerías que hace Lua. No hay quien descanse con ella!

    Mármara, muchas gracias por el comentario y más viniendo de la dueña de Bilbo, el perro cantor. Tienes razón, casi siempre las casualidades se convierten en causalidades...

    Repo...de momento estoy aprendiendo a dormir con los dedos d elos pies encogidos. Por qué no se da cuenta de que son mios??????

    A punto!! me hace ilusión saber que se me percibe así. Es como cuando tienes un problema pero al tiempo tienes la certeza de que algún día acabará. Se enfoca de un modo diferente, con una calma que aporta mucho. Un abrazo!!

    Lui, gracias guapa! Todas atravesamos laberintos, quizá falta conciencia a la hora de atravesarlos...

    Alas...me imagino que los animales que llegan a nuestra vida también tienen una razón no? jajajajaja Es que luego dicen mis padres que humanizo a las mascotas!

    Itxaro...qué bueno verte por acá. Te he leído este verano y me daba la sensación que andabas recorriendo el tuyo pero se te veía calmada. Encontraste la salida? Enfrentar los miedos dice mucho de nuestro valor e independientemente del resultado siempre nos empodera. Ánimo campeona!!

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  12. No había entrado antes en tu blog, y hoy me fui directa a esta entrada, a pesar de no ser la última, porque me habían dicho que era muy buena... Qué escalofrío encontrar la imagen del Laberinto de Chartres, que tantas veces he usado como visualización para volver a mi centro, desde hace años...

    Ánimo con tu camino para salir del laberinto, y recuerda que la vida está en el trayecto, no en el destino!! ;-)

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  13. estoy en ello buscando la salida,luchando contra mi peor enemigo: yo misma, pero ya voy conociéndolo y lo voy tratando de tu a tu

    besazo

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