miércoles, 14 de julio de 2010

Vuelta a las nubes

Hace unos días, le comentaba a un amigo la importancia para mí de mirar las nubes. Volver mi vista hacia ellas me proporciona una paz increíble. El cielo es donde halla equilibrio mi melancolía o mi furia. Pero en momentos de tensión, o épocas malas, olvido con frecuencia el bienestar que me produce mirar al cielo...

Hoy ha venido a buscarme a casa la activista coqueta. Me traía unas picotas de su pueblo, en el límite entre la comarca de la Vera y el Valle del Jerte. Me voy a poner morada!!





Después hemos ido a buscar a la Abuela Cebolleta. Esta mujer vive en un ático con vistas al Seminario de Madrid, un precioso edificio de finales del siglo XIX.



Mientras contemplaba el edificio de ladrillos a la luz del atardecer, he recordado lo mejor que tenía cuando vivía con mis padres...los diferentes cielos que se podían contemplar al atardecer desde aquel piso 14.....Entre las fachadas de las construcciones horrorosas de los años 70 podía ver asomar nubes, retazos de plumas cosidas al cielo que desfilaban ante mí...



Hace años subía a la azotea de la casa de mis padres, en la hora mágica del atardecer, para contemplar cielos como este.

Desde el piso 15 contemplaba los cielos en llamas, Madrid anocheciendo, e imaginaba cómo sería volar por toda la ciudad. 

Allí... con el mundo a mis pies, en una ciudad que me cruje hasta los huesos pero que no puedo dejar de amar, forjé mis sueños adolescentes llenos de anhelos y querencias.

En aquellas tardes lánguidas soñaba que mundos diferentes eran posibles, y los colores me transportaban hasta universos paralelos auspiciados por banderas arcoiris...

Oía desde la altura el latido de la ciudad y me dejaba seducir por los sonidos subterráneos de otras vidas.

Me empapaba de los colores cambiantes del cielo intentando que mis retinas guardaran para siempre tanta belleza. Hasta que descubrí que los colores nos los guarda la retina, sino que permanecen anclados al Alma para recuperarlos cada vez que los busco con un simple parpadeo.

Un día cerraron el acceso a la azotea, a mi mundo de sueños. Y comencé a pensar que quizá el hacerse adulto implica que te prohiban soñar. 

Pero me queda mi universo de colores... cada atardecer.


7 comentarios:

  1. Se cierran muchas azoteas cuando eres adulto...será que soñar es pecado.

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  2. Si es que los atardeceres veraniegos tienen un halo poético, con esos tonos rojizos...Y a las ideas les da por volar como pajaricos.

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  3. Desde nuestro piso 12 se ve también un cielo precioso, y unos atardeceres y amaneceres increibles.
    Un auténtico regalo.

    A veces, también vemos el arcoiris.

    Nadie puede meterse en tu cabeza. Cierra los ojos, todo lo que veas es tuyo, incluidos los sueños imposibles y los hermosos recuerdos.

    Besos y una sonrisa grande como un arcoriris.

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  4. Qué foto más bonita de todos ¿violetas? has hecho!

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  5. Cuando estudiaba en Madrid, subía muchas noches a la terraza de la resi, en la calle Fuencarral para ver las estrellas ( la verdad es que con tanta contaminación, apenas era posible) Echaba de menos el cielo de Valencia.

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  6. Alson: No sé quién nos convence cuando somos adultos de que no podemos soñar y que sólo tenemos que pensar en tener un trabajo, pagar una hipoteca y pisar a los demás. Aprovechando que acabamos de pasar el 14 de julio.... a la guillotina con el que nos mete esas ideas en la cabeza!!

    Juli Gan: Deja que las ideas vuelen. Si son tuyas volverán y si no vuelven es que nunca lo fueron. No es eso lo que dicen? Ah no, creo que es sobre el amor. Aunque... acaso no es el amor una idea? Uf! mejor lo dejo que me rayo

    Morgana: Gracias :-)

    JC: Gracias por recordarme que mi mundo de sueños está dentro de mí. Ya sabes, a veces pierdo de vista las nubes y olvido soñar...

    Tantaria: Me gusta mucho el contraste que tiene el cielo algunos atardeceres con partes de color azul muy intenso y el rojo. Lo que yo llamo el "cielo en llamas"

    Martina: Si, aquí es difícil ver estrellas, pero de vez en cuando tenemos una luna llena preciosa. Sobre todo en noches con nubes, cuando juega a esconderse entre ellas y aparece detrás de cualquier esquina...

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