Animal de Ternura

El día no presagiaba nada bueno. Demasiados nervios. Mucha luz, de la que daña mis ojos. El olor a pólvora que se colaba en mis pulmones. Tantos rostros nuevos y una tarea que no me apetecía en absoluto.

Pero de pronto se abrió la puerta y apareciste tú. Me quedé embobada mirando tu chaqueta morada con un smiley amarillo. Tu pelo, recogido en coleta y aquel mechón rebelde que caía por tu frente. Las gafas...pequeñas...te daban un aire interesante...mezcla de inocencia y carácter...

Te seguí con la mirada y cuando te agachaste a saludar a mi ex el mundo se me vino encima. Por qué todo tiene que estar relacionado con ella? Pero quise verlo por el lado positivo...tenía una excusa para acercarme a ti. Eras esa oportunidad que llevaba pidiendo a gritos durante semanas. Eras una lesbiana entre decenas de heteros. Eras una mujer entre tanta amenaza fantasma. Eras la mujer que esperaba. Y no podía haber deseado nada mejor.

En cuanto pude me acerqué. Utilicé torpemente esa herramienta que tan mal resultado me da últimamente...el humor. Te vacilé metiéndome con las feministas y no...no cogiste mi ironía. ¿Te habrás dado cuenta ya de que soy un poco feminista?

Apoyadas en la pared, la una al lado de la otra, nos mirábamos a los ojos. En un momento nos convertimos en adolescentes azoradas...Sonreíamos y te fijaste en mi hoyelo, ese que aparece a la izquierda de mi boca cuando me siento realmente a gusto con alguien.

Nos sentamos frente a frente. Recordé ese poema que dice...

No te lo pienso decir,

lo tendrás que adivinar.

Por mis ojos,

que te miran degollados.

Por el pelaje,

que se eriza si te toca...

Por las uñas,

que te sueñan bien cerquita.

Lo tendrás que adivinar:

que soy

animal de ternura.*  

Entonces me cogiste las manos y lo adivinaste al momento.

Jugaste con ellas, acariciaste mi dorso, recorriste mis dedos en un baile sensual. Juntas descubrimos el contorno de nuestras manos. Tímidas, como somos las dos en un principio, eludíamos la mirada concentradas en nuestro sentido del tacto.

Me dejaste clavada cuando me dijiste...tengo la sensación de que te proteges en un principio, simulando ser alguien diferente, pero cuando dejas que se te acerquen eres muy dulce y tierna. ¿Qué se puede contestar cuando sientes que te han desnudado en 5 segundos? No tenía miedo de ti, tan sólo me sentía desnuda. Nunca nadie me había captado tan rápidamente. Quizá es que dejé que mis dedos hablaran por mí...

Nos levantamos y fuiste caminando. Por un momento tuve la sensación de ser un perrito faldero tras tus pasos pero al poco llegamos al destino. Allí te tumbaste apoyando la cabeza sobre mi pierna. Qué escorzo tan hermoso... Con mi brazo desnudo sobre tu pecho, revisando tus muñecas, comparando colores, texturas y formas...

Tu rostro, niña de agua, quedó tranquilo cuando comencé a acariciarte. Sentía magia en las yemas de mis dedos. Bajo ellos fueron pasando los párpados, las pestañas y los suaves aleteos de tu nariz.Tu rostro moreno, la delicada línea de tu barbilla, la comisura de tus labios...que no cesaban de llamarme, que me moría por besarlos... El mundo desapareció en aquel instante. Después tuvieron que contarme lo que había pasado a mi alrededor porque aquel momento era sólo nuestro. Con las respiraciones algo trabadas por la emoción y sin dejar de sonreír nos demoramos en la hermosa tarea de conocernos, de acoplar nuestros ritmos y dejarnos llevar...

Eras el talismán que me faltaba, la carta urgente que hacía tiempo que me debía. Eras una tormenta de arena de colores cubriendo mis sentidos. ¿Y tú dijiste que yo era ternura? Experimenté tantas sensaciones en unos minutos...puro mediterráneo tranquilo y sosegado, azahar dulce de primavera, cuerpo de naranjo...niña de agua...si, niña de agua...sólo falló ese último abrazo.

* El fragmento del poema que he reproducido es de Txus García que me ha permitido amablemente que cofiera el titulo del poema para encabezar mi post