He encontrado tu nombre

Llevo semanas bloqueada. Sin poder escribir. Y si, es "tan sencillo" como que no me estoy sintiendo libre para hacerlo.

Las mujeres que en las últimas semanas me han comentado que me leen me han hecho reflexionar Ahora soy más consciente de que hay quien me lee y "simplemente" le represento una compañía (ya es un honor que alguien te elija de ese modo) y hay quien me lee y de alguna manera le influyo.

Constatar este último punto supone algo fuerte. Intuir que con lo que pongas algunas personas pueden sentirse heridas...o saber que hay quien espera que cuentes tu vida porque quieren enterarse de la de otras mujeres a través de lo que tú pones (qué aburrida tienes que estar, bonita, para perseguir a otra a través de lo que yo escribo).

¿Será la época? porque tras muchas semanas sin apenas asomarme a los blogs, me encuentro con esta entrada de Candela que viene a decir de un modo mucho más acertado que el mío, más o menos lo mismo.

Estar pendiente de que nadie se sienta herido con lo que cuento, que no puedas expresar lo que realmente te apetece para que alguna no tenga información de más...para mí eso traiciona el propio espíritu del blog. Quizá es que hasta ahora había conocido su lado más amable y todos los efectos positivos que puede tener este medio de comunicación. Está claro que en las últimas semanas estoy conociendo su parte más negativa y eso me entristece.

Y sé, querida Zami, que esta entrada no te va a gustar, como tantas otras mías. No es tu estilo, me dirás, aunque sé que esta vez no se trata sólo del estilo. Pero es que no sé decir de forma concisa todo lo que pasa por mi cabeza en las últimas semanas. He tardado tanto en mencionarlo por este medio porque no quiero herir a nadie y porque andaba buscando tu nombre. Hay que nombrar para que algo exista.

Ahora lo he encontrado.

Ahora puedo decirte lo mucho que me gustan nuestros ratos de risas, nuestros pequeños momentos de silencios. Puedo agradecerte el modo que tienes de enfrentarme con todos mis miedos. No quiero perder esos momentos en que tú escribes y yo leo. Aunque no haya una escalera. Aunque quede atrás el invierno.