jueves, 20 de octubre de 2011

Momentazo de otoño


Apuro los últimos días cálidos que quedan antes de que el frío se instale en las calles de Madrid y entre los límites de mi piel. He dado un corto paseo, dejando que el sol acariciara mi cuello. Caminando lentamente, contemplaba el cemento de las aceras, el alquitrán de las calles, el hormigón de algunos edificios. Hoy Madrid es gris y mi sombra afilada.

Los árboles comienzan a perder sus hojas y pronto yacerán desnudos a la intemperie. Los imagino y me estremezco porque soy yo la que me siento desnuda ahora mismo.

Hace un año que comencé ya el curso. Crecimiento erótico, que fue lo que más le llamó la atención a todas a las que se lo comentaba. Pocas reparaban en la otra parte...desarrollo personal. En este año he conocido a un montón de mujeres. Empezando por las del curso, un puñado de heteras con las que nunca me hubiera imaginado que iba a congeniar. No sólo hemos hecho piña (se nota que el dolor une) sino que me han ayudado a abrirme como nunca lo había hecho. Sin ellas me hubiera sido imposible conocer al resto de las mujeres que han ido llegando. Antes era demasiado cerrada.

Todas las que han ido apareciendo en mi vida me han aportado algo. La mayoría han llegado, han estado un tiempo cerca de mí y hemos terminado separándonos por motivos diferentes. Como si la vida les hubiera llevado hasta mí para que yo aprendiera algo nuevo y una vez cumplida su misión se marcharan. En algunos casos ellas se lo pierden y en unos pocos, nos lo perdemos las dos. Parte del proceso que inicié hace ya un año consiste en aceptar las ausencias cuando llegan, a dejar marchar a quien ya no quiere o no puede estar cerca de mí.

Hace unos días, a propósito de una comida familiar que tenía, alguien me emplazaba a comentar en el blog el “Momentazo del otoño” a imagen y semejanza de un post que publiqué en navidades. Pero es que el momentazo del otoño no ha tenido que ver con la familia (¿o quizá si?), sino con haberla conocido a ella. Una ella, que como otras a lo largo de este último año llegó por casualidad. Pero desde el principio algo la distinguió y fue la reacción que provocó en mí. Hicimos click...o al menos dentro de mí sonó ese ruido que te enlaza a algunas personas de manera inmediata. En nuestro caso ese click consistía en hablar durante horas, en reírnos con las mismas cosas, tener gustos idénticos, pensar muy parecido en temas básicos...sentía que ella era mi hermana gemela bollo, como un reflejo en ese espejo al que por fin había logrado asomarme.

Hoy se ha marchado. Ayer la vi preparando un pequeño equipaje y me quedé temblando esperando el momento en que me mirara a los ojos para decirme adiós. Por fin hoy se ha atrevido. Me ha sonreído y no han hecho falta las palabras...tan sólo su mirada dejando la mía anegada de lágrimas. Y mi alma envuelta en fragilidad.

Concierto para Oboe:



5 comentarios:

  1. Caramba, Chris... un abrazo fuerte...

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  2. Has elegido un momento melancólico... como el otoño.

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  3. Preciosa...un súper abrazo desde estos otros lares...Áninmo!!

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  4. No lo sé Chris... en ocasiones pienso que cuando sucede algo así es de cierta manera para dejar espacio a lo que ha de llegar... nada pasa por casualidad :)

    besito :)

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  5. Chicas...gracias a todas por vuestro apoyo y cariño...os siento cerca.

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