jueves, 18 de agosto de 2011

De lo visible y lo invisible



Entre todos los tipos de relaciones, la mayoría de ellas están localizadas por lazos visibles. Tenemos familia...padres, hermanos, hijos, primos...esposas...y ahí están los papeles que lo demuestran. Esos papeles que tipifican la relación y que desgraciadamente impone de un modo implícito el grado de afinidad, cuando no de sentimiento que debe existir entre esas dos personas.



Si vemos pasear una pareja de la mano por la calle, o simplemente dos amigas...ese lazo son las manos unidas. Entre un grupo de amigos veremos un lazo en una mesa llena de bebidas a medio vaciar. La vida está llena de ritos que refrendan esos lazos que unen y que gustamos de mostrar. Sentimos una necesidad de dejarnos ver, de exteriorizar esos lazos. De ponerlos en común. Quizá porque en el fondo subyace nuestro deseo no sólo de existir, sino también de SER, de tener una identidad. Y aunque somos por nosotros mismos, o al menos debemos aspirar a serlos, también somos en función de esos lazos que nos unen y que nos enriquecen como personas.

Hay otro tipo de lazos...invisibles. Tal vez mucho más primitivos...Conoces a alguien y surge una química. Da igual de dónde proceda, ni los lazos visibles que mantenga. Tu cuerpo no valora eso sino que genera unas sustancias químicas que en unión a las de esa persona establece un lazo que puede ser más fuerte que algunos de los visibles.



La química puede establecerse al momento de conocer a una persona o mucho tiempo después. Es un misterio que se une a las reacciones físicas que desencadenan ese lazo recién creado. Al igual que en el caso de los lazos visibles, tratas de explorar los límites...descubrir hasta dónde llega el lazo, cuan fuerte te une a esa persona...te acercas, te alejas y buscas que la otra persona haga lo mismo para situarte en un mapa de relaciones, para conocer exactamente la longitud y latitud donde te encuentras. Para situarte en ese mapa del mundo.

Si algo semeja a los dos lazos es tal vez la necesidad de ser mostrados en público...de “presumir” de lazo, de que de algún modo sea verbalizado..aceptado por las dos personas y reconocido, .porque ocultarlo, invisibilizarlo, lo empequeñece, lo adelgaza, lo difumina y sientes que en el fondo hasta te minusvalora. Y cuando pasado un tiempo ese lazo permanece en la sombra, lo asola el frío y lo reduce a una estalactita que no tardará en quebrarse.  





8 comentarios:

  1. :o) Los lazos invisibles eligen no nutrirse de popularidad si no de luz, por algo será.

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  2. Repo...quizá me he explicado mal...no se trata de popularidad, sólo hablo de visibilizar.

    El no visibilizar, cuando es decisión de dos es muy respetable. Pero cuando se trata de la opción de sólo una persona deteriora una relación que podría ser muy hermosa y enriquecedora.

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  3. Te he leído por la mañana y no te pude comentar porque iba de carrera pero lo hago ahora...
    Yo siento que los lazos, las relaciones, son como seres vivos y necesitan cuidados, aire libre, luz, agua... contacto con otras formas de vida...
    Si no lo tienen se mueren, se pudren, se debilitan...
    Hay otras formas de vida apenas conocidas que no necesitan todo eso, pero tampoco son muy compatibles con nuestra forma de vida...
    En resumen, estoy de acuerdo con lo que mencionas en el último párrafo... mantener un lazo emocional en la sombra, es una manera de matarlo más o menos despacio y si no muere, por lo menos se vicia...

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  4. mmm...si, es verdad. al final todos los lazos necesitan mostrarse..pero no siempre es posible, o no del todo, por multitud de razones ...pero eso no los debilita, si son lo bastante fuertes y los alimentas adecuadamente solo los deja latentes, esperando su momento. y siempre llega.
    muchos besos

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  5. Es evidente que cada cual habla desde su experiencia. Todo es válido.

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  6. Oye, no sé si las hadas, pero las musas sí que te están rondando, porque estás inspiradísima en tus textos. Felicidades por tu cumple ( aunque tarde ).Del tema que aludes, no me da con un comentario compañera, necesito folios o quinientos cafés.
    Besos. Lenteja

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  7. Hola: les voy a contar algo que me sucedió y que tiene muchísimo que ver con los lazos invisibles que muchas veces la razón no entiende.
    Suelo subir fotografías a un sitio de arte español,donde los que visitan el lugar dejan sus comentarios sobre las mismas.
    Soy de Argentina y un español dejó comentarios muy agradables que llegaron a mi corazón, así empezó todo. el me escribía y yo contestaba, vía correo E-mail. Nació un lazo entre los dos muy muy fuerte a tal punto que sabíamos en el momento en que nos estábamos escribiendo, porque muchas veces lo hacíamos a la par sin saberlo o lo mismo cuando nos enviábamos mensajes por el Cel., se cruzaban los mensajes. Sin querer me encontraba con que El estaba a mi lado, como si lo conociera de toda la vida, eso era lo que me llamaba la atención. Había momentos en el día que a pesar de las distancias estábamos muy muy conectados. Esto duró 3 meses, El decidió acabar con todo porque estaba desequilibrando su vida, no podía seguir sosteniendo esto y obvimente que me destrozó el corazón pero lo entendí, su vida, su pareja corría en cierta forma peligro, porque nada es igual después de esa relación tan intensa, no en lo físico, pero sí en la conexión de dos almas, de dos espíritu. Soñabamos en conocernos, pero las cosas no se dieron. Se que aún piensa en mí como yo lo hago, porque hay momentos puntuales que su presencia es mi vida es muy fuerte. Tenemos muchas cosas en común que fuimos descubriendo a través de los correos y nos asombrábamos de las similitudes.
    Tampoco es fácil, sostener esto porque somos humanos y necesitamos algo más. El casado, yo en pareja, pero eso no impedía esa relación un poco platónica por decirlo de alguna manera. Ambos unidos por los hilos invisibles del amor y eso no se puede negar.
    Guardo todos y cada uno de los mensajes enviados por El, porque realmente son muy fuertes, amorosos, delicados.
    Aún espero que podamos un día retomar esa amistad tan especial.
    Un abrazo a todos
    Matilde desde San Pedro, Buenos Aires, Argentina.

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