lunes, 21 de noviembre de 2011

¿De cabeza al convento?


Post 20N... Madrid amanece gris y con lluvia. Me puede la melancolía en este día triste. En mi mente, todavía flota lo que pasó anoche.


Quizá nada hubiera sucedido si no hubiese notado que tenías frío. Pero advertí ese ligero temblor de tus labios y la postura algo encogida. Desde que te vi por vez primera surgió en mí un fuerte deseo de protección. Mi cabeza aún no lo sabía pero mi cuerpo clamaba por abrazarte, como si reconociera esa piel que habitaba bajo tu jersey.
Alargué el brazo y comencé a frotarte suavemente la espalda. Tu vaivén me hizo comprender que te gustaba y te atraje hacia mi, pasando mi brazo por encima de tu hombro. Te acurrucaste y en aquel preciso momento supe que en mi cuerpo había espacio para ti. Que entre mi costado y mi brazo ha quedado ya libre un espacio que te corresponde.


Las velas y el olor a incienso pusieron el toque íntimo, sólo faltaba algo de música que buscaste sin demora. Teníamos el momento perfecto. Ese momento que te correspondía a ti y el que me correspondía a mí..¿podríamos transformarlo en un momento nuestro?
Te tumbaste en la cama, atravesada y boca arriba, situada junto a mi cabeza... comencé a frotar mis manos. No quería que tuvieras sensación de frío. Acerqué las palmas a tu cara a modo de presentación y tras notar mi energía esbozaste una leve sonrisa de asentimiento.
Comencé por tu frente trazando círculos pequeños con mis dedos. Tu pelo me llamaba. Ese pelo corto, fino, suave, tan diferente al mío, duro y fuerte. Controlé mis ganas de alborotarlo y simplemente masajeé tu cuero cabelludo para que notaras la fricción de mis dedos.


Tus cejas, pestañas, el borde de tus duras orejas...todo era un camino nuevo por el que comencé a transitar disfrutando de la sensación, atenta a los mensajes que tu piel trasmitía a mis dedos. Intenté abrir la zona nasal para que respìraras mejor. No sé si será un resfriado o la pequeña alergia que me cuentas que tienes pero necesitaba que siguieras respirando. Esa exhalación de aire serían las únicas palabras que pudieras pronunciar en la siguiente hora.


Tus hombros fuertes y redondeados invitaban a demorarse en ellos. Por primera vez me eché un poco de aceite en las manos y los masajeé suavemente. Me gustaba tu firme y pecoso deltoides. Lo contemplé por un segundo, el tiempo que necesitaba, acostumbrada como estoy a admirar esa parte de la anatomía femenina, para decidir que era uno de los que mejor había encontrado.
Mis manos se fueron deslizando sin prisa por tu pecho. Al igual que en el caso de la nariz, mis manos trazaban líneas hacia fuera tratando de abrir la musculatura y que eso te permitiera respirar mejor. Note tu respiración algo entrecortada y froté con suavidad, con mi palma entre tus pechos. Quería obligarte a bajar la respiración hacia la zona del vientre. De poco sirvió explicarte que si respirabas con el vientre sentirías más. Noté que bloqueabas el aire a la altura del pecho.


Por fin llegó el momento de acariciar tus altas dunas. Mi mano avanzó, no sin miedo con la mayor suavidad que pudo. Utilicé las yemas de los dedos y en su punto más alto las cambié por el lateral de la mano donde para mí respetuosamente habría menos sensibilidad. Tu respiración se agitó y por unos momentos se hizo más rápida.
Tras unos minutos en que recorrí mil veces tu pecho y tu vientre te pedí que te dieras la vuelta, Antes de que lo hicieras quise recorrer de nuevo tus costados donde era evidente que sentía un placer especial...demorarme en ellos y en su suavidad.. Finalizaba en la línea de los ovarios cuyos caminos terminan en la zona genital. Por un momento pensé en bajar hasta allí pero me salvó el pudor de acabarnos de conocer...


Una vez en tu espalda, mis manos encontraros un campo de trigo dispuesto a ser acariciado una y otra vez. Pasé mis manos como si rozara levemente las espigas de tu cuerpo de primavera. Los homóplatos, la musculatura paravertebral, y finalmente la cresta ilíaca...me sé los nombres de memoria pero quise alejarlos de mi conciencia para sentir que tocaba tu piel, así que dejé que mis dedos recorrieran cada centímetro explorando las diferentes elevaciones allí donde había zonas más prominentes o donde el músculo presentaba tensión.


Cerré mis ojos y recomencé por los hombros...estrechos pero fuertes, redondos y suaves. Mis manos se deslizaban fácilmente debido al aceite que me había echado. Mis pulgares resbalaron hacia abajo resiguiendo la línea de tu columna. Me gustaba atrapar los nudos y ejercer presión con los dedos o las palmas tratando de calmarlos. Pegada a la columna dejaba que mis palmas trazaran surcos en horizontal que invariablemente terminaban con mis dedos rozando tus pechos. Cuando decidí bajar me demoré, de nuevo sin prisas, por tus costados sintiendo cómo tu respiración se agitaba. Qué dulzura fue recorrer tus brazos.


A estas alturas me movía por toda la cama persiguiendo tu silueta. Mis yemas no querían dejar ningún espacio sin visitar y tu cuerpo comenzaba lentamente a responder ante la llamada de mis dedos temblorosos.
Tras la eternidad que dediqué a tu espalda decidiste que mi suavidad te hacía falta de nuevo por delante. Bajaste la manta lo suficiente como para invitarme a recorrer tu pecho y abdomen de nuevo. El olor a incienso me transportaba a un mundo cálido de caricias, la luz de las velas proporcionaba la temperatura adecuada y la música, esas notas que llegaban a mis oídos me regalaban mil sensaciones todas asociadas a tu piel. Recorrí de nuevo tu abdomen. Trazaba círculos en torno a tu ombligo para desplegar mis dedos por el sendero que hacen tus óvulos. Sentía tu cuerpo de mujer diciendo mi nombre con cada suspiro que exhalabas.


Me olvidé de quien era cuando mis dedos treparon por tus pechos y se entretuvieron en dibujar sus contornos, en rozar los vasos sanguíneos que aparecían bajo la débil piel y que se demoraron una milésima de segundo más de lo prudente al tropezar con los pezones.
Para ese momento tu respiración era agitada y tu vientre provocaba a mis labios. Incapaz de controlarme más, tras una última caricia al ombligo cesé todo movimiento. Me levanté y te dejé a solas con tus manos. Yo me di una ducha bien fría.

21 comentarios:

  1. Si esto es realidad y no ficción... ¡De cabeza por no aprovechar la oportunidad que te ha brindado la vida! (Me ofrezco para recibir masaje a cambio de unas nociones de guitarra).

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  2. Realidad, María, realidad...de ahí el título del post...

    Y te agradezco el ofrecimiento pero qué nociones ni qué leches!! mis masajes están muy cotizados y si quieres trato tiene que ser a cambio de clases intensivas!!

    Un abrazo!

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  3. A disfrutarla al máximo; la realidad y toda esa anatomía femenina que se ha traido con ella.

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  4. Leo que te estás haciendo con una estupenda "clientela"...

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  5. "¿¿Trazaba círculos en torno a tu ombligo para desplegar mis dedos por el sendero que hacen tus óvulos????" ¡¡joé pues si que la penetraste profundamente!!!

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  6. Uufff!! Brrrrrr! el agua fría me la he llevado yo al final, esperando que describieses el momento de llegada, el momento de explosión al placer…. bueno, lo dejare en la imaginación.
    Qué bonito… cuanto sentimiento.
    Besos bonita!

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  7. Alas...lo disfruté al máximo anoche...pero ha sido algo puntual...

    Kika...?

    Repo...no sé si es clientela, lo que sé es lo bien que me lo paso yo!

    Morgana...se ve que por las islas estáis pasotas...

    Farala...ejem, estooooo has conseguido ponerme roja y he sido yo la que lo ha escrito jajajaja!!

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  8. Ay, ay, ay, como está el patio ..............................del convento

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  9. Bufff..., sí buena opción la de la ducha! ;)

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  10. Maye...yo procuré dejar la mente en blanco porque la imaginación se me dispara rápido y más me valía calmarme!!

    Casta...con decirte que ya he pedido cita en el convento...a ver si me aceptan

    Candela...para ser del todo sincera prefería la otra opción, pero las consecuencias hubieran sido catastróficas... así que opté por la ducha en un alarde de inteligencia

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  11. Intenté abrir la zona nasal para que respiraras mejor...vaya, esa postura no la había practicado :) Besis.

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  12. A ver a lo que le llamas tú convento, niña! ;)

    El comentario de Farala de primer orden, como siempre jajajajajaja

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  13. jajaja, no sé si me gusta más la entrada o los comentarios, vaya panda jajaja, me encanta
    Chris, tu post sabe bien también con el café y sólo me sale decir parafraseando a un par de comentaristas: paso palabra!!
    Tenías razón, era intenso...

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  14. Marta...conviene practicar posturas nuevas...Ábrete...de mente!! jajajajaja

    Reverenda hermana Sor Ella...aunque no lo parezca, estoy en pleno proceso de duelo...de ahí que no rematara "la faena". Considero que el convento es un lugar de recogimiento donde estaré ajena a las tentaciones de la vida mundana y donde encontraré la paz que preciso...Ultimamente me ha dado por la música asíq ue el único riesgo es que parezca Julie Andrews cantando en el convento...

    Jam...hacía mucho que no tenía tanto comentario...será que el tema os atrae??? Me mata tu pasa palabra, que lo sepas...y me alegro de que te haya sabido bien el café.

    A la Tercera de la fila que tengo a la puerta de casa y que me ha hecho el comentario de un modo más personal...Para mí todo se basa en un dar-recibir...cuando yo doy un masaje es porque previamente he recibido algo de la otra persona que valoro mucho, no es que me dedique a dar masajes al personal por su cara bonita...

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  15. Acabáramos... claro, ahora ya sabemos de dónde te vienen los mareos, vahidos y demases que contabas hace unos días...lo que viene en llamarse "ponerse mala "....qué jodía... ;P
    Besos.Lenteja

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  16. No me cabe ninguna duda!

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  17. Lenteja...entre lo mala que me pongo y "lo malita que me ponen" ays!! no gano para pastillas y duchas frías!! Pero tal vez el momento preduchafría compensa el turismo hospitalario no?
    un abrazo enorme!!

    Repo...que conste que tomando un café también me lo paso bien y es más...hasta lo echo de menos!

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  18. madremia...y te fuiste a la duchaaa???? lo que hay que leer!!! jajaja...
    que digo yo que ir pa na al convento es tontería no?...mejor sigue masajeando a alguien...hasta el final y verás como alcanzas...ejem...la iluminación :)
    un besazo

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