viernes, 15 de agosto de 2014

Antonia



Antonia, cariño, ya tú sabes que de vez en cuando me da la ventolera. Así que cuando a las 15:05 te he puesto un wassap y te he dicho, "estoy de vacaciones, paso a recogerte" es porque se me acababa de ocurrir. Que yo andaba pensando en volver a casa con las gatinas y descansar, pero me he dicho... y qué tal si vas a buscar a Antonia, para que salga y haga un poco de ejercicio? y ya de paso podéis ir a la Fnac y compra ese libro que quieres regalarla.

Y siento no haberte dicho hasta más tarde que no había comido. Son los gajes Antonia, del transporte suburbano, que paso mucho tiempo bajo tierra y sin cobertura. Siento haberte dejado sin ese medio plato de arroz que has cocinado, pero me alegro de haberlo podido disfrutar.

Y siento aún más que el libro que quería regalarte ya lo tuvieras. Porque Antonia, hija, eres la leche. El único libro que te has comprado en meses es justo el que yo te quería regalar para que lo leyeras en ese jardín que tanto te gusta.

Pero a lo que vamos, que a lo tonto nos hemos ido a la Fnac y me he comprado un libro de Nueva York y una película Después hemos estado buscando unas zapas para ti y cuando no hemos podido más nos hemos ido a cenar. Comida, conversación y complicidad ¿qué más puedo pedir?

Hemos fluído y todo ha sido sencillo y alegre Antonia. Sé que tú también lo has sentido así. Y eso es el presente, Antonia. Es como flotar, sabes? simplemente te dejas y estás atenta a todo lo bueno que se va presentando para no perdértelo.

Mil gracias por el libro de Flores raras y banalísimas... ya tengo para comparar con la película!!!

No quiero despedirme Antonia, sin dejarte algo que estoy segura que te hará reir....




2 comentarios:

  1. ¡Me meooooooooooo! Si estoy viendo la escena de la señora en directo, me tienen que sacar en ambulancia por exceso de risa.

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