viernes, 1 de diciembre de 2017

Lo que noviembre me dejó


El otro día iba en el autobús. Me fijé en una doblez que tenía el tirante de mi mochila. Me quedé mirándolo sin pensar en nada durante no sé, un minuto? Y entonces percibí cómo llevaba días haciendo cosas en modo automático. Sin pensar. Dejando que el tiempo transcurriese.
No mola el modo automático. Está bien para lo que llamo "días de supervivencia", cuando estoy jodida y no me puedo permitir venirme abajo. Me obligo a actuar sin pensar, a seguir adelante y que salga el sol por donde quiera.

Soy una persona que necesita entender las cosas, los motivos, necesito encontrar el porqué que hay siempre detrás de algo. Supongo que hay muchas ocasiones en la vida en la que no los voy a conocer, como ahora. Me voy a quedar un tiempo pensando en por qué todo ha terminado así, sin una despedida, con un machetazo, como le gusta llamarlo. En fin, es su manera de actuar y con ella demuestra el tipo de persona que es. Que le vaya bonito y que la vida le cuide de más.

Este noviembre me ha dejado con muchos virus en el cuerpo. Llevo todo el mes peleando y renqueando. Supongo que el estrés y la intensidad de las últimas semanas me ha pasado factura. Tengo ganas de ponerme bien ya para poder seguir adelante con mis proyectos personales, los que son más vitales para mí.

Noviembre también deja corazones de mudanza a mi alrededor. El mío ya tiene puesta la tirita y en cuanto brille un poco el sol, lo dejaré al aire para que termine de secar la herida. Se me antoja más complicado que sanen los de varias amigas que andan intentando cerrar sus respectivas relaciones. Preveo un invierno movidito y me produce tristeza. Parece que una mala energía se ha instalado porque los últimos meses han llenado de problemas a mi entorno. Y son problemas que o no tienen solución o tan complicados de resolver bien que van a dejar mucha huella. A veces, dependiendo del modo en que seas capaz de gestionar un problema que tienes con alguien vas a poder mantener minimamente la buena relación que tenías con esa persona. Pero tengo la sensación, por lo que me ha pasado con la gallega y lo que le ocurre a algún amigo mío, que en cuanto nos tocan el ego mandamos las relaciones al carajo... Y ahí se revela la fragilidad de cualquier relación, por tiempo que tenga.



Harta de tanta movida, he descolgado el calendario de este año. Llevaba tiempo diciendo que no quería que llegase septiembre. De hecho, aún colgaba la página de agosto. Pero ya directamente he colgado el del 2018 porque sólo de pensar que a este puto noviembre le siguen las fiestas... me pongo mala. 

En momentos así me reafirmo en la importancia de las redes de apoyo. En el acompañamiento que nos hacemos con la familia elegida. Cuando no puedes ayudar de otra manera al menos tu presencia...





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