miércoles, 11 de mayo de 2016

Escuchando a las ballenas

Estoy agotada.

Este fin de semana ha sido la primera vez en unos dos meses largos que he tenido un día libre. Lo habitual es que trabaje, que esté con mi madre o que tenga la jornada completa con las dos actividades.

Mi cuerpo pide tumbarse panza arriba y no hacer nada. A ser posible al solecito. Quería irme el puente de San Isidro a casa de una amiga que vive a pie de playa pero al final me quedo. Echaré una mano a mi padre y estaré con las gatinas que muchos días cuando llego a casa me miran con cara de... tú quién eres? Ah si! eres esa humana que solía vivir aquí y que ahora sólo viene a ponernos de comer y dormir.

Al fin los médicos nos dieron una buena noticia. Lo que parecía ser terminal quedó descartado. No sabemos si en algún momento podrá volver a estar como los días previos a la caída en picado. No sabemos si podrá abandonar el oxígeno o si podrá volver a salir a la calle para algo que no sea ir al hospital. Quiero apostar a que si. Siempre ha sido una mujer muy dura y hasta terca. Si algo se le ponía en la cabeza tenía que ser así. De momento parece que podrá conocer a mi sobrino. Y tendremos que ir viendo cómo evoluciona día a día.

Ahora que se encuentra algo mejor cuesta estar con ella. A ratos no quiere hablar con nadie, exige mucha compañía de mi padre y mía, luego dice que me vaya, al rato que vuelva para ayudarle a respirar. Nunca me hubiera imaginado que respiraríamos juntas, o que hiciese algo parecido a la meditación. Tampoco había imaginado nunca que la volvería a tocar y hasta la ducho.

Cuando vuelvo a casa por la noche y al fin me meto en la cama, me quedo pensando en que todo este viaje está siendo no sólo suyo sino también mío. Una montaña rusa emocional. En este tiempo es como si se hubiese concentrado una vida nueva, completamente distinta de nuestra Historia anterior. También yo necesito respirar e integrar toda esta experiencia. Así que pongo en el móvil la aplicación que tengo para dormir y comienzan a sonar los cantos de ballenas.

Lúa se asusta y no vuelve hasta que cesa el canto, al cabo de unos 10 minutos, pero Zoe se acurruca junto a mi hombro. Cierro los ojos y acaricio a la peludita. Al cabo de pocos segundos me dejo mecer por el sonido de las ballenas y caigo en un sueño profundo, que anoche por primera vez en mucho tiempo, se llenó con imágenes dulces.



8 comentarios:

  1. Convivir con la enfermedad siemore es complicado, no se salen nunca como se entró, pero al mismo tiempo es una experiencia que deja un poso importante de realidad. Nada es igual después de arrimarse al precipicio, pero la vida sigue aconteciendo...

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    1. La vida debe ser eso que está ocurriendo mientras yo estoy metida en este laberinto verdad? ;-) Poco a poco voy incorporando más mi situación a esa vida que sigue aconteciendo. Intentando un equilibrio de momento, difícil.

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  2. Me alegro de que dentro de lo malo quepa lo mejor.Muchos ánimos. Besos

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  3. Sí, como dice cereza, la vida sigue pasando y viviéndonos. Se aprende a vivir (más que nunca, como nunca antes) en el hoy, en lo que vaya surgiendo, en sobrevivir, y pasa un hoy, y otro hoy, y otro hoy, e igual que todo fue a mal de golpe en un principio, muy poco a poco todo va mejorano y ya no solo se sobrevive y ya se plantean futuros a corto plazo. Es impresionante la lucha por la vida y el cambio en cuales son las prioridades, que no debimos olvidar nunca, en todos los que acompañamos y cuidamos.
    Un abrazo fuerte y mucho ánimo.

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    1. Creo que es la primera vez que me comentas. Gracias por tu reflexión, Silbante! Si, vamos de hoy en hoy... incluso de rato en rato porque la enfermedad de mi madre es tan variable que un momento está bien y al momento siguiente es un pequeño infierno.. Y tienes toda la razón, al principio en mi pensamiento sólo había cabida para una cosa y ahora empiezo a plantear pequeños planes futuros...
      Qué bien sientan los abrazos :-) Otro para ti. Mil gracias!

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  4. La enfermedad, en todas sus variedades, agota pero recuerda que somos más fuertes de lo que creemos, mucho ánimo y me apunto al canto de sirenas ;)

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    1. Estooooooo, que lo mío era un canto de ballenas!! no sé si es que se te han ido los dedos en el teclado o que te la ha jugado el inconsciente.... Gracias Rose!

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