Tengo un montón de cosas pendientes desde hace semanas pero llego cada tarde a casa y me ocurre lo mismo. Me quedo pensando en las musarañas, mirando cualquier cosa en el ordenador y apenas me organizo más que para las cosas urgentes. Así me va, claro, que se me acumulan y se me acumulan y ya llevo mes y medio con la bombilla del pasillo fundida.
Dispera... y más. No hay manera, no hago carrera conmigo misma. Me doy una de cal y otra de arena. Trato de no agobiarme pero tampoco dejarme. Y en esas ando, intentando encontrar un equilibrio complicado. Sé que hasta que no me ponga a hacer las cosas no tendré ninguna gana de hacerlas. Pero supongo que sigo esperando el milagro.
Para intentar animarme, o forzarme a base de que me sienta responsable de todo lo que no hago, he elaborado una lista de tareas que apremian por el retraso que llevan. Al menos, al tenerla por escrito, la veré y me pinchará...
Y es que estoy planita, planita. Sin fuerzas ni energías. Paso la mañana en el trabajo bostezando aunque haya dormido 6 horas. Me quedo mirando el ordenador sin entender por qué no aparecen algunos datos en pantalla, hasta que reparo que ni siquiera estoy utilizando el programa que me puede dar la información que necesito. Sigo con el hierro para intentar mejorar mi estado de empanamiento mental. Pero no sé si es irreversible.
Y ese empanamiento mental se traduce en una sensación de anestesia emocional. Acaba de finalizar la Feria del Libro y me he comprado 5 libros. Me estoy leyendo el tercero y me pasa como con todos los que he leído ultimamente... no me llega ninguno. No sé qué espero de la literatura pero lo cierto es que ninguna historia que haya leído en los últimos 6 o 7 meses me ha conmovido ni un poquito. No logro conectar lo que leo con mis tripas. Y estoy segura de que es más cosa mía que de toooodos los libros. Los sentimientos están ahí, pero.....
Hay momentos, pequeños momentos en que aparecen o afloran las emociones, los sentimientos... con fuerza, como cuando desperté de la siesta el domingo... El resto es silencio.
Simplemente toca esperar a que llegue lo que sea que me desatasque...
ay, la astenia + la ferritina causan estragos.
ResponderEliminarel último libro que me emocionó fue en 2000, ánimo, tú puedes :-)
beso y achís.
Se pasan épocas en que puedes con todo y otras en que parece que te diluyes, no tienes ganas y no llegas a nada.
ResponderEliminarNo te agobies más de la cuenta y ya te irás poniendo las pilas a tu ritmo. Mientras no dejes cosas en medio del pasillo ;-)
Una abraçada,
Esto es una época, y solo eso... Lo importante es pasarlo pronto. Ánimo!
ResponderEliminarbueeeno...no hay que preocuparse...en el pasillo de mi cass hay tres alogenos...y solo funciona uno...cuanfo se funda sacare la linterna que llevo en el bolso.
ResponderEliminaruff... yo creo que seis horas de sueño son pocas. Si sólo miras como dejadez que todavía no has cambiado la luz fundida del pasillo te olvidas que, desde otro punto de vista, estás no-gastando electricidad. ¿Son tan importantes esas cosas que sí o sí tienes que hacer? Quizá tienes una época en la que esperas demasiado de la literatura y te frustras porque no cubre tus expectativas: utilízala como entretenimiento intelectual y si no te sirve eso deja de leer un tiempo. Y ánimo, que estos cambios de tiempo, por narices, nos afectan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ains.es tiempo de vitaminas,(de todas clases) supongo.
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