Hoy he recibido tu postal. Un día paseamos por esa ribera del Duero. Recuerdas? Tú estabas feliz. Enredabas ilusiones. Yo llegaba a la desembocadura del río huyendo de un amor esquivo. Dejaba Madrid con el corazón achicado y la sensación de que nunca me concedía mis deseos.
Fueron unos días de sol y risas, de paseos entre muros, de historias e Historia. Fueron días de un puente que unía las letras y un puente que unía las culturas.
Recorrimos juntas el puente. Tú con tu ilusión y yo con la sonrisa de cruzar uno más.
Tengo la suerte de que la gente que me sigue o me conoce bien y sabe de mi gusto por los puentes, me manda fotos de ellos. Mi comentario invariablemente suele ser... "un puente, un puenteeeeee" haciendo referencia a una broma que casi nadie conoce, pero que a mí me llena de alegría e ilusión.
Cuando la gente me comparte los puentes que cruza o que se encuentra en su camino, me encanta saber que se han acordado de mí. A veces son puentes que no conozco y otras, las que menos, puentes que ya he cruzado con esa persona o a solas. En esos casos, lo disfruto como cuando de niña me levantaba la mañana de Reyes. La sonrisa que llevaba pintada el día que crucé el puente de Brooklyn...
Pero cruzar un puente acompañada de alguien es compartir una experiencia importante para mí. No es sólo andar juntas unos metros, sino poder llegar a establecer un vínculo y tener una historia común que nos recorre.
Me entristece pensar que hay personas que no han querido cruzar puentes conmigo o se han quedado esperando al otro lado a que cruzara yo. Literal y metaforicamente. Cruzar un puente es una experiencia para hacer con todos los sentidos despiertos, con la consciencia puesta en ese trayecto que siempre une.
![]() | |
Puente cercano a Toro que crucé estas vacaciones. Gracias a mis compañeras de aventuras! |