miércoles, 20 de agosto de 2014

Días previos


Abro la puerta del balcón ahora, tan tarde, para que entre el fresco y sobre todo el sonido de los grillos y las chicharras que abundan en mi barrio.

Apenas hay tráfico y el mayor ruido proviene de las gatinas que andan correteando por el pasillo y practicando pressing-cat.

Busco el silencio exterior para contrarrestar el ruido interno. Me temo que la tensión pre viaje me ha asaltado y está a punto de ganar el combate por k.o. Malditos nervios que se me instalan en el cuerpo los días previos a los viajes y me atenazan...  Esta semana, además, se me junta con el intento definitivo de encontrar modelito para el bodorrio. Demasiado estrés para tan poca cabeza.

Pienso en el viaje. Intento relajarme. Quizá lo mejor sea vivirlo como una peregrinación hacia un lugar que deseaba conocer desde hace tanto tiempo. Viene a la memoria un libro de Annie Leibovitz  que he encontrado hace poco y que he podido adquirir gracias a los chollazos que de vez en cuando ponen en una tiendacafeteríapija. Es un libro precioso en el que fotografía el escritorio de Virginia Wolf, su jardín, la casa de Emily Dickinson,  la de Louisa May Alcott....  fotografía, historia y literatura unidas de la mano.

Y mientras busco tranquilidad interior, miro al cielo, pinto mandalas, junto piezas del puzzle y  recorro mentalmente las calles de Nueva York. Paseo de nuevo por la 5ª avenida o simplemente contemplo sus puentes. Si. Eso siempre ayuda.


4 comentarios:

  1. Ale, a viajar y a poner los nervios al sol..!!

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  2. ... hasta los nervios agarrados en el estómago son motivo de disfrute si presagian un placer venidero. No sigo, que me pongo muy Kavafis.
    A ser más "disfrutona", querida!!
    Besos. Piedra.

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  3. La tensión pre-viaje como su nombre indica es antes de, por tanto hay que dejarla en casa y a disfrutar!!!
    Un petonet,

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