Leo en el periódico una frase que me
resuena... nadie sale ileso de la infancia...
Y me da por pensar que es totalmente
cierto. Que en esa fase de la vida que de alguna manera inconsciente
buscamos perpetuar, todos sufrimos heridas que nos marcarán por
siempre.
Quizá la mayor herida que podemos
sufrir es la de sentirnos abandonados, sentir una pérdida profunda
en cualquiera de sus vertientes. Descubrimos, asumimos, aprendemos de
niños que la pérdida es la medida del amor. Y repetiremos ese
esquema toda la vida.
Estos días reparo más en las personas
que me rodean y que siento que viven marcadas por esas pérdidas.
Pienso en mi amiga V. tan alojada en su propio laberinto que hace
tiempo que dejé de saber cómo ayudarla.
Pienso en Ella, que me ha pedido que no
me vaya. En su mirada había un océano de miedo y tanta pérdida
reflejada, que la sentí niña inundando de tristeza toda mi casa.
Simplemente se me rompió el alma.
Y pienso en mí misma, en cómo cuando
me siento abandonada regreso de forma automática a ser esa niña
perdida, que llora, que no puede razonar y que sobre todo, no
encuentra palabras con las que dialogar...
Si, creo que cuando de adultos sentimos
esos abandonos retornamos a la niñez. Todos nos convertimos en niños
cuando perdemos o sentimos que perdemos a alguien que realmente nos
importaba. Porque de adultos somos capaces de enfrentarnos a todo
menos al abandono.
Abrazos para repartir.
ResponderEliminarUy, casi que me los quedo yo todos. Que egoista soy, jeje!!
EliminarPreciosa entrada llena de verdad
ResponderEliminarGracias Jam. Me da la sensación de que has logrado entenderme y es una sensación muy agradable.
Eliminar:-)
Hay un libro muy recomendable para estos casos llamado: "Mis antepasados me duelen", refleja mucho de lo que tú has dicho, y mil cosas más. Nos habla de cómo las historias de los que nos precedieron, incluso hablan de los que ni conocimos, nos influyen. Es bastante bueno y curioso.
ResponderEliminarA mí me da mucha pena que la pérdida sea la medida del amor, prefiero no pensar que así es, porque de lo contrario me moriría de tristeza, y ya parte de mí murió por pérdidas muy importantes.
Un abrazo.
PD: por cierto, yo también te pido que no te vayas... acaso te vas? espero que no.
Vista la ristra de comentarios que hacen mención a lo de la medida del amor, creo que no llegué a expresar correctamente lo que quería decir.
EliminarMe basaba en una cita de Jeanette Winterson. Cuando de pequeña aprendes que el amor que se supone que debe ser incondicional conlleva una pérdida, un abandono, de algún modo aprendes que el amor futuro nunca será más que una antesala de ese abandono. De adulta puedes aprender a amar aunque es un aprendizaje arduo.
Tranquila, andaré cerca. Y si acaso marcho, siempre dejaré miguitas para que podamos encontrarnos. Gracias rubia!
Un abrazo enorme!
El mayor miedo del ser humano es el abandono, el desprecio. Y las memorias antiguas se activan y las cicatrices restañan. Pero ya no somos aquellas piezas indefensas que fuimos. Ahora tenemos herramientas para defendernos. Necesitamos hacer duelo por la infancia perdida, la inocencia destrozada, el tiempo dolido y no permitir que el dolor de ayer se siga colando hoy. No es fácil pero tampoco imposible.
ResponderEliminarUn beso.
Tienes razón Cerecilla. Con un poco de suerte, en algún momento de nuestars vidas logramos mirar hacia atrás sin ira...
EliminarUn abrazo.
:-)
Los miedos son libres, y no solo vienen de la infancia,(los niños suelen magnificar las cosas)de todas maneras magnificadas o no , son un trauma, y los mayores igual aunque no todo obedece al pasado, también la vida que decidimos vivir nos afecta, y esa no es fruto del pasado sino de nuestra elección.
ResponderEliminarla semana pasada vi un programa de televisión a una pareja , ella era ingeniero viajando por todos los sitios, él era representante de algo. Su vida se había convertido en un stress de idas, venidas, actos....Y un día se sentaron y decidieron si valían la pena tanta vorágine.
En definitiva, se fueron a vivir al pueblo de los abuelos de la mujer, arreglaron la casa, y abrieron un pequeño negocio de miel o algo así...Eran felices y se notaba. Con eso quiero decir que muchas de las cosas que no nos ayudan a vivir son fruto de nuestra elección, no sólo de un trauma pasado.
Yo viví en tiempos de estudiante con una mujer con una infancia (....) y hoy en día es feliz, realizada, siempre recuerdo que decía .Si no te encuentras o te sucede algo verdaderamente insuperable, mueve el culo y ves a alguien que te ayude...en vez de llorar como una plañidera esperando la compasión ajena....¿qué adelantas con tener una corte de pañuelos si el problema eres tú y está en ti y sigue en tí?... Entonces me pareció un poco "burra" pero ahora creo que tiene razón.
En realidad mi comentario iba más sobre la herida que nos produce en general en la infancia cuando sufrimos un abandono, o una muerte "prematura". Pero en fin, es cierto que no te puedes pasar la vida llorando por las cosas que pasaron...
EliminarBesos, Miss Pérez.
En la frase del periódico cambiaria infancia por adolescencia. Creo que de la infancia salimos ilesas pero la adolescencia ya es otra historia.
ResponderEliminarSobre las pérdidas y abandonos volver a la infancia es un signo de añoranza. Añoramos cuando nos abrazaban transmitiendo amor y seguridad, haciéndonos sentir que nos entendían y no estábamos solas. Al crecer no es fácil encontrar a alguien que te haga sentir lo mismo.
Una abraçada,
A ver si consigo explicarme... cuando somos niños y sufrimos la profunda herida de un abandono inesperado, queda grabado de tal manera, que cuando nos sucede en otros momentos de la vida, aunque ya seamos adultos, aunque ya tengamos herramientaspara gestionarlo de otro modo, el dolor se asemeja por completo al que sufrimos entonces. Volvemos a ser los niños que sufrieron ese golpe.
EliminarUn abrazo, Rosa.
A mí el tema de la infancia me sigue doliendo,así que no digo nada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Entonces no digamos nada, Alas. Sólo déjame que te mande un abrazo, si?
Eliminar:-)
" Aprendemos de niñ@s que la pérdida es la medida del amor" ¿sí? ¿Lo aprendemos de niñ@s ?...Pues yo no lo aprendí, será porque andaba distridilla "intentando comprender" la existencia (la vida) y asumiendo la muerte . Me distraigo facilmente ;-)
ResponderEliminarY que ¿La pérdida es la medida del amor? Ese pensamiento/frase puede hacer muuuucho daño, mucho más daño que el que pueda producir " la pérdida".
Lamento que V se encuentre así, ojala encuentre "su hilo de Ariadna" es decir, que encuentre utilice la herramienta necesaria para salir de su laberinto y así deje de estar perdida.
Siento que tu casa se quedase llena de tristeza.
Con el tiempo he aprendido que cada una tiene sus ritmos y sus procesos. No puedo hacer nada por V. Intento no alejarme del todo. Hago equilibrios para no salir dañada de su situación y al mismo tiempo que vea que sigo cerca del algún modo.
EliminarY lo bueno de estos días es que puedo abrir el balcón y dejar que entre la primavera a llevarse la tristeza.
Nos vemos mañana? Un beso!
Sí, nos vemos en un rato .
EliminarFeliz jornada.
YUPI!!!
Eliminarque unua vez al año no hace daño!
También hay muchas personas (o al menos las suficientes) que no nos abandonan nunca.
ResponderEliminarPodríamos aprender y mucho, sobre los animales no humanos, esos que siempre esperan en la puerta tu llegada, que se preocupan (a su manera) por tí, que te adoran sin condiciones.
PD: ¿Fuiste al Moma, al Museo Metropolitan, o al Guggeheim de NY? Me encantaría ir a esos tres sitios.
Un abrazo!!
Zoe y Lúa son una ricura y se han portado muy bien conmigo en los días malos. Y eso que se supone que los gatos pasan de ti!
EliminarMOMA y Metropolitan. Al Guggenheim no me dio tiempo. El MOMA lo vi rapidito. En el Met te puedes tirar tranquilamente 12 horas. Es enorme!!
Hace poco leí en un blog de una psicoterapeuta, algo así como que nuestro cerebro está dividido en dos partes: la parte adulta y la parte niña.
ResponderEliminarCuando algo va mal, cuando estamos nerviosas, inquietas, ansiosas, enfermas o cuando fundamentalmente tenemos miedo, nuestra parte niña se pone en modo on, y entonces necesitamos mimos de los demás, de nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros amigos...
Y eso está bien hasta cierto punto. Pero como no siempre podemos depender de los demás, lo que tenemos que hacer es una tarea eficaz a la par que compleja: activar también nuestra parte adulta y que salve a nuestra parte niña.
Cosas de humanos...
Un abrazo.
Pues no estoy de acuerdo con esa explicación del funcionamiento de la psique. Pero si creo firmemente en la convivencia entre la parte infantil y la parte adulta como necesidad para poder equilibrarnos.
EliminarBesos
Bueno, yo tampoco he dicho que esté de acuerdo. Sólo exponía una especie de teoría que había leído recientemente :)
EliminarBesos.
Veo que lees a la Winterson... y la interiorizas. Describe muy bien todos los traumas de "la patria de la infancia", -mira, otra cita-pero, también tenemos la capacidad de convertirnos en resilientes ( Busca y lee a Boris Cyrulnik ), es lectura comprensible y muy útil, no mete muchos palabros ni diagnósticos psiquiátricos rarunos... Y sí, siempre somos la niña que fuimos, por suerte, gracias a ella , somos lo que somos...
ResponderEliminarBesos.Lenteja
Ay Lentejilla!! qué alegría que hayas dado con la clave!! Si no fuéramos resilientes no podríamos manejarnos de adultos de ningún modo.
EliminarNo es que haya interiorizado a la Winterson, es que me veo reflejada (calcada) en algunas cosas que cuenta y encuentra las palabras para describir sentimientos que yo nunca he sabido pronunciar.
Me quedo con... gracias a la niña que fui... soy lo que soy. Si. Y estoy orgullosa de ello.
Un abrazo apretao!
Vaaale, ahora comprendo un poco más la frase que me impactó. Sentía que me faltaba algo, que me faltaban "palabras" para comprender la finalidad de esa conclusión. Gracia por la pista Lenteja. Winterson es una de mis asignaturas pendientes.
ResponderEliminarGracias Chris por la entrada.
Me alegro de que Lenteja haya aportado luz sobre lo que yo torpemente trataba de expresar. Y me alegro más de que haya surgido este sano debate en el que cada una ponía sus ideas o experiencias encima de la mesa.
EliminarUn abrazo.