domingo, 21 de noviembre de 2010

Un leve roce


Estábamos de pie, una frente a la otra. La miré como si la viera por primera vez. Su cuerpo pequeño y contundente, lleno de curvas, si rostro, enmarcado por esa melena lisa rubia. Tienes unos ojos tristes, pensé.. Y sus labios, gruesos, llenos de una ternura que anuncian furias desatadas y pasión...


Me quité mi camiseta de tirantes. No quería más barreras entre nosotras que las necesarias. Me hizo un gesto de asentimiento y me ayudó a tenderme en el suelo, sobre la manta que habíamos colocado. Boca arriba, con la cabeza apoyada sobre el cojín amarillo, cerré los ojos y me dejé llevar.

Ella cogió el clavel y una rama verde de las que te incluyen en los ramos de flores. En un principio pensé que el ramo era para mí. No me equivocaba, pero no se trataba de un simple regalo decorativo.

Fue deslizando el clavel por mi cara. Mi frente, mis mejillas, el contorno de la nariz, los agujeros, donde experimenté un leve cosquilleo, mis ojos con mi reciente adquirida sensibilidad en las pestañas...Me rozó suavemente los lóbulos de las orejas y fue bajando hasta mi cuello rodeando mi mandíbula. Mi barbilla tembló ante esa textura desconocida hasta entonces.

Percibí que mis suspiros iban en aumento y esperaba que le dieran una pista de lo que me estaba gustando y por dónde prefería que siguiera.  


Pero ella trazó su ruta. Descendió suavemente por la línea de mi yugular hasta el hombro derecho. Al roce del clavel le sumó un movimiento rotatorio que despertaba oleadas de sensaciones en mi brazo. Hombro, biceps, codo, radio...llegó a la muñeca donde se demoró en rozar insistentemente mi pulso hasta que se me aceleró. Pensé que pararía pero su viaje apenas había iniciado.

Hizo el camino inverso del brazo y se detuvo junto a mi axila. Em su parte más cercana a mi pecho...Un punto nuevo de sensibilidad que desconocía en mí. Exhalé un largo suspiro de aprobación rogando que aquello no terminara.

En mi pecho jugó a dibujar olas con la flor, rodeó mis senos en un alarde de delicadeza que agradecí aunque justo después pasó por encima sin ningún pudor. Esperaba que no insistiera en ellos incapaz de saber cómo respondería mi cuerpo ante semejante provocación.

Mi vientre tenso sostuvo como pudo la rigidez ante el leve roce como pluma de aquel capullo rosado. Reflexioné...se trataba de sentir placer, no de bloquearlo, así que traté de relajarme. Para cuando lo conseguí había virado y estaba recorriendo mi lateral izquierdo. Mis suspiros dejaron paso a unos leves jadeos. No recordaba haber sentido tanto placer en mucho tiempo.

Como pude me di media vuelta. Quería sentir esos roces en mi espalda. Mis trapecios agradecieron no sólo el paseo de la flor sino el tacto algo más duro de la rama verde. Una algarabía de roces se vertieron por mi columna. Mis dorsales acostumbradas a la fuerza de mi fisio yacían inertes presos en la ternura del roce. De forma pausada se iban desperezando a la espera de las nuevas sensaciones. Las lumbares doloridas se recrearon por unos segundos pero mi cuerpo en ese momento ya estaba pidiendo a gritos girarme hasta quedar de lado.

Apoyada de modo ligero sobre mis rodillas giré mi cuerpo para exponer el lateral. Su mano comprendió al momento mi ruego y comenzó un baile de caricias sin tregua. La flor no cesaba de resbalar trazando líneas de auténticos escalofríos en mi piel. Comencé a perder el control. Ya no notaba el roce de la flor, simplemente sentía oleadas de placer que se extendían por mi abdomen, mis piernas, mis brazos y me llegaban hasta la nuca. Allí fue a depositar el clavel sus últimas caricias mientras mis manos se aferraban al cojín amarillo y escuchaba las últimas notas del piano.



10 comentarios:

  1. Bellísima canción y sensacional experiencia... cuánta sensualidad.

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  2. Ohhhhhhhh (café solo, por favor) :)

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  3. Me has hecho recordar una historia que tuve con cierta menina. Tenía esas artes. Por suerte quedó atrás. Era una relación que me demandaba tiempo, dinero, esfuerzo y topes en la cabeza...
    pero el sexo era bueno, oh si.

    besitos

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  4. MG, como para ponerla en práctica de vez en cuando...lo recomiendo.

    Alson, el café solo con huelo? :-P

    Pena...todo esto que cuento fue en el curso de crecimiento erótico que estoy haciendo. Fue una lástima que acabara la pieza d epiano y oir decir a la monitora...Ahora vamos a comentar cómo os habéis sentido. A mi próxima novia le voy a pedir como requisito imprescindible un clavel!!

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  5. Me encanta la forma tan dulce y sutil con la que has descrito la experiencia,
    está llena de pasión, de deseo y de mucha sensualidad.
    La música es una parte importante del momento, las notas del piano y la flor
    son el vehículo, que te transporta al placer.
    Muy interesante post nos has traído ahora chiquita, muy interesante!
    Me quedo con una de las frases:
    “Su mano comprendió al momento mi ruego y comenzó un baile de caricias sin tregua.”
    Un beso bonita!

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  6. Uffff, claveles que queman de pasión la piel.

    Y el piano, tan sugerente...

    Un beso

    noche

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  7. madre del amor hermoso...me has dejado ansiando un clavel en este mismo momento...uf
    que preciosa experiencia.
    besos!

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  8. Chicas....a poco que podáis, agenciaros un clavel. Y si tenéis con quien practicar mucho mejor!!

    Besos a Noche, Guada y a punto de!

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  9. No se si te entrará este comentario, veo que els post es del 2010 pero clicando lo acabo de leer ahora y me apetece comentarlo.
    Un curso de crecimiento erótico??? xD. En las informaciones de cursos que yo recibo no hay nada de esto.
    Precisamente hoy me tocaba curso de 6 a 10 y mañana también, asi que cuando en la ultima hora tenga que hacer esfuerzos por atender pensaré en claveles!!! o puede que mejor no, no vaya a ser peor.
    Bueno, termino un par de cosas y a dormir. Una abraçada,

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