lunes, 4 de abril de 2011

La soledad deseada


Llevo de baja casi cinco meses. En este invierno no sólo climatológico sino también de mi vida, he pasado frío, miedo, nervios, tristeza...He aprendido a escucharme como nunca antes lo había hecho. He descubierto que las causas por las que estoy así no iniciaron el 12 de noviembre, el día en que fui al médico llorando sin parar, con una taquicardia tremenda, temblando, la tensión por las nubes y con calambres en el cerebro.

No. Todo empezó mucho antes, hace dos años y medio. Cuando en el trabajo me cambiaron de departamento y yo no supe asumir ese cambio en mi vida. Era una situación que viví de forma humillante y desde ese momento comenzó un descenso imparable hasta el pasado mes de noviembre en que mi cuerpo dijo...”hasta aquí”


Lena y yo en el concierto de Tiza
Desde entonces, me encerré en mi casa y apenas salía para ir a mis citas médicas. Pasaba el día sin hacer nada realmente. Las horas se descontaban del reloj sin que yo lo supiera y así enlazaba días y noches. Mi contacto con el exterior se reducía a lo poco que escribía en el blog. Algún esporádico encuentro con bolloblogueras que aunque disfruté mucho no pude aprovechar por no encontrarme bien. Y a largas conversaciones de madrugada con el otro lado del océano.

En todo este tiempo no dejé que nadie viniera a mi casa. De forma inconsciente lo evitaba. Era mi refugio, el lugar donde encontraba la soledad deseada. Ese espacio en el que se entremezclaban las emociones con el silencio de una forma que a la larga ha sido hermosa.

Me he dado la oportunidad de recomponer mi espacio personal, de aprender cuales son sus límites y cuales sus fronteras, a veces cercanas entre si y otras veces tan alejadas... He percibido mis mareas internas y las he escuchado como quien oye el ritmo del mar, dejándome mecer por su ir y venir, aprendiendo el modo en que necesito hacer las cosas, sin presionarme, sin meterme prisa.

Debido a las circunstancias me vi obligada en un momento determinado a compartir mi espacio con mi hermano y fue entonces cuando supe que hay personas que se sienten solas aún rodeadas de gente. Y que la soledad que algunos traen consigo es algo demasiado hermoso como para despreciarlo porque te da la oportunidad de escucharte, en medio de latido de la vida.

Poco a poco ha ido desapareciendo esas necesidad de estar sola. Bajé a Granada a celebrar la vida,  escuchar ritmos muy diferentes de los míos, a respetar los espacios de las demás y a darme la oportunidad de acercar mis fronteras a mis límites. Cuando volví, supe que estaba preparada para compartirme de nuevo. Y llegó mi amiga, mi nueva compañera, Zoe, con su propio ritmo y su peculiar definición del espacio. Ahora ya me nace el invitar a gente a mi casa, a este piso pequeño, a estas paredes burdas que han albergado mi deseada soledad y que a pesar de no ser bonito está pintado con mi esencia.

De forma paralela he aprendido a perdonar a las personas que me hicieron daño en este viaje que inicié hace dos años y medio. Y por encima de todo, he aprendido a perdonarme a mí misma, a tratarme con la ternura que habitaba en mi corazón y en mis manos y a la que no daba la oportunidad de mostrarse.

Los que me conocíais antes de iniciar todo este proceso y me veis ahora me decís que he adelgazado mucho. La báscula dice que diez kilos. Pero yo creo que se equivoca. No he adelgazado, simplemente he crecido.

10 comentarios:

  1. Te comprendo niña, y te mando un fuerte abrazo.

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  2. "Celebrar la vida": me gusta mucho esta expresión.

    Últimamente no dedico mucho tiempo a los blogs, y al pasar por aquí me he llevado una sorpresa (¿susto?).
    Menos mal que parece que ahora andas más animada y celebrando la vida.

    Te mando un fuerte abrazo y una gran sonrisa.

    Nos vemos cualquier día de estos, ¿vale?

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  3. Chris, has crecido. Y mucho. Y aunque te parezca una tontería lo que te voy a decir, sólo crecemos cuando tocamos fondo y resurgimos de las cenizas. También crecemos con las cosas buenas, claro que sí, pero estas son especiales. Celebro que estés mejor. Las personas sabias encuentran oportunidades donde otras encuentran fracasos. Yo soy de las que creo que el fracaso no existe, sólo que elegimos el camino equivocado o nos perdimos en una de estas macro-rotondas de entrada a la ciudad, jeje. Un abrazo.

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  4. Oye, pues qué bien ... claro, has pasado por un tiempo de "abonado" como te dije en algún comentario pasado y ahora que cambia la estación externa e interna ... pues toca germinar a poquitos. Me alegro contigo, compañera. ¿Quieres más "información" sobre gatos, jejeje?
    Besos.Lenteja

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  5. Es en el proceso de la lucha diaria que se llega ser grande, tu crecimiento es espiritual, los 10 kilos son más que corporales, emocionales! y el no sentirlos sobre tu cuerpo te da acceso a la tan deseada paz.
    Te lo ha dicho Martina: resurgir de las cenizas....
    yo le agrego a esas sabias palabras:
    resurgir, como el ave fénix!
    Eres grande Chris, un gran ser humano!
    Besos, mucho besos bonita!

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  6. ¿Sabes? yo creo que aprender a perdonarnos nosotras mismas es una de las cosas más fantásticas que nos puede suceder, enhorabuena por eso. Claro que duele llegar a esa etapa, peor vale la pena :)
    Besitos niña, me da mucho gusto por ti :)

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  7. Yo no sé cómo eras antes, sólo conozco de ti un antes y un después muy cortitos en el tiempo y sí que creciste en tan poquito :) (Sigo diciendo que me encanta tu gata).

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  8. Con toda esta hermosa y profunda reflexión te puedo asegurar que has crecido, vaya si has crecido!!! Me encantó conocerte en persona, eres auténtica y entrañable, dos adjetivos que no todo el mundo atesora. Y te gusta Tiza tanto como a mí, jajajajaja... puntazo!!! qué reguapas estamos las tres en esta fotoooooooo

    Zoe es preciosa, tengo ganas de conocerla!!!

    Un abracito intenso y lleno de ternura

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  9. Ya entiendo por qué no crezco...es que no adelgazo ni pa dios!

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  10. yo era una de las que había leído y no comentado, acabo de llegar a tu blog como quien dice así que, hasta más ver solo te diré "final perfecto" no he adelgazado , simplemente he crecido... Encantada de leerte tan crecidita

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