jueves, 11 de agosto de 2011

Sueño de una noche de verano?


Hay cosas que parecen muy cercanas y lejanas a la vez. El tiempo posee esa cualidad...es tan elástico que hoy me he puesto a recordar y no podría decir si fue hace unos días o unos meses cuando te soñé.


Si, porque tuvo que ser un sueño. No puedo explicarlo de otra manera. Recuerdo que la noche era calurosa. En mi casa, el aire se había vuelto denso hacía un rato. Yo andaba tumbada y tan sólo llevaba un pantalón corto. Me movía buscando a cada rato el frescor de la sábana donde no hubiera restos de mi presencia aún.

Oí tus pasos en el pasillo y al momento apareciste. Llevabas sólo esas bragas negras sobre las que habíamos bromeado hace unos días. Me comentaste que no podías dormir y te invité a tumbarte a mi lado para charlar.

Respetuosas con el silencio de la noche intercalábamos los susurros con las voces a medio tono. No recuerdo de qué hablábamos pero si guardo la sensación de oírnos reír, de reflejar en nuestros tonos esa complicidad recién nacida.

Por una vez no quise preguntarme el motivo de aquella complicidad. Simplemente me dediqué a disfrutarlo. Lo consideraba un regalo que se me presentaba bajo tu aspecto y lo recibí agradecida. 

De repente, como en esos saltos que se producen a veces en los sueños, me encontré dibujando tu perfil con la yema de mis dedos. Me gustaba pasarlas por tus orejas, tu barbilla, la línea de tus labios...en un alarde de valentía pero recatada por el respeto que me imponías fui bajando lentamente mis dedos. Dejé que resbalaran por el espacio entre tus pechos y llegué al vientre donde me demoré. Encontré un placer inusitado en recorrer tu costado. Te miraba y tus ojos me sonreían. Qué belleza de mirada...Te veía tranquila y relajada, sonriendo de forma abierta por primera vez en muchos días y eso me produjo bienestar. Me empeñé en recorrer una y otra vez la línea del final de tus costillas mientras te balanceabas al ritmo de mi roce.

Tu cuerpo me gritaba pidiendo más pero tal vez me imponías demasiado. No me atrevía a cruzar la línea por temor a molestarte y perder ese buen rollo que una amiga había adivinado aún antes que nosotras.

Cansada de mi timidez cogiste con dulzura mi mano y la guiaste. Por fin cruzamos la línea y a partir de aquel momento mis recuerdos se pierden entre la ternura que irradiabas, el deseo que me trasmitía tu boca y mi asombro por lo que estaba sucediendo.

Nos reímos, nos besamos, nos acariciamos hasta que nuestras pieles cambiaron la sensación de calor por la certeza del calor intenso. El sabor dulce de tu piel se perdía entre las olas que me anegaban. El cariño se entremezcló con el deseo más profundo de explorar nuestro placer y acabamos rendidas en un abrazo húmedo cuando el cielo comenzaba a clarear.

Cuando al fin nos dormimos tuve la lucidez de pensar que aquel sueño sería de los que recordaría por mucho tiempo.

Confieso que abrí los ojos con el temor de lo que encontraría. Tus ojos estaban todavía cerrados pero al abrirlos me sonrieron de nuevo. Y pensé que hay noches que te traen sueños tan dulces, que merece la pena hacerlos realidad.

7 comentarios:

  1. ¿Lo disfrutaron ambas? Igual da si fue sueño o realidad, que la vida son dos días :P

    besos

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  2. Es el relato más hermoso que he leído en mucho tiempo. Precioso, Chris.

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  3. Eso son buenos sueños y lo demás pesadillas.
    Me viene a la memory una canción:
    "Que lindo que es soñar, soñar no cuesta nada, soñar y nada más con los ojos abiertos, y no te cuesta nada más que tiempo.." creo que da sonido a un video de boda de dos argentinas que tienen trillizos.
    Pero ese era otro sueño.

    Me ha encantado, Chris.
    Un beso

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  4. Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos, y eso será donde menos te lo esperas, en el instituto, en el supermercado o en mitad de una boda. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino sólo es el principio de otro, y lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado. Y esconderse es lo que menos te importa, lo que te importa es que estás tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu vida, y ya sólo importa el hoy, el presente y lo que queda por venir.
    (los hombres de Paco)

    Un beso preciosa! tQ!

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